Me encontraba relajada en aquel momento sin evitar preocuparme por lo que estaba aconteciendo de vuelta en casa, me sumergí en una relajación extrema para hacer contacto... Las imágenes se iniciaron a hacer claras, era una habitación oscura, todo estaba en sumo orden y sin nadie dentro de ella; no entendía el motivo por el cual estaba concentrada en ese lugar, sentí la presencia de alguien que se dispuso a entrar... Era mi hermano quien encendió la luz y comprendí que estaba en mi habitación. Caminó cerca del ropero cerca del baño, lo abrió sacando la caja con las pocas pertenencias que había llevado desde que nos mudamos a Málaga, dentro de ella sacó una pequeña imagen de mi cuando era apenas una niña junto con él y mi madre; había olvidado esa fotografía: tenía alrededor de cinco años y mirar aquella inocencia que mostraba me hizo recordar lo tanto que había cambiado...
Del bolsillo de su abrigo saco algunas fotografías más, las cuales las examiné detenidamente: una fotografía en donde tenía siete años, quizás la última fotografía antes de que iniciara a cambiar, era de esas niñas que sonreía cada día y de un día a otro aquello desapareció; luego sacó una fotografía en donde sospeché tenía diez años, fue en esa fecha cuando estuve a punto de morir de una fiebre muy alta pero gracias a él no lo hice... Había una fotografía que llamó mi atención por la forma en la que me encontraba yo, estaba sentada bajo un árbol mirando a la nada vestida con un vestido azul claro que tenía pequeñas flores moradas, parecían tulipanes, mi cabello estaba sujeto en una coleta.. lucía como una muñeca de tocador pero mi rostro expresaba lo contrario, mis ojos grises se sentían atrapados en una imagen que no expresaba quien era en realidad, tenía trece años; la siguiente fotografía era de la última navidad que pasamos en México: era una fotografía familiar, mi madre lucía un vestido largo palo de rosa, su cabello estaba rizado y llevaba unos tacones color plateados; Gabriel lucía un traje negro de tela fina (sabía que lo había guardado a través de los años), una corbata color gris y su cabello se encontraba algo despeinado pero adecuado para esa ocasión luciendo el pequeño collar que ambos teníamos... Y finalmente me encontraba en medio de ambos luciendo un vestido suelto rojo que resaltaba mi piel blanca, llevaba de calzado unas botas negras mientras mi cabello estaba suelto con una diadema como único accesorio en el cabello, llevaba puesta la pequeña cadena que mostraba mi hermano.
Mirarme a través de esas fotos me hacían sentir por un lado triste al no saber disfrutar mi infancia, por otro lado no tenía idea que Gabriel tenía en su poder aquellas imágenes; quizás el distanciamiento que habíamos tenido al principio en el Instituto fue un pequeño aliado para que llevaba aquello consigo.. para recordar como fui de niña; la última fotografía me mostraba en el patio trasero de nuestra antigua casa en donde ya lucía mi vestimenta negra, en medio de la nada donde él mismo me había fotografiado abrazándome a mí misma y mi rostro tan inexpreso como mostré vario tiempo, mi cabello suelto y la cadena que llevo puesta hasta el día de hoy... Luego de aquello las colocó en aquella caja volviendo a ponerla en su lugar, una vez hecho caminó hacia la cama donde se sentó mientras su rostro se notaba pensativo; logré escuchar cuando dijo algunas palabras:
- ''Cambiaste demasiado, incluso dejaste de vivir desde que eras una niña, en parte me siento responsable por esta vida que debes llevar; mi intención jamás fue hacerte parte de esto... quizás sí no hubiera hecho tal cosa todo sería distinto, pero sin mi intervención en este momento estarías muerta... Cambió tu forma de ver las cosas, el trato que te inició a dar la gente y cada cosa que conocías hasta ese momento, tal vez no hemos sido hermanos que se confían sus secretos y tenías tus razones para actuar así; después de todo este tiempo puedo estar seguro de que fue lo mejor, ahora eres más segura de ti misma y fuerte en todo aspecto posible''.
Ver a mi hermano de esa manera me destrozaba el alma, deseaba decirle que no debía sentirse culpable, antes no sabía lo que había hecho por mi.. ahora lo entendía, había cambiado y le agradezco por aquello pues me hizo ver la realidad. Mi realidad. Han pasado demasiadas cosas que no he tenido la oportunidad de decirle tanto, no quería ni pensar que moriría joven lejos de casa, eso no sucedería: llegaría viva a Málaga, no decepcionaré a la gente que cree en mi.
Regresé a mi propia mente y continué descansando, me vi sumergida de nuevo en un sueño que me llevaba de regreso al Instituto, me encontraba caminando por el campus, había algunos alumnos incluidos mis amigos; el día era nublado como es de costumbre y de extraña manera me sentía feliz y tranquila lo cual no me explicaba, mi grupo se acercó a mi con felicidad y emoción en sus rostros.. parecía ser el inicio de nuestras vacaciones de verano y lo pasaríamos todos juntos, Leo llegó hacia mi tomándome de la mano, en él sentía una sensación de felicidad tan enorme que me hacía sentir varias cosas. De pronto me di cuenta de la presencia de Ian en el grupo, pero extrañamente tenía una sonrisa en su rostro... una sonrisa que denotaba una auténtica felicidad; nos dirigimos a un autobús que se encontraba en la reja del Instituto en donde subimos para irnos de viaje... Me quedé un tanto sorprendida por lo que estaba soñando pues pronto caí en la cuenta de lo que se trataba esto: en aquel sueño, los tres éramos humanos, era la explicación por la cual Ian también apareció ahí, tal vez hubiéramos sido todos amigos y no tener que vivir esta vida, tal vez seríamos personas diferentes.
Editado: 18.06.2018