El Guardián de la Noche: Reencarnación © [libro #3]

EPÍLOGO

~TRES MESES DESPUÉS~

 

Me encontraba en mi habitación junto a mis amigas cuchicheando ente sí, emocionadas arreglando sus maquillajes y cabello, yo compartía su entusiasmo y a la vez me encontraba nerviosa...

El día había llegado.

- ¡Te ves hermosa, Ella! -exclamó Nati y Dani al unísono.

Salí del baño totalmente arreglada, con un vestido blanco suelto y el velo llegando hasta mi cintura.
Las miré a cada una de ellas, parecían verdaderas princesas con los vestidos azul cielo que fueron confeccionados previamente de tela muy fina por una reconocida diseñadora de la ciudad, les dediqué una sonrisa.

- Ustedes ven maravillosas, chicas. Gracias por ayudarme en todo esto.

- Eres nuestra amiga, Ella, estamos contigo porque te mereces la felicidad perdida -me dijo Denisse tomando mi mano, le di un pequeño apretón.

- Gracias a ustedes que confiaron en mi, lo voy a ser.

Tocaron a la puerta mientras Dani abrió, se trataba de mi madre y la Doctora García, portando vestidos color turquesa las cuales las hacían lucir bellas. Las miré.

- ¿Ya estás lista? -preguntó mamá con una sonrisa en su rostro.

- Si. Lista.

- Entonces, vámonos.

Los escoltas de la familia Dinali esperaban en la parte baja del dormitorio listos para escoltarnos hacia el lugar del evento, mi madre me sostenía la mano mientras mis amigas hablaban de un sin fin de cosas; había pasado mucho desde la última vez que miré a mamá con vestido... Desde la fotografía de navidad. Divisé a los chicos con sus trajes finos esperando a sus damas, al llegar nos recibieron con una sonrisa elogiando los vestidos; miré a mi hermano con Sophia, acercándose a nosotras.

- Luces hermosa, Gabriella.

- Gracias, cuñada -reímos al decir aquello mientras mis amigos se iban colocando en sus lugares. Estaba más nerviosa que nunca.

- Te veré adentro -dijo mi madre mientras me daba un beso en la mejilla.

- Gracias, mamá. Te quiero mucho.

Nuestra relación había crecido mucho y de nuevo éramos cercanas, miré aquellas lágrimas de orgullo mientras ella y Sophia entraban; mi hermano me miró.

- ¿Lista para entrar?

- Estoy lista... Y nerviosa -admití.

- Todo está bien, Gaby; sólo relájate y sigue a tu corazón.

Todo se hizo un silencio profundo mientras se ponían de pie y la música inició a tocar, coloqué mi brazo bajo el de Gabriel mientras entramos a la cafetería que había sido arreglada de manera increíble: cientas de flores rojas y el camino de pétalos de rosas, mientras caminaba miré a todos los estudiantes del instituto maravillados por mi imagen y el momento que se vivía; miré hacia los lados en donde estaban mis amigos sonriendo hacia mi dirección, felices por aquel momento, posé luego mis ojos hacia mi madre y Santiago quienes estaban a lado de la Doctora García, el Señor Linares y el señor Camilo. Finalmente miré al frente donde estaba Leo, portando un traje negro elegante y antiguo, mirando hacia la dirección donde iba caminando. Al llegar al altar Gabriel le dio mi mano mientras le daba una palmada, lo abracé antes de unirse junto a Sophia en la banca y todos tomaron asiento. La ceremonia tomó inicio.

- Queridos hermanos y hermanas, personal docente y comunidad estudiantil, estamos aquí reunidos en esta ceremonia para unir las vidas de estos dos jóvenes en santo matrimonio...

Conforme la ceremonia pasaba, en mi mente recordaba cada momento vivido con él, ahora era una nueva oportunidad para iniciar una nueva relación; el sacerdote pidió los votos matrimoniales ante Dios, los cuales los hicimos breves y claros. Después de un momento, nos pidió que nos pusiéramos de pie mientras miraba a ambos.

- Leonardo Rinaldi Carbajal, ¿Acepta a la señorita María Gabriella Álvarez como su esposa, prometiendo amarla y respetarla todos los días de su vida?

Me miró con una sonrisa en los labios.

- Si. Acepto.

El sacerdote se dirigió a mi.

- María Gabriella Álvarez, ¿Acepta al joven Leonardo Rinaldi Carbajal como su esposo, prometiendo amarlo y respetarlo todos los días de su vida?

Lo miré con una sonrisa en los labios mientras observé a todos los presentes. Asentí.

- Si. Acepto.

- Por el poder que me otorga la Santa Iglesia católica, los declaro marido y mujer. Que lo que Dios acaba de unir, no los separe el hombre.

- ''Nunca más'' -le transmití a Leo quien se giró hacia mi.

- Leonardo, puedes besar a la novia.

Nos sostuvimos la mirada mientras una canción iniciaba a sonar, mi sorpresa fue a más al mirar a la intérprete cantar una de mis melodías preferidas, I will Be de Avril Lavigne; y en un lado Natalia cantando aquella canción.

- Especialmente para ustedes. Ella, hermano. El inicio de una nueva vida juntos.

Mientras la canción continuaba, miles de recuerdos vinieron a mi mente de toda mi vida. Mi vida humana había tenido varias heridas que curé con tiempo y me sentía en paz con todos, especialmente conmigo misma; recuperé a la familia que separé, volví a involucrarme dentro de la sociedad y descubrí el pasado sobre quien era realmente...



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En el texto hay: vampiros, vidas pasadas, novela juvenil con un poco de accion

Editado: 27.12.2018

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