El guardián de Pyro

El comienzo

Tal vez las cosas suceden por una razón del destino, del universo o quién sabe porqué demonios, pero la cuestión es, que mi vida cambió en un abrir y cerrar de ojos; yo era un simple repartidor en bici de Viamanzo, localizada en la Coruña (Galicia, España), era un imbécil más tratando de ganarse la vida, vivir para trabajar y trabajar para vivir, vivía arrimado en el piso de un amigo desde que dejé de vivir con mis padres, mis sueños por un lado frustrados. Entonces aquel día en que ha caído un aguacero cuando volvía de una entrega pasando por el castillo de Viamanzo (¡Tenía el culo mojado, tío, agua hasta en las orejas y no veía una mierda!) en un intento fallido de espantar el agua fría en mi cara y los ojos, se apareció aquel remolino de luces rojas y creí que era el infierno. Me arrastró a su interior y giré tanto que creí que vomitaría las torrejas que me había dado Doña Carmen; el portal me había arrastrado a otro mundo y cuando desperté estaba desorientado creyendo que estaba soñando, porque vamos, todo lo que veía a mi alrededor era bastante raro, el sitio se parecía un tanto a mi hogar salvo porque no lo era. La gente que transitaba la calle, eran de distintas razas y no hablo de razas humanas si no que eran como sacadas de una historia de fantasía, hombres lobo o gato, elfos, enanos, hadas… La ciudad era increíblemente fantástica, entre algo medieval y mágico, me recordaba mucho a la estética de esos juegos de RPG que jugaba en la consola que dejé en casa de mis padres. Sin embargo, no estaba soñando, realmente fui a parar a otro mundo muy parecido a la Tierra, es como un espejo de mi planeta, pero con una época diferente y una estética distinta. Estaba en ese mundo por una razón, encontrar un artilugio antiguo que vaya a saberse en donde cojones está, para salvar dicho mundo y el mío, pues resulta que si una dimensión muere la otra también y lo que está ocasionando el deterioro de éste planeta afecta a mi realidad; por eso últimamente estaban sucediendo una catástrofe natural tras otra en mi mundo, todo porque un cabrón se quiere apoderar de la energia magica vital de éste (¡Ostras, qué esto está de locos!) ¿Por qué fuí elegido? porque no me puedo aguantar hacerme con cualquier cosa que encuentre tirada por ahí que me parezca valiosa (soy un acumulador de basura, la porquería de otros es un tesoro para mí) con lo cual, un anillo con grabados raros que encontré tirado durante un festival, me convierte en el Guardián y el elegido para buscar el artilugio que salvará ambos mundos (menudo rollo en el que me he metido) Mi nombre es Simón Caruncho y así comenzó mi aventura.

 

_ ¿Estáis seguros de que el coleccionista, tiene información del artilugio ese?_ pregunté alzando la voz a mis nuevos compañeros de aventuras para que me escucharan.

 

_ Que sí ¿Es qué tengo que repetírtelo?_ respondió Freija, la princesa elfo más guapa que haya visto, con unas habilidades de combate flipantes_ mi padre dijo que si queremos información, solo lord Atlas puede ayudarnos.

 

_ Además, es el único que no está del lado del imperio oscuro_ añadió Fenrir, un hombre lobo ex-mercader con malas pulgas_ también buscan el artefacto antiguo y debemos encontrarlo antes que ellos.

 

Ambos iban delante de mí, en perfecto equilibrio en sus dragones, mientras que yo me mataba los huevos con las escamas del mío. Nos los dieron en la meseta escama, no muy lejos de la jungla elfica donde conocí a Freija, y yo por supuesto dandomelas del tipo interesante escogí al más cabrón de los dragones que parece tener un odio en mi contra; mi grito fue igual al de una niña cuando el bicho ese, alzó el vuelo de golpe. En toda mi vida, imaginé volar en un lagarto lanza fuego con alas o que sería incómodo realmente ¿Por qué cojones será que no tienen sillas de montar?. El comandante de la brigada de jinetes de dragones, nos mostró un mapa (¡Joder, que cuando lo ví me dije que era el mapa mundi de la tierra! salvo que tenía nombres distintos y… pues que no era mi mundo si no Pyro) y nos señaló que debíamos ir al Norte, la Tierra de hielo (que bien podría ser Rusia) según parece, la morada principal de Atlas se encontraba en ese lugar.

 

Ahora bien, seguro os estáis preguntando como conocí a mis compañeros, bueno Fenrir fue el primero al que conocí justo el día en que llegué al mundo extraño. Me encontraba caminando entre las personas raras del bazar que me miraban muy raro, tropecé con un guardia del Imperio quien molesto me empujó contra nada más y nada menos que Fenrir mientras acomodaba su mercancía, con lo cual el hombre lobo se enfureció y sintiendo de por sí un odio recíproco en contra del Imperio, arremetió contra el guardia. Yo solo pude contemplar aún confundido, como se enfrentaban esos dos, la gente se arremolinaba alrededor curiosa o entretenida y temerosa; Fenrir dio un zarpazo a la coraza del guardia, éste tambaleó, pero no se amilanó ante la bestia de pelaje negro, arrojó su espada y extrajo un puñal de su bota.

 

_ ¡Es de plata!_ exclamó un anciano, entre la multitud.

 

_Fenrir no tiene oportunidad, la plata es venenosa para los hombres lobos_ absortó un mujer con facciones de gato.

 

El hombre lobo rugió aún más furioso, la daga no era contrincante para él, cuando el soldado arremetió Fenrir lo esquivó moviéndose ligeramente a un lado y cogiendo con su peluda mano la muñecha de su atacante quebrando sus huesos; la daga cayó al suelo y el guardia fue arrojado contra la mercancía que Fenrir antes había estado acomodando, muchos objetos rotos de porcelana parecían costosos. Me miró y luego me gruñó.

 

_ Tú_ me señaló con su dedo peludo acabado en una garra_ todo esto es tu culpa. Me las vas a pagar, humano.

 

_ E-espera, yo no quise tropezar contigo_ dije asustado, casi me orino los pantalones_ fue ese guardia, él me empujó.

 

_No te habría empujado si hubieras visto por dónde vas_ gruñó Fenrir, con su hocico muy cerca de mi rostro, su aliento apestaba.




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