He dejado de pensar con claridad, mejor dicho, he dejado de observar al cuerpo de Andy dado que, solo puedo divisar a un enemigo el que se encuentra frente a mí. El suelo produce un sonido el cual demuestra como se resquebraja y retuerce por la presión ejercida al liberar constantes ondas de mana, el dolor que siento por los huesos fracturados de mis costillas y mi mano izquierda así como el hecho de que ahora no posea mi ojo derecho, han pasado a segundo plano, el dolor es imperceptible en comparación ha mis deseos de asesinar.
– Maldito… ¡Maldito Humano te atreves a utilizar el poder de nuestro Padre, eliminaré tu inmunda existencia para que tu cuerpo cumpla con su única función, el renacimiento de nuestro respetable Padre!
Quien ha poseído a Andy comienza a vociferar con una voz psicótica, sus ojos inyectados en sangre no pueden controlar la ira incontrolable que brota a cada segundo que me observa, se ha liberado de la parálisis con facilidad. Al ver su patética reacción sonrío de manera altanera.
– Deja de chillar, inútil. – Respondo con una voz burlesca pero muy serena, levanto mi mano en la cual aún sostengo su ojo y al igual que él, aprieto con fuerza y ahora es solo una masa viscosa lo que queda sobre mi palma. – Te aplastare como el ser insignificante que eres.
– Inútil, aplastarme, ser insignificante… ¡Escoria Humana!
Embiste en mi contra con todas sus fuerzas, aprieta su puño y me golpea en el rostro provocando una extensa onda de impacto que destruye todo a su paso por varios kilómetros hasta perderse en el horizonte, la polvareda es disipada inmediatamente por la propia presión del aire que crea su golpe. Esta es la primera vez que los 3 enviados por el consejo reaccionan, al ver el peligro que representamos han decidido extraer sus escobas desde su Almacenamiento Personal y situarse varios metros por sobre el suelo para de esa manera resguardar su seguridad.
El Subordinado del Dios Sucio esboza una sonrisa la cual desaparece al ver como no me ha provocado daño alguno, el manto negro cubre mi cuerpo y eso fue mas que suficiente, no ha logrado sobrepasar mi defensa, cuando su puño se acercaba a mi rostro pensé por un instante en esquivarlo, pero ese pensamiento fue disipado cuando el manto me cubrió.
– ¿Cómo es posible?… escoria humana eres. – Deja de hablar al instante en que estiro mi mano derecha.
Con una ligera pero muy agobiante sonrisa basta para enmudecerlo, concentro una pequeña cantidad de mana sobre mi palma y la envió directamente sobre el cuerpo de esa basura que se encuentra frente a mí.
– Tu voz me enferma. – Digo con una tonalidad tétrica.
En un pestañeo, incluso menos tiempo, el Subordinado ya no se encuentra en esta zona, su cuerpo es eyectado a una velocidad abismal dejando únicamente unas cuantas gotas de sangre señalando el lugar donde estaba hace un segundo. Bostezo al ver con mis propios ojos lo débil que es, de alguna manera me siento decepcionado.
Su cuerpo inerte no muestra señales de que se detendrá, ha perdido el conocimiento por un momento, vuelve a recobrar su conciencia solo para percatarse como ha sido humillado, su ira aumenta aún más, su mana crece y con una onda de poder concentrado detiene su impulso de golpe, posa sus pies sobre la tierra.
– ¡Maldito, morirás, sufrirás, te arrepentirás… AAAAHHHH!
Su grito de frustración es silenciado al instante en que siente una mano sobre su hombro, lentamente voltea su cabeza para confirmar con sus propios ojos quien es el ser que deposita su mano tan calmadamente.
– Gritar de esa manera… ten un poco de orgullo escoria sin valor. – Su mirada demuestra que no puede creer lo que está sucediendo.
– Tu… – Es todo lo que pronuncia para volver a quedarse en absoluto silencio.
Al verlo decido darme por vencido.
– Es todo, debo aceptarlo. – Digo mientras retiro mi mano de su hombro.
– ¿Sobre qué estás hablando? – Pregunta confundido.
– No es nada, en gran parte es mi culpa, aunque no me guste debo aceptarlo.
– No comprendo a que te refieres.
– Sencillamente te sobreestimé. – Doy la media vuelta y comienzo a caminar hasta detenerme unos cuantos metros alejado de él. – “Pilar De Hierro”
Desde mis pies se erige una columna de hierro que emite un resplandor que enceguece a quien lo observe demasiado, el Subordinado solo se dedica a observar lo que hago.
– ¿Qué planeas hacer?
Despreocupadamente me siento en el borde del pilar y observo a ese sujeto con desdén.
– Como te lo acabo de decir, te sobreestimé, eres tan inútil que me aburres… es por eso que dejaré a mi mascota divertirse por mi dado que si combato en serio esto acabara muy rápido. – Estiro mi mano y recito. – “Invocación, Filitámon”
En el suelo se forma un enorme círculo mágico negruzco con tintes rojizos y emerge mi Invocación de casi seis metros, el olor a putrefacción inunda el aire en su totalidad. Cuando él aparece inmediatamente se arrodilla con 2 de sus 4 piernas tocando el suelo, sus 6 brazos impactan la tierra y hace una reverencia a mi persona.
– Gran Amo, he respondido a vuestro llamado, su siervo Filitámon acatará cualquier orden que provenga de usted.