El Guardián de la Noche: Regreso al Instituto © [libro #1]

Capítulo 18: Odio

Observar de pie a Ian Dinali me hacía recordar cada cosa que nos hizo vivir en el Instituto y la gran preocupación por la vida de Isabelle; el rostro de la chica me hizo darme cuenta del daño que le habían hecho en esos últimos días, el sentido de alerta de vuelta de Málaga había incrementado en esas horas en caso de algún ataque. Aún con aquella maldita sonrisa que deseaba quitar de su rostro, se acercó.

- Vaya Gabriella, sabía que eras ingenua... pero no tanto.

- Explícamelo tú, que no te interesa involucrar a otros en este asunto que es con Leo y conmigo.

- Entre más tiempo pasen con los humanos, sus horas estarán contadas a cada minuto -su voz era frívola como lo había sido la última vez que nos enfrentamos a él- Claramente no les importa que mueran.

- Tú no eres precisamente el indicado para hablar de muerte, luego de las cientas que has provocado maldito.

- No me importan tus amenazas, especialmente de una rara como tú. -caminó alrededor de mi sin quitar aquella sonrisa maliciosa- Es una pena que seas tan hermosa para ser una de los nuestros, más pena será que tenga que matarte.

Cambió el azul de sus ojos por un tono rojo intentando optar una fiereza en aquella mirada, me puse de pie con la mirada fija en él.

- Tú ni nadie tendrá el gusto de aquello, aguanté cada rechazo y humillación de todos incluso de ti cuando parecías un ingenuo que quería enredarme;pero déjame decirte que ya no soy la misma estúpida de aquel entonces -mi voz era firme al colocarme en posición de ataque- Te metiste con las personas que quiero, tu hermana está también en ese círculo; es por ella y por cada uno de ellos que juro destruirte.

- Que conmovedor discurso -dijo en tono burlón- Cada patético humano de esa escuela morirán, a mi no me interesa nada de ellos; no debes subestimarme, niña tonta.

- Sí soy una tonta como tu dices, dime cuál es el destino que tenías para Danielle.. ¿Acaso no deseabas regresar para ofrecer un trato? Su vida a cambio de dejar libre a Isa. Querías hacer de su vida una miseria de la que no pudiera escapar.

La sonrisa de Ian flaqueó un poco al saber de su plan, me fulminó con la mirada al decir todo aquello; el rostro de Isa cambió a uno de terror al escuchar mis palabras.

- ¿Qué...? ¡¿Eso planeabas hacer, maldito desgraciado?! ¡¿Condenar a tu hermana?!

- ¡Cállate! -le ordenó mientras me miraba con odio- No se cómo carajo te enteraste pero juro que me las pagarás, maldita fenómeno.

- No te tengo miedo, Ian, ya no más esconderme y dejar que los demás se hagan cargo; he descubierto como utilizar cada poder en tu contra, ya no seré débil como antes. Ya no permitiré que me mates. Estaré un paso adelante de ti.

Ian mostraba el odio que siempre había tenido por nosotros, me tomó del brazo violentamente diciendo que era una insolente y que me arrepentiría por haber nacido; Leo lo empujó haciendo que retrocediera algunos pasos alejándolo de mi.

- Tú no la vuelves a tocar -le dijo con aquel tono que pocas veces había escuchado- No te bastó con esto que ocasionaste.

- ¿Lo qué yo ocasioné? Por favor Leo -mofó Ian- Yo no ocasioné esto, todo este juego es por ustedes que se saltearon las reglas; sí tan sólo no hubieras protegido tanto a ésta dividida -me señaló sin quitar la mirada de Leo- Todo estaría como debería ser.

- No iba a quedarme de brazos cruzados luego de que tú me la arrebataras de mi lado, te cegó la idea de ser el más poderoso, la ambición, el poder para ejercer en la vida de los demás. Sí no te conociera bien, diría que la hubieras matado.

- No estás perdido en eso -reconoció- No se porque defiendes tanto a estos humanos, sólo son estorbo para nosotros. Son alimento.

- ¡Son personas tal como lo fuimos tu y yo! En verdad no tienes respeto por tu antigua vida, y claramente no había manera en la que entendieras cuando tenías al maldito de Giancarlo como maestro.

- Debiste haber seguido sus órdenes, hubieras alcanzado todo aquello que deseabas -mientras Ian se acercaba Leo me protegía a sus espaldas, me dirigí a Isa que estaba asustada por lo que estaba escuchando.

- Yo no pedí ser esto, luché por la gente que necesitaba seguir viviendo; condené la vida propia por proteger a todos el día de esa lucha. Sí regresé por Ella fue porque no iba a permitir que la mataran.

- Ese fue tu más grande error. La orden era llevarla a él, pero todavía sentías compasión por esa chica.

- Es evidente que no lo entenderías, Dinali; cada muchacha ha terminado muerta a tu lado, causando también la desaparición de cientas de ellas.

- Eran simplemente para pasar el rato, ninguna me interesó en realidad -dijo con aquella sonrisa maliciosa, ahí fue donde hablé.

- ¿Ni siquiera Denisse?

Su rostro se tornó serio y a la vez de enfado, en los primeros meses en el tiempo que las cosas se tranquilizaron cuando Lillian se había ido del Instituto mantuve una conversación sobre ella, en el fondo de su ser sabía que en verdad sintió un poco de cariño por ella; sin embargo eso desapareció en el transcurso del tiempo. Un tema que no le gustaba sacaran.



#29791 en Otros
#4182 en Acción
#4124 en Aventura

En el texto hay: vampiros, novela juvenil, magia

Editado: 18.06.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.