El guardaespaldas de mi padre

Capítulo 28| Estrategia

Nota: Porque me lo estaban pidiendo, aquí les traigo un capítulo con la perspectiva del senador, recuerden que no habrá escenas de sexo explicitas, eso lo reservaremos para un capítulo especial en el otro libro, en este nos enfocaremos más en su rol de padre y su posición en cuanto a la relación de su hija y Kyle. Sin más que decir, disfruten el capítulo.

Charles

Ser uno de los hombres más poderosos del país es una gran responsabilidad que requiere sacrificios.

Como suspender mi luna de miel dos días antes de lo previsto. Voy en el jet privado con mi esposa que comparte fotos de nuestro viaje en sus redes sociales.

Yo por mi parte me dedico a leer un poco sobre el tema de la reunión que se llevará a cabo en el Congreso el día de hoy. Se supone que sería en tres días, pero a muchos miembros del parlamento les urge darle solución a uno de los temas más sensibles que ha azotado a nuestro país en los últimos años.

La inmigración.

— Cariño ¿Qué te parece esta foto? — inquiere Miranda mientras me muestra la foto que nos tomamos en un yate en mitad del océano indico. Habíamos escogido como destino las islas Maldivas, un lugar paradisiaco en Asia del Sur.

No niego que fue agradable desconectarme por unos días de mi ajetreada vida y de todas las preocupaciones que cargo conmigo en las últimas semanas.

Sin embargo, debo aceptar que hubiera querido hacer este viaje con otra persona. Alguien que de seguro habría disfrutado cada segundo de nuestro viaje, y no como mi esposa que permanece la mayoría del día sumergida en sus redes sociales.

— Quiero publicarla, ¿Puedo? — inquiere mirándome con una sonrisa encantadora.

Miranda es muy hermosa, ese fue uno de los motivos por los cuales la escogí para ser mi prometida y ahora mi esposa. Pasé mucho tiempo en soledad, tenía una que otra aventura casual, obviamente todo en total discreción, no me gusta compartir mi vida privada con nadie. Eso es motivo para que mi imagen pueda verse afectada y no tener la aceptación de la gente.

Cuando Miranda aplicó como mi asistente, mi agente que se encargaba de contratar al personal estuvo a punto de rechazarla. A su parecer la castaña tenía una personalidad poco adecuada, y su nivel de educación no cumplía con los requisitos que se exigían para el cargo. Pero, al ver su foto e información personal captó mi atención, así que decidí contratarla, debo aceptar que no lo hice porque la consideré adecuada para ser mi asistente personal, sino como una potencial candidata para convertirse en mi esposa.

Al tercer mes de trabajar conmigo le propuse salir en una cena. Ella encantada aceptó, pasaron algunas semanas más en las que me dediqué a complacerla, a enviarle regalos, llevarla a lugares caros, hasta que decidí dar el siguiente paso en la relación.

Nos acostamos. Y la experiencia fue… algo decepcionante.

Creí que era una mujer muy sensual desde que la vi por primera vez entrar a mi oficina, con un pequeño traje que se ajustaba a sus prominentes curvas, pero la realidad era diferente en la intimidad, o quizás yo no le gustaba lo suficiente.

Sabía que ella estaba conmigo por mero interés. No era un idiota, yo también la estaba utilizando a ella.

Nuestra vida sexual se resumía a follar una o dos veces por semana, en la misma aburrida posición y sin nada emocionante y excitante que agregar a nuestra relación.

Estaba frustrado, tanto mental como sexualmente.

Hasta que… esa jovencita, rebosante de sensualidad y atrevimiento se cruzó en mi camino.

Ella es la mejor amiga de mi hija. Y la más increíble amante que pude haber conocido.

Me regala las mejores folladas, puedo hacerle lo que desee, como quiera y al ritmo que me plazca. Megan no pone límites, cumple todas mis fantasías, me complace como nadie.

Ella es mi mayor pecado. Uno que debo mantener oculto, que no puedo revelar si no quiero arruinar mi reputación.

Quisiera tratarla como la reina que es, pero me es imposible sin levantar sospechas. Por eso mantenemos nuestra relación a escondidas, lejos de la mirada curiosa de todo el mundo, de los reflectores y las cámaras que mantienen su lente puesto en cada movimiento que realizo.

Esta vida es difícil, pero no la cambiaría.

Amo el poder. Me gusta que la gente me admire, que depositen toda su confianza en mí. Y no me considero un mal Senador, soy un buen jefe, amable con mis empleados, atento siempre por su bienestar, por la igualdad.

Y por eso cuando alguien me traiciona y rompe la confianza que deposité en esa persona… enfurezco.

Porque, así como soy bueno y bondadoso. También puedo ser malo y despiadado.

Y esa faceta es la que nadie querría conocer de mí. Absolutamente nadie.

— Puedes publicar lo que quieras. — le digo secamente mientras continúo trabajando en mi Tablet. — solo evita compartir ubicaciones e información personal. Ahora eres una figura pública, debes tener cuidado con lo que subes a las redes sociales.

La observo hacer una mueca por el rabillo de ojo. Decido ignorarla, y enfocarme en mi trabajo hasta que el jet aterriza en el aeropuerto y un cuerpo de seguridad me está esperando apenas bajamos del avión.




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