El ambiente en este lugar es cortante, en cualquier momento ocurrirá una catástrofe, Joseph sigue delante mío tratando de dialogar con estos 2 sujetos que dejaron escapar su rabia al escucha el tiempo en el cual termine el examen teórico, Kala esta aferrada a mi túnica, está temblando, ella debió de haber pasado por algo similar cuando pequeña, debo de hacer algo, pongo mi mano en la cabeza de Kala para tranquilizarla, ella me observa, esta visiblemente temerosa.
– Tranquila, no dejare que nadie te lastime, confía en mí, los voy a proteger a todos.
Sonrío mientras digo esto, el temblor de Kala se detuvo, en su expresión ya no demuestra temor, aunque su cara está un poco roja, lo bueno es que ya está más tranquila, ella asiente con su cabeza, observo a los otros 2 que seguían emitiendo esa sed de sangre, tomo aire y comienzo a caminar, Kala me suelta, llego hasta Joseph, toco su hombro, el me observa.
– Joseph, esto lo inicie yo, así que me toca enfrentar las consecuencias. – Joseph se sorprende con mi frase.
– Está bien, pero recuerda, te ayudare si ocurre algún problema.
Dice Joseph quien se hace a un lado, los demás incluyendo a los maestros solo observan esta situación, nuevamente comienzo a caminar donde están el Dracónico Trajakt y el Centauro Alado Teilius, con cada paso que doy su sed de sangre es cada vez mayor, siendo sincero aún no he pensado que decir o hacer estoy a pocos pasos de ellos, rápido piensa en algo…claro es un Dracónico, en esencia, es un dragón solo que más pequeño y con forma humanoide, ya no hay tiempo voy a hacer eso aunque no estoy seguro de los resultados, detengo mis pasos, estoy a pocos centímetros de Trajakt, levanto mi vista y lo observo a los ojos, sus dientes sobresalen, sus músculos están tensados, el cualquier momento me atacara.
– Maldito Humano, te atreves a pararte delante mío, yo mismo acabare con toda tu despreciable raza, y empezare por ti. – Su sed de sangre es sofocante, tanto la Maestra Dayan como el Maestro Uíkorn empezaron a aumentar su mana, es momento de iniciar.
– Se que cualquier cosa que diga, sea lo que sea, no saciara tu prejuicio contra los Humanos…así que hare algo que solo tú puedes hacer, tienes razón, soy un Humano, de eso no hay la menor duda, en tu caso, tu eres un Dracónico, eres descendiente de los Dragones, de hecho poseen las mismas habilidades…eso incluye el poder detectar un mentira, aunque los dragones pueden hacerlo mediante las ondas de mana, en tu caso es poco diferente, requieren de contacto directo, así que te propongo esto…júzgame tu mismo, comprueba si realmente soy ese monstruo que crees que somos todos los Humanos.
– Es suficiente están llegando demasiado lejos deténganse. – La Maestra Dayan libera su mana, al igual que el Maestro Uíkorn, comienzan a acercarse, entonces estiro mi mano en dirección de ellos, detienen su paso en seco.
– Por favor, estoy seguro de que saben lo que estoy a punto de hacer, pero, por favor, si simplemente detienen esto, nunca pararan estas agresiones, así que déjenme intentarlo, se los suplico. – La Maestra Dayan está claramente reacia a que continúe con este plan, vuelve a acercarse, en ese momento el Maestro Uíkorn la detiene, coloca su mano en su hombro.
– Dayan, obsérvalo, él es quien estableció este magnífico récord, no creo que haga cosas al azar, si pasa algún problema grave intervendremos, pero, es nuestro deber el guiar y confiar en nuestros alumnos, lo más probable es que ellos sigan en la Universidad, así que, confiemos en él.
Con esto la Maestra Dayan vuelve a estabilizar su mana, muchas gracias Maestro Uíkorn…pero… la verdad es que ni yo estoy seguro de lo que voy a hacer, no voy a mentir, tengo miedo, mucho miedo, sus garras pueden despedazarme sin mucho esfuerzo, tengo miedo, pero a la vez, quiero tratar de ayudar a quienes me importan, vamos, tú puedes solo hazlo, respiro profundamente y lo hago, para que un Dracónico pueda percibir las mentiras deberá de colocar su mano en la cabeza del juzgado, es decir, tendré sus afiladas garras directamente en una de las zonas más importantes de mi cuerpo, cualquier daño en este sitio provocara secuelas graves, la muerte está a solo un pequeño apretón de sus garras, tomo su mano y la coloco en mi cabeza, los demás quedaron espantados al ver esta escena.
– ¡Guille no, detente ahora mismo, puedes morir! – Era el grito desesperado de Kala, al parecer los únicos que sabían de cómo los Dracónico pueden percibir las mentiras eran los Maestros Dayan y Uíkorn, por supuesto también el mismo Trajakt.
– ¡Guille no, estas yendo muy lejos, Maestros se los suplico intervengan ahora mismo!
Ahora era Joseph quien gritaba preocupado por mi integridad, perdón no quería preocuparlos, pero, es lo único que se me ocurrió, discutir hubiera sido peor, están muy cegados por la influencia de los demás, esta es una cadena de odio la cual una simple discusión no podrá romper, esto es algo que espero calme un poco su odio contra nosotros, también puedo percibir como Anastasia deja escapar un poco de su mana, está concentrada en Trajakt, ella tiene intensiones asesinas contra él.