Hola, mucho gusto me llamo Dirna Musel y soy la Presidenta Magna del Segundo Año. Estoy a nada de cumplir 19 años, mi meta a diferencia de la gran mayoría de mis compañeros de Universidad no es ser aceptada por alguno de los Gremios, de hecho mi meta no es ser una Maga destinada a combatir, tan solo quiero dominar la magia para descubrir todos sus secretos, quiero ser una Investigadora y poder adentrarme aún más en el mundo de la magia.
Desde pequeña me han inculcado el respeto hacia los demás, es por eso que siempre hablo con una sonrisa amable en mi rostro. Mis compañeros de clase no dudan en preguntarme si tienen alguna duda, soy conocida por siempre mantenerme serena en todo momento… aunque estoy esforzándome con mucha dificultad en ser como siempre soy desde que ingresaron los de primer año, en especial su Presidente Magno. Conque ese es el tan rumoreado Guillermo Griffin, el hijo de la Gran Diana que está destinado a superar a su madre. Todos repiten eso una y otra vez, debo admitir que en lo personal tenía cierta curiosidad por conocerlo, pero ahora desearía nunca haberme topado con él.
A pocos segundos de que al fin comenzáramos con la primera reunión del año, ese Guillermo Griffin sostiene del cuello al presidente Var’led mientras que la Presidenta Magna Elemental trata de dialogar con él, toda la tranquilidad se ha esfumado por completo. Deseaba que fuera como el año pasado… todo, absolutamente todo, se fue a la mierda.
Esta mujer emite un mana muy concentrado que no deja clase a duda alguna de que es poderosa, el Rakshasa está por perder el conocimiento, decido soltarlo y cae al suelo mientras jadea pesadamente.
– Sensata decisión, ahora ruego a todos que tomen asiento y.
Mientras esa mujer hablaba el Rakshasa eleva su voz interrumpiéndola.
– ¡Presidenta Magna Elemental no me diga que permitirá que este insolente no sufra algún castigo, me ha atacado!
El Rakshasa me observa con sus ojos inyectados en ira, responderé a sus palabras pero esa mujer se adelanta.
– Al único que debería castigar eres tú Var’led, todos somos testigos de que el Presidente Magno del Primer Año uso su derecho a defensa propia, muy por el contrario con tu cobarde ataque, eres una vergüenza para los Presidentes Elementales.
Ante sus dichos tan directos algunos reaccionan.
– Tiene toda la razón, eres una decepción Var’led, el único motivo de que aceptáramos tu postulación es debido a que Erlala no acepto, recuérdalo.
– Ledo, no hables de más, pese a todo Var’led se ha ganado su puesto por esfuerzo propio. Ahora debo suponer que volverá a su asiento sin problemas y por supuesto, no se atreverá a atacar a nadie más, o de lo contrario. – La mujer aumenta su mana y aura oscura. – Deberé olvidar que es un compañero de nuestra Universidad.
Var’led contiene la respiración mientras una gota de sudor frio recorre un costado de su rostro, vuelve a colocarse de pie y sacude su túnica, con la mirada fija en su asiento vuelve a él sin decir una sola palabra.
La mujer retira la daga de mi cuello y deja de emitir su amenazante aura.
– También debes volver a tu asiento.
– Es lo que quería hacer desde el principio. – Respondo.
Noto como un par estuvo a nada de reaccionar por mis palabras pero declinan su acción.
Todos estamos sentados en nuestros respectivos lugares, aunque la tensión es evidente, la única de pie es la mujer, ahora puedo ver exactamente como es ella.
Es una Humana de piel oscura, cabello corto y liso que llega hasta sus hombros, el color blanco de sus cabellos combina con el de sus ojos, mirada tenaz que impone respeto, una altura similar a la mía que solo la supero por unos contados milímetros, cuerpo esbelto y tonificado, puede notarse a lo lejos que ha trabajado cada uno de sus músculos para enfrentar diferentes situaciones enfocada al combate. La daga que sostenía en su mano desaparece sin que haya notado la activación de hechizo alguno.
– Maestra Sulh, ruego que nos conceda la autorización para iniciar. – La voz de la mujer es de una que demuestra su profundo respeto por aquella Maestra.
– Por supuesto Brigitte. Como Maestra de los Egresados de este año, doy la autorización para que la primera reunión de Presidentes de este año, comience.
Aquella Maestra deja la habitación mediante un portal.
– Ahora que podemos comenzar, debemos iniciar por las correspondientes presentaciones. – La mujer coloca su mano en su pecho. – Mi nombre es Brigitte Vial y soy la Presidenta Magna Elemental, como podrán ver por el número de pentagramas grabados en mi asiento poseo el título de Maestra Elementalista al poseer 5 pentagramas en mi placa distintiva, es por eso que también soy la Presidenta de quienes poseemos este Título. – Observa a quienes están a su lado. – Es su turno.
Brigitte toma asiento y un hombre de la raza de los Altos Elfos se coloca de pie. Su rubia cabellera se mese grácilmente como si fuera la representación de un príncipe de cuentos de hadas, piel de porcelana que roza el blanco absoluto, de finos y delicados rasgos así mismo como su cuerpo, una altura que alcanza los 2 metros y algunos centímetros, mirada compasible pero segura.