Los ancianos de ambos reinos guardaban memorias que preferían enterrar, historias de un pasado que aún ardía y helaba en sus recuerdos. Porque, aunque los muros de fuego y nieve parecieran infranqueables, no siempre había sido así.
Hubo un tiempo en que corazones valientes cruzaron la frontera. Una doncella de nieve se enamoró de un guerrero del fuego, y juntos intentaron desafiar la voluntad de sus pueblos. Se decía que al encontrarse, su pasión fue tan intensa que ni la nieve ni el fuego pudieron contenerse: la tierra tembló, los ríos se evaporaron y las montañas lloraron avalanchas. Nadie supo si fue amor o tragedia lo que los consumió primero, pero sus cuerpos nunca fueron hallados.
Más tarde, otra pareja intentó unirse en secreto: un guardián del fuego y una doncella de escarcha. Durante un tiempo, parecieron lograr lo imposible, escondiéndose entre los bosques y glaciares. Pero la fragilidad de su unión terminó rompiéndolos: ella se convirtió en hielo eterno, y él, en cenizas que el viento dispersó. Sus nombres fueron borrados de los registros, como advertencia de que la unión entre fuego y nieve no podía traer más que dolor.
Las familias aprendieron la lección y sellaron un pacto silencioso: nunca más permitir que tales lazos se repitieran. La frontera se volvió intocable, y la idea de unir ambos mundos quedó como un tabú prohibido.
Lo que nadie imaginaba era que, generaciones después, dos herederos de esas mismas sangres volverían a encontrarse. Y esta vez, quizás, la historia no estaba destinada a repetirse… o tal vez sí.
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amor, amor y una gran historia por descubrir., en el texto hay una historia de fantasia
Editado: 16.09.2025