El guardaespaldas de mi padre

Capítulo 15| Tú eres mío

Soundtrack: Por qué será - Rudy La Scala

También hay rolitas 😉

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Jennifer

Camino junto a mi padre, su molesta prometida y todo su cuerpo de seguridad rumbo a uno de los restaurantes más prestigiosos de la ciudad. Mi padre tenía un almuerzo importante con el mandatario de México, al parecer iban a conversar de algunos acuerdos comerciales entre ambas naciones.

Como siempre cuando hay alguno de estos eventos el lugar está atiborrado de periodistas que no paran de hacer preguntas, tenemos a ocho guardaespaldas entre ellos mi pelinegro al cual me dedico a mirar de vez en cuando.

¿He dicho que me encanta verlo en esta faceta?

Tan malditamente intimidante. La frialdad con la que mira a todo el mundo, excepto a mí que tras esa expresión adusta se esconde una pícara sonrisa.

Me duele la entrepierna y todo es por su culpa. Habíamos cogido toda la madrugada, estamos tan locos al hacer esto en la mansión de mi padre, pero no me preocupa por que nos escuche, ya que la habitación de mi padre se encuentra al otro lado del pasillo de las habitaciones, totalmente alejada de la mía. Además, el lugar está casi inhabitado, solo mi amiga, Kyle, mi padre y yo dormidos en esa gran mansión.

Ni siquiera su prometida duerme él, ella tiene un departamento en uno de los mejores edificios de la ciudad, mi padre se lo regaló y la muy aprovechada vive como una reina sin mover un puto dedo.

Es una víbora que poco a poco se enreda en él dejándolo sin fuerzas, pero él no se da cuenta, su encanto con la despampanante mujer lo tiene cegado.

Y es que no se puede negar, la castaña es hermosa, pero tan podrida por dentro que cualquier persona que llega a conocerla realmente termina alejándose de ella.

Tiene una familia la cual no quiere saber nada de ella, solo mantiene contacto con una hermana y su sobrina, serán las únicas personas que vendrán a la boda. Que por cierto será en un mes.

— Bienvenido, senador. — lo recibe un hombre en la entrada al restaurante. — permítame presentarme, soy Darío Guzmán, consejero personal del presente. — mi padre estrecha su mano en un saludo cordial. — los guiaré hasta la mesa, el presidente los está esperando.

Todos entramos al gran salón que es puro lujo. Siento una molesta presencia cerca y volteo para mirar a la arrastrada de la asistente de mi padre llegar hasta nosotros.

— Buenos días, perdón por la demora. — se para al lado de mi padre. Lleva puesto un traje de oficina ceñido con su cabello recogido en un pulcro moño. — el tráfico estaba terrible.

Me padre le sonríe despreocupado y gruño. — pierde cuidado. — le dice condescendiente. — ¿Puedes por favor leerme la agenda de hoy?

— Por supuesto señor. — saca su Tablet y mueve sus dedos en ella para finalmente abrir su agenda de notas. — el día de hoy tiene su desayuno con el presidente de México, a las once una junta con un grupo de manifestantes que siguen protestando por la reforma de aborto en caso de abuso sexual, a la una de la tarde un almuerzo con el alcalde de Texas, referido a temas de la frontera y la alta demanda de inmigrantes latinos en el último mes, los cuales se están radicando en su mayoría en nuestra ciudad, y finalmente en la noche tiene una reunión del cumpleaños de la señora Martin. — dice cerrando su agenda.

— Oh, lo había olvidado totalmente. Por favor envíale un arreglo floral a su mansión. — la castaña asiente y se hace a un lado para continuar dirigiéndonos hacia la mesa del presidente.

La miro de reojo, la muy mosquita muerta intenta acercarse sutilmente al pelinegro. Mis labios se tensan con rabia. “Casualmente” me entrometo en su camino y dejo al guardaespaldas a mi izquierda, ella queda a mi lado derecho y me mira con algo de nervios.

— Señorita Campbell. — me sonríe tensa.

— Stefani. — digo con seriedad.

Miro a Kyle que está tenso, me acerco lo suficiente para susurrarle algo sin que nadie más nos escuche.

— Te lo advierto, no hagas nada estúpido. — le espeto y frunce el ceño ante mis palabras.

— ¿Me estás amenazando? — gruñe entre dientes.

— Tómalo como quieras, bombón. — le digo con chulería zanjando la conversación.

Llegamos a la mesa y nos acomodamos en las diferentes sillas. Saludamos al presidente de México que viene en compañía de su esposa y un par de niños que parecen bastante hartos de este lugar.

— Es un placer que nos haya concedido esta reunión. — le dice el presidente de México a mi padre.

— El placer es mío, siempre los líderes de nuestros países hermanos serán bienvenidos a nuestra ciudad.

El hombre sonríe. — ella es mi esposa Raquel, y mis hijos Thomas y Esteban. — señala a los dos diablos que se pelean por un auto de juguete. — niños. — los reprende su padre. — lo lamento, no les gusta venir a estos lugares.

— Pierda cuidado, mi hija también odiaba estos compromisos hasta cuando cumplió quince. — sonríe mirándome. — ella es mi hija única, Jennifer Sophie Campbell. — ambos inclinan la cabeza en mi dirección y les correspondo con una sonrisa. — ella mi prometida, Miranda Coleman y mi asistente Stefani Parker.




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