El guardaespaldas de mi padre

Capítulo 30| Hasta el amanecer

Jennifer

La ansiedad logra que mi cuerpo tiemble tan intensamente que me cuesta mantener el control del volante, el corazón me late a mil por hora y las ganas de llorar aquejan en mi interior.

Mi padre había logrado romperme el corazón. La única persona que admiré desde que tengo uso de razón ahora se ha convertido en un ser frívolo y malévolo, totalmente opuesto al hombre cálido que me leía un cuento cada noche o que lloró mirándome orgullosamente mientras me graduaba de la secundaria.

Todos esos bonitos recuerdos se han visto opacados por sus acciones de esta noche. Todavía no puedo creer que me haya comprometido con un hombre que no amo condenándome a una vida de infelicidad total, eso es lo más despiadado y cruel que ha hecho. Y nunca lo esperé de él, no de mi padre.

— Jennifer. — escucho una voz lejana mientras mantengo mis ojos enfocados en la oscura carretera. — Debes bajar la velocidad, es peligroso.

Miro a Kyle por el rabillo del ojo. Se ha mantenido en silencio desde que salimos de la mansión, sinceramente no sé a donde me dirijo, solo quiero alejarme lo más lejos posible de mi padre.

— Jennifer, tienes que detenerte ahora mismo, estás alterada y podemos…

— ¡Estoy bien! — me sobresalto girando la cabeza en su dirección. — estoy perfectamente. ¿No lo ves?

— Eso no es verdad. — dice serio. — para el auto y hablemos.

— ¿De qué quieres hablar? — inquiero con rabia. — ¿Sobre mi compromiso? ¿Mi padre buscando arruinarte la vida por meterte conmigo? ¿O sobre nuestro futuro incierto juntos? Umm… dime. — la voz me tiembla.

— De nosotros. — siento su mano posarse sobre la mía que mantiene sujeto el volante con firmeza. — sabes que no puedes huir de tu padre como una adolescente en un arranque de rebeldía.

Aprieto los labios. Me molesta escucharlo, puede que tenga razón, mi padre moverá cielo y tierra por encontrarme, aunque tengo fe en que por lo menos hoy me deje en paz y no me busque, necesito asimilar todo lo que pasó esta noche.

— Esto no es un arranque de rebeldía, Kyle. — suspiro. — estamos hablando de mi futuro, del tuyo. Yo…

— Detente. — sin más remedio freno el auto en mitad de la carretera.

El pelinegro se baja del auto y lo rodea para abrir la puerta mi lado. Toma mi mano y brindándome una mirada de súplica acepto salir del auto. Apenas estoy afuera recibo su duro torso que me estrecha como su fuera una pequeña ave con las alas rotas.

Comienzo a llorar con las pocas fuerzas que me quedan, sollozo contra su camisa, ahogo mis gritos y frustración entre sus brazos mientras él permanece junto a mí, acariciando mi espalda y sin alejarse ni un milímetro.

— Papá…

— Lo sé, linda. — sujeta mi rostro entre sus manos haciéndome mirarlo. — sé que estás dolida, molesta y decepcionada por la decisión que tomó esta noche, pero… huir no es lo correcto, esto solo alimentará su ira, no quiero que termines más lastimada de lo que ya estás.

— Nunca creí que él… me arruinaría la vida de esta forma. — el labio inferior me tiembla. — no reconozco al hombre que dejamos en esa mansión, Kyle. Él no puede ser el padre con el que me crie, no es ni la sombra de ese hombre cariñoso y que solo pensaba en mi bienestar y felicidad.

— Él solo está actuando basándose en lo que considera correcto después de saber sobre nuestra relación. — lo miro sin poder comprender por qué lo está defendiendo así después de haberlo tratado tan mal. — no me cabe duda de que te ama realmente, y quiere lo mejor para ti, lamentablemente para él yo no soy lo suficientemente bueno para ti.

— Eres lo mejor que me ha pasado en la vida. — lo estrecho entre mis brazos. — no te atrevas a dudarlo ni un segundo, ¿Eh? — lo miro amenazadoramente y me dedica una media sonrisa que logra calmar en algo mi angustia. — lo que sucede es que mi padre está lleno de prejuicios, pero ni siquiera toda esa mente cerrada y conservadora le sirvió a la hora de meterse con mi mejor amiga. Qué locura. — murmuro para mí misma.

— Sí, para mí también fue una sorpresa cuando Megan confesó aquello. — expresa, — nunca creí que el senador y ella…

— No quiero hablar de eso por ahora. — interrumpo. — suficiente tengo con asimilar lo del dichoso compromiso y tu despido, como para perturbarme pensando en como mi mejor amiga se cogió a mi padre en mis narices y ni siquiera lo sospeché ni un poco.

— Definitivamente ellos son mejores en esto de mantener relaciones secretas que nosotros.

Sin poder evitarlo me río. Debo parecer una loca carcajeándome con la cara empapada en lágrimas y en mitad de una carretera solitaria.

— ¿Te han dicho que tienes un sentido del humor muy agrio? — sonríe al escucharme. — Ahora… ¿Qué se supone que vamos a hacer? — murmuro recargando mi espalda en el auto.

Kyle me mira y noto que por su expresión sé que no me gustará lo que va a decirme.

— No podemos huir, Jennifer. Eso está más que claro. — frunzo el ceño.

— ¿Me estás diciendo que debo aceptar la locura que mi padre ha hecho? — espeto. — No puedo casarme con Jason, Kyle. Quiero hacerlo contigo.

Me sonríe y siento su duro torso pegarse al mío. Inclina su rostro y con su mano acaricia mi mejilla.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.