La expresión de Sylvana es una la cual nunca había visto en ella, siempre mantiene su compostura pero ya no queda rastro alguno de esa forma de ser, todo desde que escucho el nombre de mi madre, aunque no es la única, los otros tres también están sorprendidos, pero el nivel de exaltación de Sylvana es insuperable, no deja de observarme, se mantiene de esa manera por unos instantes, hasta que de un momento a otro cambia drásticamente, eleva su mana, en su rostro está plasmado la ira más pura que he presenciado.
– Mocoso de mierda, hay cosas las cuales no puedo perdonar, eso incluye a los malditos que utilizan el nombre de Diana, cualquiera que se atreva a mancillar su legado, lo asesinare de la manera más dolorosa y tormentosa existente. – Su ansia de sangre es palpable, sus ojos se tornan de un rojo carmesí, es como si deprendiera sangre, se mueve muy rápido, en un pestañeo esta sobre mí, estira su mano derecha, coloca su dedo índice sobre mi frente. – Te daré una última oportunidad, pero si vuelves a utilizar el nombre de Diana, te asesinare.
La presión que ejerce Sylvana provoca que los otros tres respiren con dificultad, pese a todo, me mantengo firme, la observo fijamente y digo.
– Tu más que nadie debe de percatarse que no estoy mintiendo, lo repetiré las veces que sea necesario para que me creas, soy el hijo de Diana Griffin.
Eleva su mana a niveles los cuales nunca había sentido, concentra su mana en el dedo que toca peligrosamente mi rostro, se encuentra en un estado de negación, pese a poder detectar una mentira, hace oídos sordos a lo que sale de mi boca, no me quedare sencillamente sin hacer nada mientras ella me ataca, también elevo mi mana, somos dos monstruos los cuales están uno frente a otro, estos niveles de poder, la bendición que recibí de Itania, es un hecho, puedo rivalizar con ella, pero sé que Sylvana aún no libera todo su potencial, esto provoca que los otros tres queden atónitos por el aumento repentino que he sufrido.
La tensión es cortante, Sylvana ha comenzado a dudar, no dejo de observarla, sus brillantes ojos son hipnóticos, más bien, ambos no dejamos de mirarnos mutuamente, no quiero lastimarla, pero si ella me obliga, no dudare un solo segundo en defenderme, hasta que hace presencia el enorme lobo el cual sale de su cuerpo, él se centra en su Ama.
– Silencio, no intervengas. – Dice Sylvana con un tono alterado. – Dije que te callaras. – Vuelve a responder a su Invocación. – ¡No hables más!
Cuando grita eso último el Lobo Negro cierra sus ojos, comienza a caminar, se coloca detrás de mí, por el rabillo de mi ojo noto como acerca su hocico, está sentado y fija su mirada en Sylvana, provocando que ella coloque una expresión de tristeza…un recuerdo fugas aparece en mi mente, no es muy claro, pero puedo recordarla perfectamente, era ella, dejo de liberar mi mana.
– Tu…eres uno de esos tres sujetos que anuncio la muerte de mamá, apareciste en nuestra casa hace 12 años, aunque no hablaste nada en esa ocasión, recuerdo que tenías una expresión similar. – Digo con una voz temblorosa.
Sylvana también se tranquiliza, retira su dedo de mi frente, esta devastada, su cuerpo tiembla, espasmos en su mentón, me analiza de pies a cabeza, vistazos rápidos y sin control son dirigidos hacia mí.
– No puede ser posible. – Su voz es casi inaudible. – ¿Qué he hecho? – La angustia en su voz está presente en sus palabras. – He roto mi promesa con ella. – Coloca sus manos en su rostro. – Diana…perdóname, perdóname. – Comienza a llorar desconsoladamente.
Aquella digna Maestra, la cual siempre demostraba su grandeza en todo momento, ahora se encuentra llorando como si de una niña pequeña se tratara, el vínculo que mantenía con mamá era muy fuerte, eso es algo de lo cual no me queda duda alguna, ella amaba a mamá tanto como nosotros, ha roto su promesa, es lo que dijo, basándome en las acciones de mamá, puedo deducir que se trata de nunca involucrarme con el mundo de la magia, ella sigue sobre mí, está sufriendo, me levanto y la abrazo.
– No sé exactamente cuál es la promesa que hiciste con mamá, pero, esta cosa dentro de mi tarde o temprano iba a tomar control de mí, pero pude evitarlo al lograr dominar la magia, es por eso que no debes culparte, al contrario. – Ella descubre su rostro, sus rojos y brillantes ojos están cubiertos de lágrimas. – Gracias por salvarme, Sylvana.
Sonrío mientras nos observamos, el tenso ambiente ha desaparecido, ella queda sin palabras mientras me mira fijamente, por su mirada, es como si recordara algo que sucedió en su pasado, ocurre, en su rostro se forma una cálida sonrisa.
– Definitivamente…eres el hijo de esa idiota amable.
Ella me abraza, es como si me transmitiera sus sentimientos que tenía guardados, el lobo detrás de mí sonríe y regresa al interior de su Ama, de alguna manera, he liberado una gran carga que llevaba Sylvana desde que mamá había muerto, eso es lo que siento, nos mantuvimos así por algunos minutos, no pronunciábamos una sola palabra, pero al mismo tiempo nos decíamos todo. Sylvana se ha tranquilizado, me suelta y se sienta a un lado mío, la hinchazón de sus parpados son una prueba claro de su llanto, pero queda opacado por la expresión de tranquilidad que ella posee, respira profundamente, y observa a los otros tres.