El Guardián de la luz

Capítulo 1

El traqueteo del taxi consiguió despertarme a pocos minutos de llegar a mi destino. Parpadeé a causa del sol y sonreí al contemplar las increíbles vistas que veía a través de la ventanilla. Oxford era un lugar espectacular, me atrevería a decir que incluso mágico, lo tenía todo para poder escribir una novela, y eso era lo que pretendía hacer aquí. Las vacaciones de verano me ayudarían a escribir la historia que no dejaba de invadir mi mente por las noches.

Tan pronto cerraba los ojos, imaginaba estar en Oxford, acompañada de un lobo blanco de ojos azules. Siempre le encontraba sentado en las escaleras de una casa con muros de piedra blanca, observándome en silencio.

Cuando el taxi se detuvo, volví al mundo real. Pagué y salí con mi maleta del interior.

El sol me cegó, pero lo primero que vi fue el Puente de los Suspiros. Había un perro debajo de él, tumbado a la sombra.

–– ¡Rose!

Me giré al escuchar mi nombre y sonreí de oreja a oreja al ver a mi mejor amiga, Lily. Me sacó una fotografía, mientras una amplia sonrisa me daba la bienvenida. Tan pronto nos abrazamos, la apreté con fuerza.

–– Todavía no me creo que esté aquí –– dije emocionada ––. Ya puedo sentir la magia de esta ciudad, las buenas vibraciones.

Lily se echó a reír y asintió contenta. No recordaba ya el brillo tan especial que tenían sus ojos marrones, tan cálidos.

–– Llevas mucho tiempo queriendo venir, Rose. Cuando mi compañera de piso me dijo que se marchaba a Finlandia justo el día después de que me contaras tus ganas de venir… lo vi como una señal del destino.

–– El mundo quiere que escriba este libro –– me encogí de hombros y agarré mi maleta mientras la seguía. Estaba realmente feliz de estar por fin aquí.

–– Mi apartamento está cerca. Podrás escribir allí sin ruidos.

–– Gracias, pero si sigue haciendo sol, escribiré en una cafetería o al aire libre, no tengo problema. Sé que estando aquí en Oxford, lograré algo increíble.

 

El apartamento de Lily era bastante grande. Tenía dos habitaciones y un baño, la cocina amplia se comunicaba con el salón separada con una barra, y justo al lado, tenía un pequeño despacho.

 Me resultaba increíble que mi mejor amiga llevara ya dos años en Oxford mientras realizaba su proyecto.

–– ¿Vamos al pub a tomar una cerveza? –– me preguntó Lily mientras se acercaba a la habitación.

–– Claro, déjame coger el bolso y estaré lista.

–– Me resulta raro verte con el pelo tan oscuro –– dijo mirándome fijamente.

–– Llevo sin pisar la playa años, Lily. No está tan mal ser castaña.

–– Mejor, porque rubia, eras un poco más tonta.

Le tiré el bolso a la cara y lo atrapó entre risas.

 Tan pronto bajamos a la calle, volví a sonreír. La arquitectura que tenía Oxford me tenía cautivada.

–– Es por aquí –– indicó Lily.

Me enganché al brazo de mi amiga y miré hacia todos los edificios.

–– Te juro que sigo sin creerme que esté aquí –– la miré y ella me guiñó un ojo, estaba tan contenta como yo ––. Por cierto, espero que me presentes a William, quiero conocer al inglés que tiene loca a mi mejor amiga.

Lily se sonrojó.

–– Le llamo Will, William suena demasiado clásico. Y sí, le conocerás hoy, quedé dentro de un rato con él en el pub al que vamos.

–– Me parece estupendo.

***

Al llegar al pub, nos sentamos en una mesa grande donde había dos bancos de madera. El local era bonito y acogedor, con unas luces pequeñas que adornaban las vigas de madera del techo, los grandes ventanales daban a una pequeña calle.

–– ¿Te gusta? –– preguntó Lily frente a mí, mientras me apretaba las manos con cariño.

–– Sí, todo es perfecto. Lo veo como un sueño, sé que te parecerá una tontería enorme, pero necesitaba estar aquí, Lily. Gracias.

Mi amiga me sonrió con dulzura.

–– Y yo necesitaba tenerte delante para preguntarte cómo estás, Rose –– su rostro se volvió más serio ––. Sé que no has estado bien últimamente, que tienes cientos de preocupaciones y más por tu madre, pero creo que es hora de que mires por ti misma, y este viaje, es un gran avance.

Suspiré y le apreté las manos.

–– Lily, me conoces desde el instituto. Reconozco que he estado un poco ausente desde la muerte de mi padre, pero escribir mis libros me mantiene viva. Mi madre está en buenas manos, la están cuidando y sé que volverá a ser ella misma, algún día. Incluso su gata estará encantada de tenerme lejos. Sabes que mi madre tiene unas amigas estupendas, no la dejarán sola en ningún momento –– dije con una triste sonrisa.

–– Eva y Sara son geniales.

–– Esas dos mujeres, moverían cielo y tierra por mi madre. Les dije que vendría a Oxford y al principio, es cierto, que no estaban contentas de que dejara a mi madre, pero llevo queriendo escribir esta historia mucho tiempo.




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