El Guardián de la luz

Capítulo 22

Por la mañana, la Guardiana del Bosque nos avisó a cada Custodio de que teníamos que asistir al comedor a las ocho y media. No era necesario que los Duobus estuvieran con nosotros, así que Anubis se marchó tan pronto ambos pusimos un pie fuera de nuestra cabaña.

Cole y Alison ya estaban desayunando cuando Gina y yo llegamos. Jaime y Jason llegaron en el momento en el que Agatha entró en el comedor. Me sorprendió volver a ver a todos los profesores juntos. Charlie y Mary entraron en silencio, y se sentaron en los dos extremos que quedaron libres. Supuse para quién eran los otros dos asientos. El Canciller Mikael entró charlando animadamente con Hunter, él llevaba la misma túnica de siempre, se les veía relajados. Todos los que estábamos en la sala, dejamos de hablar cuando ambos entraron.

–– No sabía que estaría el Guardián –– susurró Jaime emocionado. Le sonreí con la boca cerrada.

–– ¿Qué crees que nos dirán? –– me preguntó Jason al oído.

Me encogí de hombros. No habíamos vuelto a hablar desde nuestro beso de anoche.

–– ¡Custodios! –– exclamó Mikael. Jason y yo nos giramos para atender ––. Me complace anunciaros que nuestros vecinos de Cambridge vendrán a visitarnos el viernes que viene –– hubo murmullos enseguida ––. Lo sé, lo sé –– movió las manos en señal de calma ––. Nuestra relación con ellos no está en sus mejores momentos, pero cada año es costumbre hacer un baile y honrar nuestra historia. Al fin y al cabo, ambos existimos gracias al otro. Me gustaría que todos vosotros asistiéseis al baile. ¿A quién no le gusta una fiesta? –– Mikael se echó a reír, él solo. Ningún profesor le imitó ––. Nuestro Guardián nos representará en una pelea amistosa –– el rostro de Hunter era inexpresivo, si le gustaba o no esa pelea, no lo dejó ver ––. Estoy seguro de que todos los que estamos en esta sala, le apoyaremos y le desearemos una gran victoria.

–– Aquí estaremos –– susurró de nuevo Jaime. Gina tenía los ojos en blanco, pero después le sonrió con cariño.

–– Sin duda no me lo perderé –– dijo Alison, sin dejar de mirar hacia Charles.

–– Sin más preámbulos, la jornada seguirá como lo planeado –– terminó de decir el Canciller.

Cresseida se levantó de su silla y avanzó hacia nuestra mesa.

–– ¡Os veo a todos en diez minutos! –– exclamó contenta.

Enseguida los seis nos giramos para charlar de lo que acabábamos de escuchar.

–– Decidme que estaremos todos –– dijo Jaime.

–– Claro –– le contestó Cole.

–– ¿Un baile? Suena un poco antiguo –– comenté.

Jason levantó una ceja y dijo con una amplia sonrisa.

–– Mira a tu alrededor, Rose. Todo es antiguo.

Los cinco se echaron a reír.

–– Pues aquí estaré –– terminé respondiendo.

***

Cresseida y su Duobus estaban en el centro del campo de entrenamiento. No vi a nuestros Duobus por ningún lado. El cofre de las armas estaba abierto, ella ya había decidido quién lucharía hoy.

–– ¿Crees que nos tocará? –– me preguntó Cole.

Negué con la cabeza.

–– Ya lo hicimos esta semana, hoy le tocará a otra pareja.

–– Custodios, hoy me gustaría que luchasen dos de vosotros –– de repente, señaló a Jason ––. Hace días que no veo tus mejoras, Jason. ¿Te gustaría batirte contra alguien?

Jason sonrió asintiendo y me guiñó un ojo.

–– No, por favor –– susurré con cara de pocos amigos.

–– Venga, será divertido –– pestañeó rápidamente.

Bufé.

Cresseida aplaudió.

–– ¡Perfecto! Rosalie, coge un arma. Hoy practicaremos el cuerpo a cuerpo. Aunque vuestros elementos también pueden ser usados.

–– Voy a aplastarte –– le dije en voz baja a Jason. Él simplemente se echó a reír.

Me acuclillé enfrente del gran cofre y medité mis posibles opciones. Jason era muy bueno con la espada. Necesitaba algo que no pesara mucho para poder moverme mejor. Algo que me permitiese poder vencer a su espada. Mi contrincante del día se acercó y cogió la espada larga, con la empuñadura dorada. Jason me guiñó un ojo y se alejó.

Volví a mirar las armas y escogí el sable, quería probar su hoja curva. Había leído que los sables eran buenos para la velocidad en combate.

–– Buena elección –– me dijo Cresseida asintiendo con la cabeza.

Me coloqué enfrente de Jason, un poco lejos de él.

Un movimiento a mi derecha me sorprendió. Sonreí de oreja a oreja. Anubis estaba en el límite del círculo, me di cuenta de que Káel también estaba a su lado. Mi Duobus asintió, supe que era su manera de darme ánimos.

–– ¡Cuando queráis! –– exclamó Cresseida dando un paso hacia atrás para protegerse tras el círculo.

Jason comenzó lanzándome una fuerte llamarada. Aproveché para probar mi elemento de agua, pero esta vez, mi pared no fue tan buena como la de la vez anterior. Algunas llamas consiguieron traspasarla. Tuve que echarme hacia atrás para que no me quemasen el rostro.




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