El Guardián del invierno.( Volumen 2)

Capítulo 5: El Corazón de Hielo.

​I. La Caída del Guardián.
​Kaelen y Tarrion llegaron al borde del agujero humeante en la cúpula de hielo. Era la única entrada a la guarida del Dragón, el Corazón de Hielo. Kaelen no podía esperar, no con la imagen de Giovanni traicionándolo en su mente.
​—Nos deslizamos por los riscos. Yo voy primero. —dijo Kaelen.
​—Es el dominio del Dragón, Guardián. El aire es denso. —advirtió Tarrion.
​Kaelen ignoró el peligro. Se deslizó por la pared helada, usando su lanza de cristal para frenar su caída.
​El interior del Corazón de Hielo era una vasta caverna, iluminada por la luz azul que se filtraba desde arriba y por un resplandor carmesí que venía del centro. El aire era pesado, cargado de una magia poderosa y antigua que hacía que la Contención de Kaelen pulsara con dolor.
​En el centro de la caverna, en un altar de obsidiana, estaba el Dragón Blanco. La criatura era inmensa y majestuosa, pero encadenada por cadenas forjadas con la misma piedra azul de la Torre. Sus ojos no eran de ira, sino de dolor y miedo, como Kaelen había previsto.
​II. El Altar de la Traición.
​Alrededor del altar, la escena era peor de lo que Kaelen imaginaba.
​El Duque Ironwood estaba en el centro, vestido con túnicas ceremoniales, alzando un cuchillo ritual. A su lado, estaban el Maestro de Espías y varios brujos menores.
​Y luego, Kaelen vio a Giovanni. Estaba arrodillado junto al altar de obsidiana, sosteniendo un pequeño frasco lleno de un líquido carmesí.
​—¡Giovanni! —gritó Kaelen.
​El grito resonó en la caverna. Todos se giraron.
​Giovanni levantó la mirada, y su rostro estaba cubierto de lágrimas. No era el rostro de un traidor, sino el de un hombre coaccionado.
​—¡Kaelen! ¡No es lo que parece!
​El Duque Ironwood sonrió, una sonrisa de victoria absoluta. —El Guardabosque traidor. Tardaste demasiado, Guardián.
​III. El Plan de Ironwood.
​Kaelen se lanzó hacia el centro, esquivando una ráfaga de magia oscura del Maestro de Espías.
​—¡Ironwood! ¡El Dragón es la Contención Original! ¡Si lo liberas, el poder te destruirá!
​—¡No, Kaelen! ¡Me hará un dios! —gritó Ironwood. —Tú, con tu pequeña Contención del Ghoul, solo eres un parásito. ¡Pero este Dragón! El Dragón tiene el poder elemental puro que Veridia necesita para reinar.
​Ironwood se dirigió a Giovanni. —Ahora, Ministro de Fronteras. La hora del sacrificio.
​Giovanni, llorando, miró a Kaelen. —Lo siento, Kaelen. Me obligaron. El Duque amenazó a mi familia.
​Giovanni levantó el frasco carmesí. No era veneno. Era sangre de Guardabosque pura y concentrada. El sacrificio de sangre pura era necesario para romper las cadenas de la Contención Original.
​—¡No, Giovanni! ¡Romperás la Contención del Dragón! —gritó Kaelen.
​IV. La Decisión de Giovanni
​Giovanni dudó. Él no quería traicionar a su amigo, pero temía por su familia.
​Kaelen usó su último recurso: la verdad. Kaelen recordó la visión del Duque Ironwood encarcelado y cómo había usado al brujo.
​—¡Giovanni! ¿Crees que Ironwood honrará su palabra? ¡Él te matará después! ¡Él destruyó el Pacto original por poder! ¡Mírame! ¡Soy tu único aliado!
​Giovanni, con un grito de agonía, tomó una decisión. En lugar de verter la sangre en el altar, la arrojó al rostro del Maestro de Espías.
​—¡Muerte al traidor! —gritó Giovanni, usando la distracción para desenvainar su daga de Guardabosque.
​El Maestro de Espías, cegado temporalmente, gritó de dolor. El Duque Ironwood, furioso por la traición inesperada, se dirigió a Giovanni.
​—¡Morirás por esa insolencia, perro!
​Kaelen, aprovechando la confusión, se lanzó sobre Ironwood. ​V. Duelo en el Altar de Obsidiana.
​Kaelen se estrelló contra el Duque Ironwood. Kaelen estaba desarmado, sin su espada, pero con la armadura de escarcha y la fuerza de la Contención fluyendo en sus venas.
​El Duque Ironwood, aunque ceremonialmente vestido, era un guerrero brutal. Desenvainó su espada de hoja ancha y bloqueó el ataque de Kaelen.
​—¡Tú y tu patético amigo no me detendréis! ¡El Dragón es mío! —rugió Ironwood.
​Mientras ellos luchaban, Giovanni se enfrentaba al Maestro de Espías. El Maestro, un hombre astuto, no estaba cegado, sino enfurecido por la sangre de Guardabosque en su rostro. Los brujos menores se reagruparon, lanzando hechizos de contención para evitar que el Dragón reaccionara al caos.
​Kaelen y Ironwood se separaron. Kaelen lanzó una ráfaga de frío mágico, pero Ironwood la bloqueó con un escudo de energía oscura. El choque de poderes hizo temblar la caverna.
​«¡Su punto débil es la arrogancia! Él está concentrado en el Dragón. ¡Golpea el altar, Kaelen! ¡Rompe el ritual!» Elara lo guio.
​Kaelen no golpeó al Duque. En su lugar, usó la lanza de cristal de Tarrion y la arrojó con una fuerza increíble hacia el altar de obsidiana.
​La lanza no rompió la obsidiana, pero impactó en el cuchillo ritual del Duque, desviándolo de su trayectoria..
​VI. La Intervención del Guardián Mayor.
​El fallo en el ritual causó una reacción en la Contención Original. El Dragón Blanco rugió, y las cadenas de piedra azul temblaron.
​En ese momento, Tarrion, el Maestro de las Escarchas, descendió en la caverna, aterrizando justo donde estaban los brujos menores.
​—¡Yo os detengo! —gritó Tarrion, lanzando un torrente de magia elemental de hielo puro.
​El ataque de Tarrion congeló a dos de los brujos menores y desintegró sus hechizos. La distracción fue crucial.
​Ironwood se dio cuenta de que el tiempo se acababa. Lanzó su espada contra Kaelen y se abalanzó hacia el altar para completar el ritual con sus manos.
​Kaelen esquivó la espada y se lanzó tras el Duque. La lucha se convirtió en un abrazo mortal sobre el altar.
​VII. El Sacrificio de la Contención Menor.
​Kaelen sabía que la única forma de detener a Ironwood era neutralizar la magia del altar.
​—¡Elara! ¡Necesito todo tu poder! ¡Ahora! —gritó Kaelen.
​«Todo. La Contención se desvanece... pero el poder será glorioso.»
​Kaelen concentró la totalidad de la energía del Ghoul Elara en sus manos. Su cuerpo brilló con un resplandor verde esmeralda y carmesí. Esta era la energía que mantenía a raya a la Niebla en Veridia. Usarla así significaba que la Contención del Sur se colapsaría.
​Kaelen agarró el altar de obsidiana. La energía de la Contención menor de Kaelen se derramó en la magia del altar.
​No era un ataque; era una saturación. Kaelen estaba usando la energía de la Niebla para anular la magia de control de los Artesanos del Hielo en el altar.
​El Duque Ironwood sintió el cambio. Su poder de brujo era inútil. —¡No! ¡Mi poder!
​VIII. La Liberación del Dragón.
​La sobrecarga de energía de Kaelen rompió las cadenas de obsidiana en el altar. La magia de control falló.
​El Dragón Blanco sintió la liberación. No rugió de ira, sino de alivio. La criatura se levantó en su inmensa estatura, rompiendo las últimas cadenas de piedra azul que lo ataban. Su poder elemental llenó la caverna.
​El Dragón miró a Ironwood y a Kaelen. Ironwood estaba aterrorizado; Kaelen estaba agotado, su energía de la Contención casi vacía.
​El Dragón usó su aliento. No fue fuego de hielo, sino un viento mágico y purificador que no dañó la vida. El viento golpeó a los brujos de Ironwood, desintegrando su magia oscura y volviéndolos inofensivos. El Maestro de Espías y el Duque Ironwood quedaron paralizados.
​El Dragón miró a Kaelen. En sus ojos, el Guardián vio la gratitud de un ser ancestral. El Dragón asintió lentamente, reconociendo el sacrificio de Kaelen.
​La criatura se elevó sobre el altar. No atacó a Kaelen. En su lugar, usó su poder para sellar la entrada por donde Ironwood había planeado escapar. El Dragón luego se dirigió a una fisura en el techo, volando hacia el exterior. La Contención Original estaba libre, y el Dragón Blanco regresaba a su dominio.




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