Finalmente estoy recuperado, ya no siento ese insoportable dolor, recobro la conciencia, abro los ojos, a mi lado se encuentra Wendy sosteniendo mis manos, sus lentes están empapados debido a sus lágrimas, no deja de llorar, cuando se percata de que estoy nuevamente consiente coloca su rostro en mi pecho.
– No, no vuelvas a usar algo como eso otra vez, tus órganos estaban prácticamente destrozados, un poco más, solo unos minutos más, y hubieras muerto.
Lo dice de manera entrecortada, tengo el pecho al descubierto, gran parte de mi ropa está destrozada, las prendas superiores están agujereadas, las marcas de las dagas son claras, al igual que mis pantalones y mis zapatillas, no es solo eso, si bien mi cuerpo ha vuelto a la normalidad, no es lo mismo con mi vestimenta, son un vestigio claro de los combates que he enfrentado a lo largo de este torneo, en especial por el color carmesí que se han tornado, solo falta un enemigo más, observo a Wendy sin hacer acción alguna, espero a que se tranquilice, luego de unos segundos de constante lamento ella no se detiene.
– Cálmate de una vez por todas, eres una Maga Sanadora, deberías estar acostumbrada a ver cuerpos en una situación similar o incluso peor. – Wendy deja de llorar al momento en el cual dije esto, levanta su rostro de mi pecho y me observa fijamente.
– Estoy preocupada por ti, no comprendes el peligro al cual te expusiste, si no te controlas. – La interrumpo.
– Primero que nada, no necesitas preocuparte por mí, no olvides tu labor, eres alguien neutral con solo un objetivo, sanar a quien ingrese por esa puerta, eso y nada más, en segundo lugar, conocía perfectamente los peligros, no soy imbécil, estaba en un equilibro constante, solo desactive el flujo de electricidad cuando me asegure de que podrías sanar todas mis heridas, además, el bastardo que se atrevió a lastimarme sufrirá las consecuencias por el resto de su vida. – Lo digo con un tono sereno pero muy frio, es como si estuviera hablando papá, en mi mirada también se refleja esa frialdad. – Ahora, muévete, aún falta un combate más, no quiero desperdiciar mi tiempo como la vez pasada.
La expresión de ella cambio por completo, del llanto a la ira.
– ¡Imbécil, quédate quieto, yo decidiré cuando abandones este cuarto, debo asegurarme de que estés en condiciones óptimas, así que quédate recostado por unos minutos comprende que tu situación es crítica y no se discute nada más! – Quedo atónito con su cambio de humor, fue muy brusco, hace unas caras muy raras cuando se enfada.
– De acuerdo, pero solo por unos minutos, después de todo ya estoy bien, así que deja de hacer este escándalo. – No sirve discutir, sé que no cambiara de parecer.
Finalmente se tranquiliza, nuevamente cambia su expresión por completo, ahora sonríe, que cambios tan bruscos en un lapso tan ínfimo de tiempo, luego de unos minutos, me deja marchar, vuelvo a la habitación para esperar a que termine el combate, no hay nadie en este lugar, me siento y comienzo a pensar en las diferentes variables que sucedería con mi posible rival, si bien, el elfo de cabellos plateados demostraba una superioridad notoria, la mujer en todo momento parece esconder algo.
Los minutos transcurren y la puerta de la habitación se abre, ingresa el Aveles con la mujer, ella es un poco más baja que yo, piel muy pálida, cabello largo y completamente liso de color rojo, un flequillo en su costado derecho del rostro cubre levemente esa zona, ojos de color amarillo los cuales relucen como el oro, viste una blusa con encajes color blanco, falda de color rojo con vuelos la cual llega hasta más arriba de sus rodillas, botas de cuero negro, guantes de color negro los cuales cubren hasta la mitad de su palma y medias oscuras con encajes que llegan hasta un poco más abajo de su falda, de rostro muy fino, en resumen, es hermosa, la mirada de ella no se despega de mí, eso no es lo más importante, pude escuchar cómo se abría la primera puerta por la cual volvemos de la arena, ellos ingresaron inmediatamente a esta habitación, por más que busco un indicio no lo encuentro, su blanca blusa está perfectamente limpia y reluciente, ella gano sin sufrir una sola herida, tampoco demuestra cansancio, ambos nos observamos fijamente, no comprendo la razón pero no puedo evitar sonreír, me siento emocionado, ella también lo hace, el sentimiento oscuro que me dominaba se desvanece de golpe, en el cartel pegado en la pared solo quedan nuestros nombres, se llama, Bianca Solut, será mi rival en el último encuentro, a pesar de no decirnos una sola palabra, demostramos nuestras ansias de iniciar el combate, pero somos interrumpidos por el Aveles.
– Ahora que están decididos los dos mejores participantes, iniciaremos con el ultimo combate de este torneo, recuerden que la suerte de su empresario depende de ustedes, debido a que la participante Bianca Solut no presenta herida alguna, comenzaremos de inmediato, al menos que la participante quiera descansar unos minutos más o recurrir a un mago. – Bianca lo interrumpe.
– No es necesario, ambos queremos iniciar cuanto antes.
La voz de Bianca es cautivadora, atraería a cualquiera que la escuchara, me levanto de mi asiento, me acerco a Bianca, ambos nos observamos fijamente, el Aveles contiene la respiración por unos instantes.