El Guardián de la luz

Capítulo 41

–– Estaba todo buenísimo, Charles –– dije apoyándome en el respaldo de la silla. Miré la noche estrellada, iluminada por velas que flotaban en el techo de la parte trasera de la cabaña de Hunter. Protegida con un hechizo, la tibieza del lugar impedía que nos molestara el frío mientras cenábamos al aire libre.

Me acomode el tirante del vestido que Mary me había dejado. Cuando me vio entrar con la ropa de siempre me entregó un vestido que apareció en el armario de Hunter. Dijo que nos quería a todos vestidos elegantes, que por un día podíamos vestir así y no con la ropa de Oxford.

–– La comida estaba buena, pero las vistas son mejores –– susurró Hunter, guiñandome un ojo, sacándome de mis pensamientos. Puse los ojos en blanco, aguantándome la risa. No sabría decir cuántas veces pensé en lo bien que me sentía con ellos.

–– Mañana por la noche deberías probar mi postre especial –– dijo Charles animado.

Yo recordé que mañana tenía planes.

–– Mañana vuelven mis amigos, Brooke nos ha invitado al aniversario de la toma de mando de su hermano –– comenté.

Los tres se miraron con curiosidad, aunque fue Mary quién habló.

–– Su hermano siempre me cayó mal, él siempre supo que heredaría el título familiar. Le dijo a todo su Clan que ellos siempre estarían solos, que no podían confiar en nosotros.

Hunter sacudió la cabeza, parecía molesto cuando habló.

–– Intenté hacerle entrar en razón. Oxford siempre acogerá a cualquier Custodio que lo necesite, siempre estarán protegidos mientras no quieran herir a nadie, pero Bran es mucho más orgulloso que yo.

Sin duda no se parecía a Brooke, ella era bondadosa, siempre dispuesta a ayudar. A mi me había ayudado en La Tierra del Viento.

Hunter movió mi silla, sacándome de mis pensamientos.

–– Deberíamos irnos Charles –– dijo Mary levantándose. Nos miró a Hunter y a mí con picardía ––. Creo que deberíamos dejarlos solas, alguien tendrá la cama caliente esta noche.

El comentario me cogió por sorpresa y decidí contestar. Sí, era obvio que me acostaría con Hunter, llevaba semanas deseándolo.

–– Igual no es la cama la que estará caliente esta noche –– solté.

Hunter giró el cuello tan rápido que creí escucharlo crujir. Me dedicó una mirada ardiente y una sonrisa no apta para todos los públicos.

–– Cuando creo que no puedes ser más increíble, sueltas estas cosas, Rose –– dijo, pero miró a Mary ––. Te acaba de dar una bofetada en toda la cara.

Me eché a reír sacudiendo la cabeza. Mary también se estaba riendo.

–– No era mi intención tal cosa –– comenté mirándola desde mi silla.

Anubis, Damon y Moira entraron en el jardín en ese momento.

–– Contestaría, pero hay un Duobus que podría comernos a todos si escuchara lo que tenéis pensado haceros –– terminó Mary con un chasquido de lengua. Después de eso, Charles se despidió con una amplia reverencia y se llevó a Mary de la mano. Moira los siguió un poco confusa.

Anubis sin embargo, se detuvo al lado de Hunter, para mi sorpresa.

–– Dice que pasará la noche con Damon, tienen algo que hacer –– me dijo Hunter mientras se levantaba de la silla. En un abrir y cerrar de ojos, los platos, las bebidas y los restos de comida desaparecieron.

Me agaché para abrazar a Anubis y despedirme de él. La calidez de sus sentimientos, acarició mi corazón. Le dediqué una amplia sonrisa. Damon me miró a los ojos y lo escuché en mi mente.

Entre nosotros te diré, que Hunter tiene el respeto y la confianza de Anubis. Creí que deberías saberlo.

Sonreí a Damon de oreja a oreja. Él se marchó sin mirar atrás.

–– Por fin solos –– dijo Hunter dándose la vuelta, poniendo ambas manos en mi cintura. Yo apoyé las manos en su pecho.

–– Gracias por el día de hoy.

Su mirada cambió de pícara a cálida.

–– Gracias a ti por aceptar venir –– dijo agachando la cabeza. Me mordí el labio inferior y estirando el cuello le besé los labios. Él me apretó con delicadeza en la cintura, después se separó para mirarme a los ojos ––. Debo avisarte de que aquí nos escucha y nos ve la Guardiana del Bosque –– alcé ambas cejas mirando a mi alrededor ––. Te aviso por si no te gusta ser observada.

Negué con la cabeza sonriendo.

–– Eres de lo que no hay, ¿lo sabías?

–– Tenía una ligera idea, pero si tú me lo dices, me lo creo.

–– Pues vamos para dentro.

Hunter se giró rápidamente en un gesto divertido. Yo seguí riéndome. Estaba disfrutando de su alegría.

Una vez en el salón, tan pronto se giró, busqué directamente su boca. Su lengua chocó con la mía varias veces, pero después se separó, volviéndome a mirar de esa manera tan suya, haciéndome la mujer más querida del mundo. Esa palabra me aceleró el corazón. Hunter no me quería, pero esa mirada había sido intensa.

Me pasó ambas manos por la cintura, agarrando mi vestido.




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