El guardaespaldas de mi padre

Capítulo 22| Moriría por ti

Soundtrack: Die for you – The Weeknd

Jennifer

— Kyle, por favor resiste. No me dejes.

No puedo describir con palabras el dolor que siento en este momento.

Vamos en una de las camionetas de mi padre. Michael conduce a toda velocidad esquivando autos en el camino, mientras yo presiono inútilmente la sangre que sale de las dos heridas de bala que tiene Kyle en el torso.

Las lágrimas empapan mis mejillas y lo abrazo a mi cuerpo intentando mantenerlo caliente. Se está poniendo frío y esa no es una buena señal.

Miro su rostro inconsciente y es como si un profundo agujero negro se abriera en mitad de mi pecho.

Acaba de encontrar al amor de mi vida y es probable que lo pierda hoy.

No puedo con el dolor que me hace sollozar de angustia.

— Kyle es fuerte, lo logrará. — escucho la voz del moreno y asiento mordiéndome el labio que comienza a temblar.

Al parece él lo dice más para sí mismo. Intentando quizás convencerse de que así será.

Puedo notar lo afectado que está, sus ojos se empañan cada vez que mira por el espejo retrovisor y observa a su mejor amigo.

Maldición, Kyle. Tienes que sobrevivir. ¡Joder! Tienes que hacerlo.

Al ser un lugar apartado nos demoramos cerca de treinta minutos en llegar a la ciudad, aunque Michael condujo lo más rápido posible.

Nos detenemos en el primer hospital que encontramos en el camino y Michael baja para ir al interior. Segundos después sale una camilla junto con personal médico. Abren la puerta trasera del auto y sacan a Kyle subiéndolo en la camilla y llevándolo adentro.

Por unos segundos me quedo en shock en la entrada del lugar. Si él está aquí es por mi culpa. No hubiera tenido que poner su vida en riesgo si yo no hubiera sido una obstinada. Lo puse en peligro y ahora su vida pende de un hilo.

Si lo pierdo me culparé toda la vida.

— Señorita Campbell. — miro a Michael. — acaban de ingresarlo a quirófano de emergencia. Venga por favor, no es seguro que esté sola aquí afuera.

Asiento por automático y lo sigo al interior. Las extremidades me tiemblan y el ambiente lleno de caos y angustia no me ayuda. Estamos en el área de urgencias, los médicos corren por el lugar, al parecer hubo algún tipo de accidente porque hay varios pacientes en estado crítico.

El sonido de un monitor con el típico sonido de asistolia pita en mis oídos. Miro a todos lados buscando de donde proviene.

El aire se atrapa en mis pulmones al ver que es de una mujer que tiene el cuerpo totalmente irreconocible. Hago una arcada y Michael me sujeta de los hombros retirándome de la escena.

— Es mejor que espere en la sala de espera. No es bueno para usted que vea eso. — me guía a una pequeña sala y hace que me siente en una banca. — ¿Quiere algo? Puedo traerle un café.

Levanto la mirada y lo observo directamente a los ojos. — es Kyle, Michael. Kyle está luchando por su vida en un quirófano. No quiero nada más que saber que se encuentra a salvo.

Él suspira y se acomoda a mi lado recargando los codos en las rodillas y pasando las manos por su cara. Por primera vez puedo ver como se quiebra soltando un par de lágrimas que limpia rápidamente.

— Ese idiota es el mejor amigo que pude encontrar. — se escucha afectado y suspiro poniendo una mano sobre su hombro. — cuando lo conocí nadie daba un centavo por mí. Me dedicaba al boxeo en lugares clandestinos, de mala muerte. Me alcanzaba solo para sobrevivir y mantener a mi padre enfermo. Un día me encontré al pelinegro por casualidad en un bar. Al principio me pareció un hijo de puta engreído, pero con el pasar de los minutos pude comprobar que no me equivocaba… era un hijo de puta engreído sin duda. — sonrío escuchándolo. — sin embargo, era un buen tipo, antes de irse ese día me entregó una tarjeta. Me indicó que estaba buscando hombres para integrar el cuerpo de seguridad del senador de la Florida. Al principio creí que era una mala broma de su parte, pero por mera curiosidad llamé al número que ahí me indicaba. Y efectivamente, me citaron a una entrevista de trabajo. Kyle me tomó la prueba de admisión, y así fue como encontré el mejor trabajo y puedo tener a mi padre lo suficientemente bien para que sobrelleve su enfermedad. Le debo mucho a ese idiota y yo no pude…

— No es tu culpa. — mi voz se quiebra. — no puedo decir lo mismo de mí.

— Tampoco es su culpa, señorita Campbell. — suspira recargando su espalda en la silla. — la gente busca lastimarla sin motivo, solo por ser la hija de un hombre como el senador, usted solo quiere llevar una vida como cualquier otra chica de su edad, y créame que si Kyle pudiera sacrificar su vida por la suya lo haría una y otra vez sin pensarlo. — mi corazón late dolorosamente rápido en mi pecho. — Él la quiere de verdad.

Parpadeo perpleja por sus palabras. Es la segunda persona que me lo dice, el primero fue Jack, ese hijo de puta que ahora nos tiene en esta situación, no lo tomé en serio porque creí que eran solo inventos para afectarme, pero… Michael es el mejor amigo de Kyle.

Bajo la mirada a mis manos sacando esos pensamientos de mi cabeza. No puedo ilusionarme de esta manera.




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