El guardaespaldas de mi amiga Libro 1

~Capítulo 1~

     Miré con desagrado el desayuno que preparé a las tres de la mañana. Fruncí el ceño y me lo comí a regañadientes. ¿Por qué preparé el desayuno del idiota controlador que me despertó solo a eso?

     Me sentía cansada, no pude dormir después de esa hora y estuve abrazada a uno de mis zapatos esperando que volviera a entrar a mi habitación para pegarle. Pero no se apareció.

    Mordí mi pan tostado mientras miraba las redes sociales a ver si el enfado se me quitaba aunque sea un poco.

    ¡¿Quién demonios se creía él para despertarme a esa hora solo porque tenía hambre?!

    Naturalmente tomaría mi tiempo para vengarme de él. No podía seguir permitiendo tal desfachatez de su parte.

    Me levanté para ir por mi vaso de jugo y al voltearme, él estaba ahí comiéndose mi pan tostado.

    —¡Oye!¿Qué te pasa? —Grité.

    —¿Qué tienes Lucy? —Preguntó burlón. Continuó comiendo mi tostada—.  Deberías bañarte, apestas.

     Inhalé mucho aire y luego lo solté.

     ¿Por qué mi amiga lo tenía a él de guardaespaldas? ¡¿Por qué?!

     — Desgraciado…

     Caminé hacia él y lo golpeé, le arrebaté el último pedazo de pan y me lo comí. Cogí mi vaso de limonada antes que él se lo bebiera.

     — Ustedes parecen una verdadera pareja… —Miré furiosa a Leidy, quien bajaba de las escaleras con marcas de la sábana en su rostro.

     Escupí el jugo sobre Eliot en cuanto la escuché decir eso.

     ¡¿Pareja?!

    —¡No digas idioteces, Leidy!

    —¡Mira lo que has hecho tonta! —Exclamó Eliot claramente quejándose de lo que le hice, pero se lo merecía.

     Me reí.

     No obstante, eso lo molestó y me abrazó tan fuerte, que el aire se me escapó de los pulmones.

     —¡Suéltame, suéltame…!

    Ordené, tratando de escucharme firme, pero era imposible sin mucho aire. Me preocupaba que se le fuera la mano y me lastimara.

    Me soltó y corrí detrás de Leidy.

    —Si vuelves a tocarme, te mataré —amenacé con el ceño fruncido.

    Abracé a mi amiga y besé su mejilla.

    —Ya me voy al trabajo, cuídate de este que busca la forma de clavártela.

    Ella lo miró ofuscada y él se sonrojó.

    Sí, gracias a mí ella sabe los sentimientos de ese animal.

    Corrí cuando Eliot lo hizo luego de mi comentario. Justo cuando abrí la puerta, vi a Robert, el novio de Leidy, quien también sabía de los sentimientos de Eliot hacia ella, pero cree que son por mí, ya que siempre nos encuentra en una… situación bastante incómoda.

    ¡Qué vergüenza!

    Eliot tiró de mí hacia atrás, pero rápidamente me solté de su agarre.

    —No digas nada —amenacé a con cara amargada a Rob.

    —No iba a hacerlo —aseguró con inocencia y encogiéndose de hombros.

    Él entró a la casa, su guardaespaldas se quedó afuera como siempre. Escuché el grito de mi amiga y miré como saltaba hacia él, pues mi amiga no le dio tiempo de cerrar la puerta. Golpeé a Eliot mientras que Rob y Leidy se besaban.

    El rostro de Eliot era de desagrado, sé que odiaba cuando los tenía que ver besándose y sonreí. Esa es mi venganza para él.

    Salí y le lancé un esmalte de mi cartera a Liot y lo golpeé en un punto bajo.  

    —Hola Marc —Saludé al guardia de Robert.

    Rob es un empresario muy importante de Italia, él y Leidy se conocieron cuando ella llegó a ese país después de su primera visita a República Dominicana. Ambos viajaban en el mismo avión y compartieron una cabina solo para los dos y bueno, se conocieron y ahora llevan 4 años juntos, una tierna historia de amor.

    Llegué a mi trabajo como empleada de un café, no ganaba mucho pero me gustaba lo que hacía. Pues me trataban bien y la propina me ayudaba bastante.

*

   —Buenos días jefe —saludé.

   —Buenos días Lucy. ¿Hoy no vienes con Eliot?

   —No. Y me alegro, es un acosador.

   Contesté sonriendo, más para mí que para él.

   Liot siempre me acompañaba al trabajo cuando Leidy estaba con Rob, ya que ella lo obliga a escoltarme. Y admito que me gustaba que él viniera, pero lo hacía como orden de ella y no por voluntad propia.

   En el trabajo, mientras limpiábamos las mesas, las chicas empezaron a preguntar sobre novios, amores platónicos y me preguntaron sobre el chico que me gustaba.

   Solo mi amiga sabía quién era, que me gustaba Eliot. Ella lo sabía y siempre me fastidia con eso, pero el muy tarado parecía ser ciego, estaba demasiado ocupado enamorado de ella y protegiéndola, que no se percataba de mis sentimientos hacia él y es por eso que al mismo tiempo lo odiaba.



#682 en Otros
#138 en Relatos cortos
#1760 en Novela romántica
#592 en Chick lit

En el texto hay: juvenil, romance, amor

Editado: 08.10.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.