El guardián de Pyro

A la de tres

Fenrir se transformó en hombre lobo y se liberó, ayudando así a los demás. La batalla por la salvación de ambos mundos comenzó.

El emperador importando una mierda quemarse y ser herido con mi espada, rugiendo, me cogió de la muñeca y logró arrebatarme el anillo; fue doloroso para mí volver a ser yo, que me arrebatara de ese modo el anillo me ocasionó quemaduras, solo podía gritar pestes y llorar mientras Malva acudía a mí usando hechizos de curación.

 

_¡SIMÓN!_ decía, llegando a mi lado_ descuida, te sanaré.

 

_¡Aaaaahhh! Me arde, me duele, carajo ¡Eres un hijo de puta, Clover!_ estaba en el suelo revolcándome de dolor, Malva, susurraba palabras que ni entendía, mientras de sus manos manaba una luz fría que calmaba poco a poco el ardor en mi piel. Medio logré ver que Clover salía de algún portal con un objeto en la mano.

 

El emperador sonreía como un triunfador, el camino al artefacto se había abierto y él lo tenía ahora bajo su poder, una pequeña arca con formas de hexagonales en cuyo interior una nube oscura con destellos púrpura se movía; abrió el arca y absorbió el poder demoníaco.

 

_Finalmente lo he conseguido, JAJAJA…_ rió Clover.

 

Entonces el templo comenzó a colapzar, todo estaba temblando, Malva y Freyja me ayudaron a ponerme en pie, debíamos salir de ahí, Fenrir nos cubrió, aunque no hizo falta porque los mismos guardias del imperio oscuro estaban asustados y abandonaron la pirámide con el rabo entre las patas. Al salir fuera, el cielo era negro, la tierra gris y los ríos sangre. Luego mis amigos y yo fuimos tragados por una oscuridad densa, para aparecer en un plano extraño, yo sentía que estaba drogado o que todo era un sueño. Estábamos en la nada sobre un disco de luz con los grabados de cada gema del anillo, Clover también estaba ahí y el aura de un demonio que salía de él absorbía la energía de una esfera bajo nosotros en el centro de todo, la energía mágica vital de Pyro.

 

_ ¡Es el fin, si se hace con esa energía acabará con todo!_ exclamó Freyja.

 

_ Hay que detener esa mierda_ dijo Malva_ ustedes lo distraen y yo lo mato.

 

_ Ni que fuera así de sencillo ¿Es qué no ves esas luces que rondan alrededor del disco en el espacio? Son los espíritus de las bestias, si intentamos algo ellas nos van a matar primero, Clover las controla_ arguyó Fenrir.

 

_ ¡Eso es, las bestias! solo ellas pueden detener a Clover ¡Malva tiene razón! debemos distraerlo, hay que quitarle el anillo y así volveremos a tener el artilugio, luego con la ayuda de las bestias podremos encerrar al demonio_ alegé recordando las historias de Pyro. Los demás me vieron como si estuviera loco, pero estuvieron de acuerdo.

 

_Odio reconocerlo, pero tienes razón_ expresó Fenrir.

 

_Entonces, a la de tres_ avisó Malva, los tres asentimos_ ¿Listos? A la una, a las dos y a las tres…

 

Nos lanzamos contra Clover como locos, cuyo demonio interceptaba las flechas de Freyja y los hechizos de Malva que no le hacían ni cosquillas, con una ráfaga las lanzó contra la barrera del disco de luz; Fenrir se lanzó de cara al emperador con sus fauces bien abiertas y yo igual con la espada aunque no tuviera poderes, pero también fuimos arrojados contra la barrera (¡Y cómo me ha dolido la descarga eléctrica que me produjo la condenada barrera, tío!).

 

_Carajo_ me quejé.

 

_No me digas que vas a llorar_ comentó Fenrir, que parecía no sentir dolor.

 

_No, estoy bien_ en realidad quería llorar. Lo volvimos a intentar, nos lanzamos contra el emperador, pero nuevamente nos arrojó contra la barrera.

 

_Jajaja, que patético eres,  Guardián, no eres nada sin tus poderes. Un simple humano. Jajaja_ se burló Clover.

 

Era cierto, nada de lo que intentáramos funcionaba y ya empezaba a cabrearme la risa del tipo ese, pero no me iba a dar por vencido tan fácilmente; una vez más me lancé a la lucha con lo que sería mi último grito de guerra o así lo veía yo, aunque creo que se escuchaba patético la verdad, porque analizando bien la cosa, creo que grité como chica desafinada tipo tarzán. Clover con un manotazo le dio a la hoja de mi espada y esta se me cayó de las manos, luego me cogió del cuello y empezó a estrangularme.

 

_ Tus últimas palabras, Guardián _ rió el emperador, endemoniado.

 

_ ¡Qué te folle un pez!_ dicho esto, le he dado un puntapié y le rompí las castañas. Me ha soltado y se ha agazapado cogiéndose los huevos, aproveché ese momento para quitarle el anillo, no me lo quería dar y le di en la cara con el pie. Me hice con el anillo, pero el demonio seguía intacto, me vio y rugió. Clover había sido vencido, solo falta el diablo ese.

 

No sabía como carajo hacer aparecer el artilugio, o como usar a las bestias en contra de ese demonio, pero sí sabía una cosa, no podíamos seguir ahí o seguiría comiéndose la energía vital de Pyro.

 

_ ¿Voz extraña, me escuchas? sácanos de aquí y regrésanos al templo o lo que sea ¿Me oyes? Anillo de mierda ¿Por qué ya no funciona?_ hablé al anillo, pero no ocurrió nada extraordinario.

 

Giré el anillo, lo froté como si fuera la lámpara de Alí Babá, lo mordí, pero no pasó nada, ni siquiera brillaban las gemas. Comencé a darle patadas al emperador maldiciéndolo por todo, porqué o era eso o ponerme a llorar. Entonces como si mi frustración fuera la clave, el anillo reaccionó y aparecimos en las ruinas del templo Ígneo donde el panorama seguía siendo igual de apocalíptico, además el demonio del emperador ya no era nuboso, ahora tenía cuerpo de dragón emplumado y no me veía muy bonito que digamos.

 

Freija que había recobrado el conocimiento junto con los demás me gritó, decía que mirara el anillo; éste había recuperado el brillo de las gemas y volví a escuchar la voz extraña. Alcé la mano en un puño y el anillo formó un escudo de luz cuando el demonio escupió un chorro de fuego sobre mí, también sentí como despertaban las bestias.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.