El guardián de Pyro

Estuvo chupado

Dejamos atrás la Tierra de Hielo y como no podíamos ir con los dragones al Continente Amazónico que se divide en tres Regiones según el mapa de Pyro: Thaluki, Pimual y Quayik (yo las llamo Suramérica, Centroamérica y Norteamérica) nos embarcamos en el navío de un amigo de Fenrir desde el embarcadero de la Ciudad Dorada en Marot (Portugal). Fue un viaje muy largo de varios meses la verdad, lo que me preocupó pues pensaba que seguramente mi jefe me habría despedido por mi ausencia repentina del planeta tierra, pero no me preocupaba mucho en realidad, solo se me venía a la mente de vez en cuando al pensar si alguien habrá notado en mi dimensión que desaparecí. Durante la travesía aunque no nos enfrentamos con piratas sí tuvimos muchos líos con animales marinos que subían al barco, uno de ellos casi me arranca la piel succionándome la pierna con sus ventosas, se parecía a un pulpo pequeño con cuernos; además de una tormenta que casi hunde la embarcación donde yo no hice nada más que vomitar en cubierta mientras los demás trabajaban arduamente para no hundirnos. Cuando llegamos a las costas Brasileñas, perdón, las costas de Vinza una de las ciudades de Thaluki, yo solo pude besar la arena y arrojarla al aire como si fuera confeti.

_ ¡Siiii, tierraaaa, al fin! ¡Dios, gracias, gracias! ¡Oh, arena gloriosa, te amo!_ literalmente estaba llorando de felicidad.

 

_ ¿Ya terminaste de revolcarte en la arena?_ inquirió Freija.

 

_ Está loco como una cabra_ se burló Fenrir.

 

_ No estoy loco, estoy feliz de tocar tierra ¿Crees que la pasé bonito en ese barco? Huelo a pescado y vómito, imbécil.

 

_ No fue para tanto, pero te doy la razón en algo, apestas_ Fenrir hizo un ademán con la mano indicando mi mal olor llegando a su nariz. Lo miré con ganas de matarlo.

 

_ Bueno, descansemos en una posada hoy, así Simón se puede asear_ sugirió Freija_ ustedes adelántense, yo iré a buscar información sobre la gema.

 

Fresca como una lechuga, la princesa se mezcló entre marineros, mercaderes, pescadores y al adentrarse en el pueblo no la volvimos a ver; Fenrir y yo, nos acercamos a una posada frente a la playa donde por fin pude quitarme e el mal olor, además de descansar y comer. Del hombre lobo no supe nada luego de registrarnos en la posada sino a eso de altas horas de la noche, llegó junto con Freija, ambos habían estado buscando información a lo que me sentí como un holgazán pues no se me ocurrió ni por un instante preguntar siquiera a la encargada sobre la gema, realmente que soy patético, me doy pena, tío.

 

Al amanecer alquilamos unos lagartos con los que se suelen desplazar en Vinza, son literalmente iguanas gigantes, era incómodo viajar en ellas no dejaban de mover el cuerpo de un lado a otro con cada paso, también contrátanos a un guía que conocía toda la región. Viajamos por tierra hacia el Este, en busca del templo Azul ubicado en Manil una antigua civilización donde según la información conseguida por Freija de unos historiadores, se encuentra la gema. El trayecto fue largo y tedioso, si hubieran caminos asfaltados y coche sería mejor, aún así logramos llegar al templo (¡Jolín, que se parecía a las fotos de Machu picchu y el templo del sol que me he visto en el Google!) donde conseguimos sin ningún problema la gema Zafiro (Estabo chupado ni obstáculos ni ningún bicho come gente) la cual se encontraba como sucedió antes en casa de Atlas, suspendida en el aire en una cámara oculta que no fue difícil de encontrar; ya tenía la gema azul que controla el agua y que en lugar de convertirme en un sexy sireno me transformaba en un bicho marino mitad tritón, mitad ogro y mitad tiburón. Mi primera transformación en esa cosa marina fue a los tres días de dejar el templo, cuando nuevamente el Imperio Oscuro nos interceptó, ésta vez eran varios hechiceros que aunque no fue fácil al menos los vencimos y no con mi nueva transformación, claro, porque no hice nada más que decir que no respiro, era un pez y los peces no respiran fuera del agua; quienes vencieron a los enemigos fueron Fenrir y Freija.

 

_ ¡Auxilio!_ me movía como un pez fuera de la pecera, hojitas y tierra se me pegaban al cuerpo.

 

_ Jajaja ¿Ese es el guardián? ¡Qué patético!_ se burló un hechicero.

 

_ Atento a tu entorno, hechicero_ Freija le dio en la nuca al hechicero con el arco y disparó una flecha a otro antes de que le lanzara un hechizo. La flecha se clavó en el pecho del brujo. Luego remató con su daga al que había dejado sin conocimiento. Pensé para mis adentros si eso era necesario, realmente que es una sanguinaria ¡Estaba inconsciente y ni se movía,tío!

 

_ ¡Maldito lobo!_ exclamó una bruja, cuando Fenrir esquivó su rayo congelante_ deja de moverte.

 

El lobo rugió, esquivó otro ataque y se lanzó contra la bruja, mordió su brazo y ésta soltó el bastón, su grito se apagó cuando Fenrir le desgarró la garganta. Una flecha pasó silbando por encima mío, Freija me salvó de un brujo que estaba por convertirme en pescado frito con un hechizo de fuego. No quedó ninguno del imperio oscuro vivo por lo que pude observar, necesitaba aire.

 

_ Ayúdenme, no puedo respirar_ rogué cuando los otros acabaron con los brujos_ ayuda, me ahogo.

 

_ Vamos, calmate, recuerda que si no te concentras no puedes volver a ser tú otra vez_ me tranquilizó Freija, por otro lado Fenrir con su boca ensangrentada, no hacia más que reírse disimuladamente creyendo que no me daba cuenta.

 

Me calmé, aunque no podía respirar así que eso de inhala y exhala no iba a funcionar, simplemente cerré los ojos y me obligué a calmarme, no fue nada fácil teniendo esa sensación de que falta el aire, fue espantoso. Segundos después ya sentía el aire circulando por mis pulmones y me llegó el desagradable olor a mierda entre el aroma verde y húmedo de la maleza, arrugue la nariz. Fenrir me miró divertido y desee partirle la sonrisa al muy cabrón. Pero Freija y el guía que antes me miró aterrado (no sé si por mi transformación o porque casi me moría como un pendejo) ya se ponían en marcha.




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