El guardián

Capítulo 5: ¿Te la quieres llevar?

Chloe
Mi quinto día en este pueblo y aún no encuentro trabajo, Elena me ha apoyado bastante y ya tengo mis documentos falsos, Julián también se ha hecho un gran amigo, es encantador y me trata como si fuera una princesa, sonrío pensando en él.

—¡Ya me cansé! —se queja Zack, el cual ya mañana comienza en la escuela del pueblo, espero no tenga problemas, es inteligente y aunque no se relaciona con nadie espero sepan tenerle paciencia.

—Zack debemos seguir, tengo que encontrar un trabajo y aún me faltan tres lugares a los que ir —él suspira, yo estoy desesperada, ya casi no me queda dinero y necesito un trabajo urgente.

—Ok, sigamos —comenzamos a caminar otra vez hasta que un auto se detiene.

—Sube Chloe —me dice Julián y sonrío, y voy hacia él—¿a dónde van?

—Ando buscando trabajo —le digo una vez subo al auto —pero aún nada.

—Lo lamento, está difícil eso aquí por lo que veo, pero ya verás que algo encuentras.

—Ojalá, lo necesito ya

—Vamos, hoy los invito a comer algo —él me sonríe, luego le sonríe a Zack que ni lo mira, aún no entiendo por qué mi hermano no le tiene confianza ya, con Elena al menos ya la saluda y le sonríe.

Bajamos del auto y entramos al restaurante, es un lugar bonito y uno de los mejores del pueblo.

—Pidan lo que quieran —comenta Julián mirándome.

—Eso sería abusar —le sonrío

—Claro que no —coloca una mano en mi mejilla y acaricia mi rostro, me pongo nerviosa enseguida —no me molesta hacer algo por ti Chloe, solo disfruta —le sonrío perdida en sus ojos.

—Señor debe venir —dice un chico vestido de policía que se nos acerca.

—¿Qué sucede?

—Venga y véalo usted mismo —Julián se levanta, lo sigo luego de decirle a Zack que se quede sentado, al salir la escena frente a mí me deja sin palabras, no sé si reír o irme, miro a Julián que se ha puesto rojo como un tomate.

—¡Maldito! —vocifera Julián, escondo mi risa con una mano, frente a nosotros hay cinco oficiales de policías golpeados y atados, con el uniforme roto y cada uno lleva una palabra en la frente, idiota, estúpido, inútil y otras, están descalzos y un enorme cartel que no entiendo dice: faltan 25 huesos más.

Salgo de ahí y entro al restaurante, sonrío, es imposible no hacerlo, es vergonzoso y aunque siento lástima también es gracioso, se supone que son policías y no deben dejar que eso les pase, parecen tontos.

—Disculpen —llega Julián —Chloe, pagaré lo que pidan, coman, debo irme.

—¿Quién hizo algo así? —lo miro, él suspira

—El maldito de Damon —masculla cargado de rabia —lo siento guapa, nos vemos luego —deja un beso en mi mejilla y se aleja, yo me siento.

—¿Pedimos ya? —dice un desesperado Zack —tengo hambre.

—Claro cielo— sonrío y llamo al encargado.

***
—Venga, ¿no quieres trabajo? será fácil y te pagarán bien —dice Elena animándome a aceptar lo que me ofrece.

—No lo sé Elena —le digo pensativa, estamos en el cuarto mientras Zack juega en la cocina.

—Dices que necesitas el dinero Chloe, solo tienes que servir copas y ya, si dices que no, iré yo y me ganaré el dinero, pero necesitan a alguien fijo y tú necesitas un trabajo ya.

—Pero no sé —camino por el cuarto —será de noche, lleno de borrachos va a estar el club y odio esos ambientes Elena, además, está Zack, no puedo dejarle solo.

—Es de 8 a 12 y yo cuidaré de Zack, lo prometo —Elena sonríe y se acerca a mí —te pagarán un pastón, amiga, no puedes rechazar ofertas así, dime, ¿cuánto dinero te queda?

—¿Ahorrándolo? para una semana creo

—Eso no es nada —resopla, ella tiene razón, necesito el dinero.

—Espera aquí —salgo del cuarto y voy hasta donde está Zack, sonrío al verlo jugar con un carro horrible que fue lo único que le pude comprar gracias a mi falta de dinero —Zack mi amor

—¿Qué pasa Chloe?

—Mamá —alzo una ceja, él asiente.

—Lo siento, pensé que ya se había ido —susurra, yo acaricio su rostro con mis manos.

—Mi amor, ¿podrías esta noche quedarte con Elena?, solo serán cuatro horas nada más —se me queda mirando en silencio

—¿Por qué?

—Es que surgió un trabajo, ganaré algo de dinero, pero si dices que no yo entiendo mi cielo.

—Necesitamos el dinero —se queda pensativo —está bien ve, yo me quedo con Elena

—Te adoro campeón —lo abrazo sonriendo

—Pero te voy a esperar despierto, cuatro horas —yo asiento, sé bien que lo hará y que no dejará de mirar el reloj.

Me preparo con la ropa que Elena me prestó, odio la ropa, pero según ella es lo que debo llevar, una falda demasiado corta para mi gusto, suspiro y salgo de la casa luego de besar a Zack y de decirle a Elena que lo cuide.

—Así que eres la amiguita de Elena —dice el sujeto que me recorre con la mirada, me incomoda pero aguanto.

—Ella me dijo que iban a necesitar a una camarera durante cuatro horas.

—Eres guapa —asiente —comienza ya, al final te vamos a pagar, Mar —llama a otra chica —explícale todo a esta —salgo con la chica que no deja de hablar, tengo que servir copas, sonreír a los clientes y bajar la mirada, nada más, no puedo dejar caer nada y menos pelear con alguien.

Dos horas transcurren y mis pies duelen de caminar tanto, me muevo hacia una de las mesas con el pedido de varios sujetos.

—Gracias, guapa —dice uno de ellos cuando le sirvo, me doy la vuelta, pero agarra mi mano —¿por qué tan rápido?

—Señor debo seguir trabajando

—Quédate un poco más —me jala y termino sobre sus piernas, forcejeo —tranquila chica —lo golpeo en el rostro con una botella y me suelto

—¡Maldita! —vocifera uno que viene hacia mí —acaba de golpear al jefe —me dice, veo cuando levanta su mano para abofetearme, cierro mis ojos, pero el golpe nunca llega.

—¿No te enseñaron a respetar a las mujeres? —abro mis ojos al escucharlo, Damon está frente a mí sujetando la mano del sujeto, lo suelta y este cae al suelo.

—No te metas Damon—le grita el hombre al cual agredí y camina hacia nosotros —la perra me golpeó y además, la vi primero.

—¿A si? ¿y qué vas a hacer?

—Llevarla —mi pulso parece detenerse y me agarro de la camisa de Damon.

—Hazlo —abro los ojos en demasía cuando este se quita de frente a mí dejándome cara a cara con el hombre ese —¡vamos! ¿te la quieres llevar? Hazlo si te atreves —el hombre duda, luego da un paso hacia mí —eso sí, no saldrás vivo de aquí si la tocas.

—Damon...

—¿Qué pasa? Está sola —me señala, trago en seco, el sujeto me recorre con la mirada y luego vuelve a su mesa —vamos —Damon coge mi mano llevándome fuera.

—¿Ibas a dejar que me llevara!? —le grito zafándome de su agarre.

—¿Eres tonta mi Ángel? Le iba a matar si te tocaba, ¿qué no oíste?

—¿Por qué? —lo veo caminar hacia un auto, se detiene y me mira.

—Porque es mi pueblo y protejo a quien se me da la gana, ahora vete de ese club y no vuelvas Chloe, no eres chica de estos lugares —sube a su auto y me deja ahí sin más, miro el club, pero volver ahí no es una opción, camino angustiada hasta llegar al apartamento y al hacerlo me asusto cuando veo la puerta abierta, entro, busco a Zack en la habitación y no está, llego a la cocina y veo a Elena sentada pero parece borracha o

—Elena —la muevo, me mira, ¿está drogada?

—Chloe, que —dice algo que no entiendo

—¿Elena donde está Zack? —la muevo—¡Elena! —le grito, pero nada, la desesperación se adueña de mí, salgo a la calle, grito su nombre, pero no recibo respuesta, ¿dónde está mi hermano? Camino durante minutos que se me hacen eternos y cuando ya siento las lágrimas en mis ojos caigo al suelo.

—¡Zack! —vuelvo a decir y comienzo a llorar, Julián, solo él me puede ayudar.




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