El grito mudo (proceso)

CAPITULO III "Creer en Dios, o no"

-"Dejarlo todo atrás, olvidar el pasado, mirar el futuro, gritando un lema que jamás se llegó a escuchar". Angela recordó a su padre solo con oir esta frase en su cabeza, era de él, la solía decir muy amenudo. Quizás eran sus planes de futuro, cuales jamás llegó a cumplir por su repentina pneumonía. 

O quizás era algo más, quizás eran instrucciones, instrucciones para su hija, para Angela. Instrucciones que dió ya que sabía que no le quedaba mucho con vida.

Una  instrucción de lo que Angela debía hacer, ¿pero hacer para qué?

ANGELA Y MORALES

MORALES

-Penny, se que esto es complicado, pero necesito tu ayuda, Mellyng la necesita, ¿vale?

Morales ya casi había tirado la toalla con la niña, y Penny tan solo sonreía y reía. El complejo hecho de encontrarse un miembro amputado en una tienda de juguetes y de que un sheriff le lleve a comisaría a ella y a su padre no le había afectado en absoluto, se mostraba feliz e inexpresiva.

Morales resoplo y soltó un "puta niña" sin que Penny lo escuchase.

Cuando el oficial comprendió porque no hablaba, y estaba apunto de acabar Penny se dijno a hablar de algo más que no fuesen gilipolleces, o así lo llamó Morales.

-Esa cosa se parecía a mi dibujo- al decirlo Penny, Morales se sentó raudo en la silla de la que se acababa de levantar.- Estaba en la caja, igual que en el dibujo.

-¿Qué dibujo Penny? ¿Qué dibujo?

-El que apareció debajo de mi cama, fuí a dormir y a la mañana siguiente estaba ahí. No se quien lo hizo. Se lo dí a mi padre pensando que lo hizo él, pero no fue así.

Por fín Morales sintió que no había perdido el tiempo interrogando a la niña, ya tenían una pista más, el asesino dibujó el crímen antes de realizarlo o lo dibujó después de colocar el brazo. Tenían una prueba.

-Dime, Penny, ¿alguién más toco ese dibujo aparte de tu padre y tu?

La niña negó con la cabeza y Morales acabó el interrogatorio saliendo

de la puerta con una sonrisa despreocupada en su faz.

SCOTT Y SEAN

En la escena del crimen no había mucha diferencia a lo que Weyland les contó a ambos en el informe: un brazo mutilado y amputado, encerrado en una caja de cartón en lugar de una Barbie, y con el tamaño justo de la muñeca.

Sean ordenó a analítica que analizase la sangre del brazo, mientras, Scott, se dedicaba a fotrografiar la escena del crímen.

-Sabes que todo esto es información confiscada, ¿verdad?- dijo Sean- No podrás publicar nada hasta que el sheriff te de la órden de hacerlo.

A lo que Scott respondió:

-No lo haré, recuerda que también estoy implicado en el caso y quiero ayudar. 

Scott seguía con sus saltitos y sus tics nerviosos.

-Si quieres ayudar, no pises ahí.- Sean apartó el pie de Scott hacia atrás- Estás manchando la escena del crimen.

Ambos llegaron hacia el apartado de muñecas, donde el brazo se encontraba.

Ahí estaba, tan expuesto, tan adorable. No era adorable, pero seguro que si lo era para el asesino. A veces un policía, inspector, sheriff o un abogado puede llegar a comprender los motivos de asesinato del culpable, pero en estos casos es imposible definir que es lo que le pasa por la cabeza del maniaco que ha cometido dicho atroz acto.

Ambos, policía y periodista, se quedaron perplejos observando la grandeza y casi arte del trozo de la caja de muñeca ensangrentada.

-¿Nunca has visto algo así?- dijo Sean- Esa es la reacción que suelen tener todos cuando...

-Esta torcida.

-¿Que?

-La caja está torcida. No puedo hacer una buena foto desde esa posición.

Scott se acercó a la caja para moverla y Sean a Scott para detenerlo.

-Necesitamos también analizar la caja, ¿vale? No hagas nada raro y mantente atrás.

Scott dió dos pasos para atrás pensando en que ocurriría si no le hiciese caso a Sean, pero cuando el oficial dejó de mirarle, el periodista corrió y movió la caja sin que su compañero se diera cuenta.

Sean, el cual ya había recorrido toda la tienda en busca de alguna diferencia entre la realidad y el informe del sheriff, agarró el teléfono móvil cuando este sonó: era su compañero Morales, el cual decía que revisasen las cintas de seguridad de la tienda y de su perímetro. "Vamos para allá" fue lo último que escuchó el policía del teléfono.

Cuando Angela y Morales llegaron, cada uno compartió sus avances: la inspectora comentó que el padre de Penny no fue quién cometió el asesinato, Morales enseñó un dibujo exacto del brazo en la caja de la muñeca, Scott enseñó todas las fotos que había realizado y Sean descubrió que todas las grabaciones de seguridad habían sido eliminadas.

Tenían una prueba más: el dibujo, el cual tan solo había sido tocado por Penny, su padre y Morales, este esperaba que sus huellas o las de los testigos no hubiesen manchado las del asesino, si es que se encontraban ahí desde un principio.



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En el texto hay: crimen, novelanegra, suspenso

Editado: 30.06.2020

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