El Guardián de la luz

Capítulo 43

El dolor de la muerte de Miranda se instaló en mi corazón, arrancando otro trozo de él. Sabía que mi mente nunca olvidaría el grito de desesperación de Gina, como tampoco podría olvidar nunca que hacía apenas media hora, había matado a un hombre.

Había matado por primera vez. Le había quitado la vida a una persona, pero una parte de mí sabía que la supervivencia era parte de la vida, parte de la vida que no supe entender al llegar aquí, pero que ahora veía con claridad. Cuándo llegué a Oxford y comencé a entrenar manejando mis elementos o la daga, yo solo había imaginado que tendría que usarlo contra mis compañeros, un simple ejercicio.

Cuando fui a La Tierra del Viento hice mi primer enemigo, Calvin. Cuando pensaba en él, mis instintos me decían que acabase con él o él acabaría conmigo. Yo había pensado en matarle sin sentir las consecuencias, y ahora, yo había matado por primera vez.

Me di cuenta de que no estaba preocupada por haberlo hecho, no tenía remordimientos, ni pena por ello. No sabía si algo en mí estaba mal, o si mi mente, mi corazón y mi alma sabían de antemano como era yo en realidad, o al menos, como sería la Rosalie que llegó a este mundo de magia y elementos.

–– Rosalie –– me llamó Hunter con la voz neutra sacándome de mis pensamientos. Alcé la vista y me levanté de las escaleras de la entrada del edificio principal ––. ¿Estás segura de que era ella?

Asentí.

–– Kate, me acuerdo de su nombre. Fue Cambridge –– contesté.

Bran llegó junto a nosotros.

–– Rosalie tiene razón, llevaban capas de color azul oscuro, ese es el color de Berel –– confirmó Bran, mirando a Hunter con rostro serio ––. Mi Clan está en deuda con vosotros, Guardián. Si Rosalie no hubiese dicho tu maldita frase, yo no hubiese reaccionado, no hubiese buscado ayuda. Hace mucho tiempo que no la necesitamos.

Hunter le dirigió una mirada de advertencia.

 –– Mi maldita frase estará siempre disponible, Bran.

El Canciller Mikael llegó junto con Mary, ambos rostros inexpresivos.

–– Agatha está tratando a los heridos, Bran. Siento mucho tus pérdidas, estamos intentando salvar a los heridos de gravedad. Sin embargo, me temo que tenemos que lamentar la pérdida del Duobus de la señorita Evans –– dijo el Canciller con tristeza. Miró a Bran y después a Hunter ––. ¿Qué crees que quiere Berel?

Hunter respiró hondo, después sacudió la cabeza.

–– Nunca antes había tenido lo necesario para atacar Oxford –– cuadró los hombros y estiró el cuello ––. No han atacado a nadie más, supongo que te tenían vigilado, Bran –– lo miró con cautela ––. Imagino que estaban observando y cuándo vieron a Custodios de Oxford allí con sus Duobus, lo vieron como una cacería segura.

Mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas, me las limpié antes de que cayeran por mi rostro. El Canciller se giró en ese momento hacia mí.

–– Tengo entendido que vosotros dos –– nos señaló con la mirada a Cole y a mí ––. Estuvisteis protegiendo al Clan y a vuestros amigos.

Cole se apresuró a contestar.

–– Fue Rose casi todo el tiempo, Canciller. Mi tercer elemento decidió salir en mal momento.

Mikael alzó ambas cejas, asintiendo lentamente.

–– En otro momento, te daría la enhorabuena, Cole –– después me miró a mí ––. La señorita Evans está sedada, tenía ataques de ansiedad y Agatha decidió dormirla. La están cuidando bien –– yo asentí, Jaime y Alice estaban con ella, cuidandola. El Canciller levantó la mirada hacia Bran ––. Me gustaría hablar contigo, hace años que no nos vemos.

Reúnete conmigo en el claro en cinco minutos.

La voz de Hunter sonó fuerte en mi mente.

–– Vengo ahora –– dije a nadie en especial. Cole asintió y yo le apreté el hombro para darle ánimo. Sabía en lo que estaba pensando, se lamentaba de que su tercer elemento hubiera salido en un momento tan crucial.

Anubis me siguió a mi lado, cuándo estuvimos lo suficientemente lejos de que nadie nos viese o escuchase, me eché a llorar. Los nervios y la situación se hicieron con el control de mi cuerpo, hasta que Anubis los ahuyentó. Me arrodillé en el suelo y abracé a mi Duobus con desesperación.

–– Me hubiese muerto si una flecha te hubiese alcanzado –– dije entre sollozos. Sentí su cosquilleo en mi corazón, como de costumbre, pero esta vez, sentí mucho más. Sentí como Anubis calentaba mi cuerpo entero, hasta llegar a mi alma. Sentí sus sentimientos, su miedo cuándo la chica me atacó, sentí su rabia cuándo la mató y ahí me di cuenta de que Anubis, también había matado por primera vez.

–– Hoy hemos matado –– susurré. Los nervios y el miedo ya no estaban.

Mi Duobus asintió, no vi ni un solo atisbo de remordimiento en su mirada.

–– No había tenido tanto miedo en toda mi vida, Anubis. Y tú...tú conseguiste ahuyentar el miedo, la duda… Me he dado cuenta de que ya no quiero estar en un mundo donde tú no estés, si algo te pasara Anubis...lo siento, pero ya no tendría ganas de vivir. Esto es lo que siento por ti. Sí, siento cosas por Hunter, sí lo quiero, sí lo amo, pero tú, tú eres lo más importante para mí, nunca lo olvides.




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