El Guardian Del Fuego y La Doncella De La Nieve.

El Hielo y El fuego.

En tierras cercanas pero divididas por fronteras que nadie podía cruzar, vivían dos seres destinados a sentirse aunque aún no se conocieran. Ella era fría como la nieve, distante y pura; su mirada podía helar la sangre y hacer que los más osados retrocedieran. Él era fuego, ardiente y valiente, y a su paso la naturaleza brotaba, como si la tierra misma despertara ante su calor.

Sus reinos eran opuestos, tan distintos como ellos mismos: uno dominado por la calma y el hielo, donde el aire cortaba la piel y los ríos parecían espejos de cristal; el otro lleno de calor y llamas, bosques ardientes y cielos dorados por la luz constante del sol. La frontera que los separaba no era solo física, sino también un muro invisible de reglas, leyendas y peligros que podían costar la vida.

Nunca se habían encontrado, y aun así, había algo en el aire que les hacía sentir que el otro existía. En cada amanecer, en cada sombra, como si el universo jugara a acercarlos sin que ellos lo supieran. Cada encuentro sería un riesgo, cada mirada un desafío. Pero incluso sin conocerse, la atracción entre hielo y fuego ya empezaba a arder, y la naturaleza parecía anticipar que algo extraordinario estaba por suceder.

Era un mundo donde lo imposible parecía inevitable, y ellos serían los protagonistas de un destino que aún no comprendían.




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