Lo voy a matar, sufrirá, se arrepentirá, esos pensamientos inundan mi cabeza, fijo mi mirada en Kaika, mientras más deseo asesinarlo, me siento cada vez más cómodo y relajado, mi cuerpo no deja de expulsar esta aura de color negro la cual se pierde en el cielo, la luz del día se opaca, llegando a ser tan oscuro como la noche misma, este torrente en algunos momentos deja escapar un sonido chirriante, haces de energía pura son liberados a cada instante, la sonrisa de Buterio y sus demás acompañantes ha desaparecido por completo, ahora tiemblan de miedo.
– ¡Qué esperas, acaba con ese niño, el viejo no puede vivir, has todo lo necesario para evitar que se recupere! – Buterio ha logrado superar el miedo, pese a decir esta frase con una clara falta de control, desborda desesperación.
Kaika afirma con su cabeza, atacara, pero se detiene debido a que elevo mi sed asesina.
– No lucharemos en esta zona, iremos donde nadie nos interrumpa, un lugar donde pueda luchar en serio, sin limitarme, quiero disfrutar el hacerte sufrir.
Sonrío tétricamente, mi voz es serena pese a que demuestro mis deseos de sangre, Kaika vuelve a quedarse paralizado preso del miedo.
– ¿Guille, que te sucede?
Pregunta Eri, giro mi cabeza y la observo de reojo, está a un lado de Dileas, ella tiene una expresión de terror, más bien todos me observan de esa manera, es como si sintieran a un monstruo el cual se encuentra delante de ellos, de hecho, me temen más a mí que al mismísimo Kaika.
– Escúchenme atentamente, el único peligroso es ese maldito que ataco a Dileas, los otros incluyendo al gordo a duras penas se acercan al promedio de los magos, cualquiera de ustedes tres puede enfrentarse solo con todos ellos, pero tengan en mente una cosa, nunca dejen de proteger a los Silvis y, por sobre todo, que nadie interrumpa a Melíades, o de lo contrario, el viejo morirá sin salvación alguna.
Cuando dije estas palabras la sensación de miedo que estaba presentes en ellos disminuyo, Kaika poco a poco está retomando el control de su cuerpo, Eri se coloca de pie y toca mis brazos que se encuentran fracturados.
– “Sanación, Nivel 7” – Mis brazos y manos están completamente recuperados, aunque ahora Eri casi no posee mana, coloca su rostro en mi espalda, esta exhausta. – Perdóname, es lo único que puedo hacer, aun no soy lo suficientemente fuerte.
Su respiración es pesada, cae de rodillas al suelo, ha llegado a su límite pero sigue consiente, no dejo de observarla.
– ¡Es imposible que te quedes paralizado, atácalo de una vez, no malgaste mi dinero en una cosa que mantiene sus emociones!
Buterio ha perdido la paciencia, con esas palabras Kaika vuelve a su estado normal, está preparado para atacar, dejo de observar a Eri y me fijo en él, en un parpadeo estoy frente a sus ojos, elevo mi brazo y agarro su rostro con tal fuerza que puedo sentir como su cráneo se resquebraja bajo mi palma, una de sus rodillas toca el suelo.
– Dije que no nos enfrentaríamos en este lugar, vienes conmigo, “Portal, Lugar Desértico Y Sin Vida”.
Es un portal especial, no determino una zona específica, por el contrario, dependiendo de la configuración del hechizo, en este caso, me transporto a una zona aleatoria dentro del planeta que cumpla con esas características, desértico y sin vida, mi portal aparece detrás de Kaika, sin dejar de sostenerlo doy un veloz paso para adentrarme en el portal, se crea una explosión sónica debido a mi velocidad, dejamos atrás este lugar, aparecemos en medio del desierto, cuando toco la arena de este sitio, aprieto con más fuerza y lanzo a Kaika varios metros, al igual que antes, el cielo se oscurece por el aura que expulso, cuando él está por impactar se recupera, cayendo de pie, levanta la mirada y me observa.
– ¿Por qué me has soltado? tenías una clara ventaja y aun así no la has aprovechado. – Cuando el habla no demuestra ninguna clase de emoción.
– Ya te he dado la respuesta, no es que te haya dejo libre, sencillamente… – Sonrío como un lunático y lo observo. – No busco ganar rápidamente, voy a disfrutar el torturarte, vas a retorcerte de dolor antes de morir. – Kaika se sorprende con mi respuesta.
– No comprendo el motivo, no debería sentir nada, pero mientras más te observo, es mayor el terror que me provocas, hay algo que está mal dentro de mí. – Kaika analiza su cuerpo en busca de algún problema.
– Crees que me interesan tus preocupaciones, cierra la maldita boca y prepárate, quiero ver como lloras de dolor. – Kaika vuelve a observarme.
– Es como si no fueras un Humano, este sentimiento que emanas, es similar al de un Demonio Superior o un Dios Oscuro, ¿qué eres? – Cubro mi rostro, debido a que su pregunta me provoca una risa espontanea.
– ¡Jajajaja! – No puedo controlar mi carcajada.
– ¿De qué te ríes? – Pregunta Kaika con una voz temblorosa.
– Esa pregunta ya me la hicieron antes, fue un imbécil que se atrevió a atacarme junto a otros tres bastardos, aunque ahora están muertos, sus almas fueron destrozadas a tal punto que no quedo rastro alguno de ellos, aunque siendo sincero, yo no fui el que los remato, pero…- Observo a Kaika mientras sonrío. – Ahora voy a tener la suerte de asesinar a mi enemigo yo mismo. – Tomo una gran bocanada de aire. – Dado que vas a morir voy a decirte la misma respuesta que le di a ese sujeto…que quien soy, la respuesta es sencilla, yo…soy tu peor pesadilla.