I. El Dominio Gélido.
Al cruzar el portal de hielo, Kaelen sintió que no solo había cambiado de lugar, sino de realidad. El aire no era frío; era magia solidificada. El paisaje se extendía ante él como un desierto de cristal: campos de hielo puro bajo un cielo perpetuamente cubierto por la Aurora Boreal. No había animales, ni plantas; solo escarcha y basalto.
Kaelen sintió una resistencia constante en su cuerpo. La energía de la Contención, el ancla viva, luchaba por mantener su forma en este entorno de magia elemental pura..
«Aquí nacimos. La Niebla nació aquí, antes de ser enviada al Sur. Hay demasiada energía... me duele.» La voz de Elara en su mente no era un cínico comentario, sino un lamento de dolor.
—Aguanta, Ghoul. Si esto te duele, significa que estamos cerca de la fuente. —dijo Kaelen.
El Sello de Hielo de piedra azul en su cuello brillaba débilmente, confirmando la dirección. El camino trazado por la luz invisible se extendía a través de kilómetros de cristal y nieve.
II. La Sombra de Escarcha.
Kaelen caminó durante horas. El silencio era total, un vacío que la mente del Guardián, acostumbrada al caos, encontraba insoportable.
De repente, la luz del Sello parpadeó y se extinguió.
Kaelen se detuvo. —El faro se ha ido. ¿Qué significa esto, Elara?
«Trampa. Un guardián móvil. Se alimenta de la energía mágica que guían los Sellos.»
Kaelen sacó su espada y se puso a la defensiva. La nieve y el hielo a unos cien metros de él comenzaron a moverse. No era un oso o un warg. Era una forma humanoide compuesta enteramente de escarcha y luz de aurora.
La criatura, una Sombra de Escarcha, no tenía ojos, pero Kaelen sintió su intención asesina. El ser era increíblemente rápido.
III. El Combate con la Magia Pura.
La Sombra atacó, no con garras, sino con una ráfaga de cristales de hielo afilados que se lanzaron contra Kaelen como flechas. Kaelen tuvo que usar toda su velocidad espectral para esquivarlos. Uno de los cristales rozó su brazo, y sintió un frío que quemaba hasta el hueso.
Kaelen se lanzó al ataque, blandiendo su espada. El acero valyrio (o lo que quedaba de él) impactó en el torso de la Sombra. No hubo sangre, solo un sonido metálico.
—¡El acero no lo corta! —gritó Kaelen.
«¡Usa el frío! ¡Lucha con Contención! ¡Eres parte de la Niebla! ¡El Guardián debe usar el poder elemental!»
Kaelen dudó. Usar el poder de la Contención lo hacía más fuerte, pero también lo hacía más Ghoul, más alienado. No tenía opción.
Kaelen cerró los ojos y forzó el poder que residía en su interior. Su cuerpo se enfrió instantáneamente, y sus ojos brillaron con el carmesí de Elara.
Al abrir los ojos, Kaelen lanzó la misma onda de frío mágico que había usado para congelar al mercenario del pasado capitulo.
La onda impactó en la Sombra de Escarcha. Esta vez, la Sombra se tambaleó y emitió un sonido de crujido.
IV. La Captura del Nómada.
La Sombra, herida, intentó escapar. Kaelen no podía permitirlo. Si la criatura regresaba a su amo, el factor sorpresa de su llegada se perdería.
Kaelen persiguió a la Sombra a través del desierto de hielo. Finalmente, logró rodearla y con un grito de pura voluntad, lanzó una red de cadenas (que Giovanni le había dado para asegurar a Elara, irónicamente) y la lanzó sobre la criatura.
Las cadenas se envolvieron alrededor del ser de escarcha. Kaelen concentró el poder de la Contención, neutralizando la energía de la Sombra. La criatura se deshizo, no en agua, sino en un charco de polvo de escarcha.
En el centro del polvo, Kaelen vio algo. No era un amuleto, sino un pequeño ser: un humanoide pálido, encogido y asustado, con los ojos llenos de hielo y miedo.
Era un Artesano del Hielo, pero parecía ser un niño o una forma de vida dependiente. El ser llevaba un uniforme sucio y roto, y en su mano aferraba un mapa.
«Uno de los creadores. Pero débil. No lo mates. Úsalo. ¡Es la llave de la Torre!» Elara exigió en su mente.
Kaelen se dio cuenta de que había capturado a un nómada de las Tierras de Invierno. Un niño, pero también un enemigo. El Guardián tenía un rehén.
V. El Rehén de Escarcha.
Kaelen arrastró al pequeño Artesano del Hielo a una grieta de basalto negro, ofreciendo un mínimo refugio contra el viento mágico. El ser pálido, que parecía ser un niño o un adolescente, temblaba incontrolablemente. Sus ojos de hielo miraban a Kaelen con un terror paralizante.
—No te haré daño si cooperas. —dijo Kaelen, su voz áspera por el frío.
El Artesano solo emitió un sonido que era un crujido de hielo, un lenguaje incomprensible.
«Es un nómada de la magia. Entiende los pensamientos, no las palabras. Usa la Contención. Oblígalo.» La voz de Elara era un susurro peligroso en la mente de Kaelen.
Kaelen odiaba usar el poder del Ghoul. Pero la supervivencia de Veridia dependía de la información. Kaelen concentró la energía de la Contención en su palma, haciendo que un brillo carmesí envolviera su mano, y la colocó cerca del rostro pálido del rehén.
—La Torre de Piedra Azul. El Dragón. ¿Cuál es el plan? Háblame.
VI. El Lazo Menta.
Al contacto con la magia de la Contención, el pequeño Artesano gimió, y una cascada de imágenes y pensamientos se derramó en la mente de Kaelen, guiados por la fuerza del Ghoul.
Kaelen vio:
La Torre de Piedra Azul (The Nexus): No era un hogar, sino un punto de reunión. El Duque Ironwood (o, más bien, sus secuaces) había prometido oro y un nuevo Pacto para que los Artesanos volvieran a enviar la Niebla hacia el Sur y desestabilizar el Consejo de Veridia.
La Plaga del Frío: La Niebla original no era un arma de guerra, sino un síntoma. Algo estaba despertando más al Norte, un poder ancestral que emitía un frío cósmico. La Niebla era el subproducto de esa energía, y los Artesanos la habían usado para protegerse, no para atacar.
El Dragón Blanco: La criatura en la portada no era un Guardián, sino un Dios de la Escarcha durmiente. El despertar de la Plaga del Frío lo estaba activando. La Torre de Piedra Azul era el último punto de contención antes de que el Dragón despertara por completo y marchara hacia el Sur.
La Misión del Nómada: El rehén no era un atacante, sino un explorador. Fue enviado para detectar a los agentes de Ironwood que venían del Sur, a quienes los Artesanos consideraban "traidores" por querer usar la Niebla de forma egoísta.
El chico Artesano se desmayó por el esfuerzo. Kaelen retiró su mano, sintiendo la información fría y la intensa oleada de energía que lo alimentaba.
VII. El Mapa y la Encrucijada.
Kaelen desenrolló el mapa que el Artesano aferraba. Era un mapa de hielo grabado sobre piel de criatura mítica, mostrando claramente la ruta hacia la Torre de Piedra Azul. Pero el mapa también revelaba otra ruta, una senda marcada con sangre que se desviaba de la Torre, y que llevaba a un lugar llamado el "Corazón de Hielo"—la guarida del Dragón Blanco.
«El Dragón está despertando. Si lo matas en la Torre, el plan de Ironwood fracasará. Si lo matas en el Corazón de Hielo, el mundo se estabilizará. Elige la caza más grande, Kaelen.» La voz de Elara era ahora la de un estratega sediento de poder.
Kaelen era un cínico, pero no un idiota. El tiempo era crucial. Ir directamente al Corazón de Hielo era la ruta más peligrosa y larga. Ir a la Torre de Piedra Azul le permitiría interceptar a los hombres de Ironwood, desarticular su alianza y obtener más información de los Artesanos.
—Primero elimino a los titiriteros. Luego mato a la marioneta.
VIII. El Próximo Movimiento.
Kaelen levantó al Artesano desmayado y lo cargó. Era su guía y su seguro.
—Vamos a la Torre. —dijo Kaelen.
El Guardián se dirigió hacia la línea de luz invisible del Sello, que ahora se había reactivado. El frío era un desafío, pero Kaelen estaba concentrado. Con el conocimiento del Duque Ironwood, los Artesanos del Hielo y la inminente marcha del Dragón, Kaelen había pasado de ser un cazador a ser la única esperanza de este mundo helado.
La guerra no era contra la Niebla, sino contra el miedo y la avaricia que la habían creado. IX. El Viaje del Guía Mudo.
Kaelen ató una cuerda alrededor del cuerpo del pequeño Artesano del Hielo, no para ahorcarlo, sino para asegurarse de que no se alejara en el paisaje monótono. El Nómada seguía inconsciente por la intrusión mental forzada de Kaelen.
—Necesitas despertar, guía. No tengo tiempo para cargarte. —murmuró Kaelen.
«Dale un incentivo. El miedo es el mejor incentivo para ellos. Recuérdale lo que Ironwood hará.» La voz del Ghoul era un recordatorio constante de la brutalidad necesaria.
Kaelen no necesitó usar más fuerza. Al sentir el intenso frío elemental de ese desierto, el Nómada despertó con un sobresalto, sus ojos de hielo fijos en Kaelen.
Kaelen simplemente señaló el Sello de Hielo colgado de su cuello y luego al camino de luz invisible. El Nómada, al entender que Kaelen no era un asesino sino un portador del Sello (aunque robado) que iba en la dirección correcta, se puso de pie, encogido, y comenzó a caminar. El miedo a los designios de Ironwood era mayor que el miedo a Kaelen.
X. El Desafío de la Senda.
El viaje se hizo más rápido con el Nómada como guía silencioso. Aunque la línea de luz invisible del Sello marcaba la ruta, el Nómada conocía los puntos débiles del hielo y evitaba las trampas de escarcha que Kaelen no habría detectado.
El paisaje comenzó a cambiar una vez más. El horizonte, antes interminable, ahora era interrumpido por columnas masivas de basalto que se elevaban como dedos gigantes. Entre ellas, Kaelen vio el primer signo de una comunidad viva: pequeñas chozas de hielo y hueso construidas en la base de las columnas.
—Los límites. —susurró Kaelen. —La comunidad de los Artesanos.
«El límite exterior. Y están armados. El portador del Sello será recibido, pero la presencia del Ghoul será sentida. Prepárate para la paz o la guerra.»
Kaelen no dudó. El tiempo era escaso. Si los agentes de Ironwood ya habían llegado a la Torre, el plan de un nuevo Pacto estaría en marcha.
XI. La Torre de Piedra Azul.
Finalmente, Kaelen y su guía llegaron a un vasto claro. En el centro, se alzaba la Torre de Piedra Azul que había visto en su visión. No era una fortaleza tosca, sino una obra de arquitectura mágica: una estructura monolítica, helada, con vetas de luz de aurora pulsando a través de la piedra.
Alrededor de la base de la torre, Kaelen vio las siluetas de Artesanos del Hielo más viejos y fuertes, armados con lanzas de cristal y envueltos en túnicas de piel gruesa. Estaban esperando.
Y no solo a ellos. En la entrada de la Torre, Kaelen detectó algo familiar y nauseabundo: magia oscura.
—Los agentes de Ironwood ya están aquí. —dijo Kaelen, desenvainando su espada.
El Nómada se encogió, indicando que el camino terminaba allí. Los Artesanos habían detectado su llegada.
Kaelen guardó su espada y tomó una decisión arriesgada. No podía entrar luchando si quería aliados. Necesitaba exponer a Ironwood. Kaelen avanzó, con el Nómada a remolque, dejando que los Artesanos vieran claramente el Sello de Hielo en su cuello y el brillo carmesí en sus ojos.
El Guardián de la Niebla había llegado a la Torre de Piedra Azul para enfrentarse a los creadores de la plaga.