El guardaespaldas de mi padre

Capítulo 16| Se acabó

Kyle

Es sábado y mi fin de semana libre.

Como cada mañana me levanto y hago ejercicio por una hora y media. Me doy un baño y me pongo ropa deportiva para prepararme algo de desayuno.

Mientras como pienso en todo lo que ha sucedido en esta larga semana. Jennifer, el senador, Stefani.

Hoy tengo que verla en mi departamento, y no tengo una puta idea de que hacer.

Jennifer me había puesto un ultimátum, y joder… odio que tenga tanto poder sobre mí, que quiera manejar mi vida como si fuera algo más que la mujer con la que me acuesto, pero… debo aceptar que esa niña ya está impregnada en mi piel, no quiero acabar con lo que sea que estamos haciendo.

Sé que es una total locura, que con esto me estoy terminando de echar la soga al cuello, el senador ahora está más alerta, presiente que su hija algo esconde, lo que no sabe es que me involucra a mí, el hombre en el que más confía.

Había traicionado al hombre que me tendió la mano apenas salí del ejército, por más aptitudes que tuviera, no podría haber ocupado el puesto de jefe de seguridad de uno de los hombres más influyentes de este país, sin embargo, él depositó toda su confianza en mí, y ahora lo estoy mandando todo al carajo al acostarme con su hija.

Si todo esto llega a salir a la luz no quiero imaginarme cuál sería su reacción. Me odiaría al instante, de eso estoy seguro. Pero… ¿Qué podría llegar a hacer para mantenerme lejos de su hija?

Me paso el resto del día haciendo algunos trámites personales, visito a mis padres y me dan la noticia de que mi hermana tendrá un niño. Mi hermana menor Susan es psicóloga clínica, trabaja en un hospital muy reconocido de la ciudad, lugar en el que conoció a su esposo, un cirujano muy talentoso.

Se casaron el año anterior en nuestra ciudad natal en Indiana, la boda fue bonita y sencilla, al aire libre y con un centenar de flores, en particular jazmines, ya que mi hermana era adicta a su aroma y vivos colores.

Hace cinco meses nos dieron la noticia de que esperaban un hijo, ella es mi única hermana, y la amo con mi vida. Me hará tío, y muero de ganas de conocer a mi sobrino.

Pueda que nunca tenga hijos, pero amaré a mi sobrino como a uno.

Mi hermana es un poco entrometida en mi vida privada, siempre está insistiendo en que debería sentar cabeza, y que Stefani sería una buena mujer para mí. He ido con ella a algunas reuniones familiares, y quizás… por eso todos creen que es mi pareja.

— ¿Y Stefani? — me pregunta mi madre casualmente mientras me tiende un vaso de juego de naranja. — hace un buen tiempo que no la traes por acá.

— Está muy ocupada últimamente. — le digo evasivo llevando el vaso a mi boca.

— Es una chica agradable. — mi madre sonríe. — ¿Has pensado en…?

— Mamá. — la interrumpo antes de que siga. Sé lo que pretende, mi madre se muere porque siente cabeza, me case y le dé nietos, y eso no sucederá. Pero parece no entenderlo, así que siempre debo soportar charlas incómodas en las que me habla del compromiso, la importancia de tener una pareja estable y una familia. — por favor, no quiero hablar de lo mismo.

Mamá me mira con una cálida sonrisa.

— Eres un hijo muy obstinado. Solo quiero que seas feliz, cariño. — recalca mientras continúa tejiendo lo que sea que esté haciendo, parece que ropa para su primer nieto.

— Lo estoy, soy feliz, así como vivo. Sin ataduras ni responsabilidades con alguien más que yo mismo. — ella suspira despacio.

— Tener una mujer en tu vida no tiene que ser una atadura. — me dice en tono de reproche. — entiende que la mujer indicada será un complemento para ti, tu apoyo, tu guía.

— No me interesa. — espeto acabándome en jugo. — mamá sabes que te amo, pero no me gusta cuando te entrometes en mis asuntos, Stefani no es mi novia, ni nada que se le parezca, y no hay nadie que me interese para compartir mi vida. Solo me encuentro perfectamente.

— Eso lo dices ahora que estás joven y apuesto. — mira su tejido. — ten por seguro que no pensarás lo mismo cuando seas un viejo solitario y sin nadie que cuide de ti o te acompañe en tus días de soledad. Tu padre y yo no viviremos por siempre y tu hermana ya tiene su familia, tienes que empezar a pensar en tu futuro.

Aplano mis labios en una fina línea.

— La soledad no me disgusta, prefiero la tranquilidad que me acarrea no tener a nadie a mi lado, que llenarme de complicaciones innecesarias al pensar en compartir mi vida con alguien.

Mamá me mira con desaprobación. Me levanto de la silla y me acerco a ella para besar su cabeza.

— Tengo que irme madre, vendré a visitarte pronto.

— Recuerda que tu hermana cumple años el próximo viernes, no puedes faltar. — me apunta con un dedo en modo de advertencia.

— Mamá tengo que trabajar, sabes que ser escolta del senador no es sencillo, absorbe todo mi tiempo.

Frunce el ceño. — es tu hermana, de seguro podrás tomar un permiso por unas cuantas horas, ¿Qué tan difícil es si te la pasas trabajándoles día y noche?




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