Me encuentro recostado en el suelo con el torso desnudo, estoy en mi habitación, todos los muebles han sido guardados mediante Almacén Personal, un círculo arcano con una estrella de 5 puntas dibujada sobre mi estomago mediante sangre, el cual se replica en otro mas grande que abarca el contorno de mi cuerpo, velas en cada punta de la estrella del suelo, incienso compuesto de Raíz De Mandrágora Sollozante, Salvia De Nun, Ramas De Ghoj y otras especies difíciles de conseguir por los medios convencionales.
Desde la mano de Yudis aun gotea sangre por el corte que se hiso al realizar los círculos arcanos, el humo de la habitación no es asfixiante, expele un olor agradable que al mismo tiempo hipnotiza, Bianca se encuentra de pie a un lado de Yudis con una mirada preocupada.
– Mi Señor, comenzaremos.
– Adelante, estoy listo.
El humo azulado de sus ojos aumenta en intensidad, su mana se acrecienta, estira sus manos y recita.
– “Escucha Mis Palabras, Quinceavo Dictamen De Yuldar El Justo, Resonancia”
No es solo su mana el que se estabiliza, hay algo más. Cuando termina de recitar ambos círculos de sangre comienzan a brillar, respiro profundamente como me lo indicó Yudis antes de comenzar, estabilizo mis flujos mas no mi mana, finalmente cierro mis ojos.
Fue de manera instantánea, el peso de mi cuerpo se redujo de tal manera que sentía estar bajo el agua, un frio muy intenso recorre cada célula de mi ser.
– Despierta, ha llegado tu momento… ven mi pequeño. – Un cálido calor me inunda desde mi interior, alguien me llama, lentamente abro los ojos. – Mi pequeño, tu salvarás a todos los seres vivos de sus propios pecados, deberás cargar las malas acciones de ellos, la suciedad te cubrirá por completo. Tranquilo… siempre estaré a tu lado.
Es aquel cumulo de nubes oscuras que desprenden un liquido como el petróleo. El paramo desolado y el cielo rojizo, he vuelto a este lugar con el cual soñé antes, sin embargo ahora poseo la perspectiva de aquel infante, aquellas incontables manos que tocan mi cabeza provocan que mi corazón se calme, me siento relajado ante ese ser. Una felicidad muy pura se acrecienta cuando veo ese cumulo.
– Si, yo lo haré, confía en mí.
No puedo contener la dicha que me invade, sencillamente estoy feliz. La imagen comienza a ser borrosa, tengo sueño, bastó solo un pestañeo para que la escena cambiara por completo.
– ¡AAAAHH MALDITO MONSTRUO! – Grita desesperado una persona.
Pese a poseer rasgos Humanos, hay algo extraño en él, no puedo describirlo con certeza pero definitivamente es y al mismo tiempo no es un Humano. Sus características físicas son idénticas a la de cualquier persona, aun así no podría llamarlo como Humano, es extraño.
No es solo él quien grita aterrado ante mi presencia, alzo la mirada y frente a mi hay edificios los cuales nunca había visto antes, podría describirlos como si fueran hechos de algún material liquido pero se mantienen erigidos sin dificultad. Las ropas de estas personas también son peculiares, visten togas que parecen poseer vida propia, expelen un mana muy puro pero inestable al mismo tiempo.
– ¡Formación 21, ataquen en conjunto!
Quien grita es un hombre que cubre su rostro con una mascara hecha de agua color verde.
Frente a mí un grupo de esas personas se reúnen y estiran sus manos las cuales se encuentran putrefactas, la piel prácticamente a desaparecido, los nervios y huesos son visibles sin dificultad alguna.
– ¡Comiencen con la liberación! – Ordena el hombre enmascarado.
– ¡Si Señor! – Responden los demás.
Desde los restos de aquello que podría llamar como sus palmas, comienza a surgir un brillo el cual aumenta su intensidad cada vez más.
– ¡Ataquen! – Grita el hombre de la máscara.
– “Bola De Fuego”. – Recitan todos incluido él.
Ahora que me percato, están usando mana aunque lo usan de manera extraña, no existe estabilidad alguna en ninguno de ellos, como lo esperaba solo un puñado logra utilizar ese Hechizo básico, la mayoría sufre un Rebote Mágico y literalmente explota desde su interior, las tripas y restos de carnes cubren el lugar tiñendo de un rojo grotesco el suelo y a sus demás compañeros. Las bolas de fuego son tan débiles que ninguna supera el metro de ancho, estiro mi mano y sin dificultad alguna elimino sus inútiles ataques con una muralla de agua. El vapor producido es disipado de manera instantánea, sus endebles ataques son inútiles.
– ¡Maldita sea, no podemos hacer nada contra eso! – Es un hombre que porta un sombrero de plata sobre su cabeza.
Están desesperados, han perdido la fe en poder enfrentarme.
– ¡Cálmese Soldado. Todos, hemos hecho un juramento el cual debemos cumplir ahora mismo, protegeremos a los inocentes!
El hombre enmascarado vuelve a elevar la moral del resto de su tropa, en la mirada de ellos hay algo que me provoca un repudio vomitivo.
– ¡Si Señor!
Todos corren hacia mí, el mana inestable comienza a recorrer el cuerpo de cada individuo, el brillo se intensifica desde su interior hasta emerger por cada poro de sus cuerpos, los observo sin hacer acción alguna, solo me quedo estático frente a su acción.