El Guerrero Olvidado

Capitulo 7

Capítulo 7

Allí estaba. Parado en la cumbre, observando un hermoso paisaje, animales merodeando entre los árboles, y los que cantaban mientras volaban por los aires hacia el infinito, la brisa calmada y acogedora como siempre es normalmente. El astro que, en el cielo, brillo como siempre en todo su esplendor, siendo la luz y la esperanza de este mundo lleno de oscuridad.

Tras pasar un periodo de tiempo. En el ocaso, un sujeto semejante a los caballeros, a los guardianes de las noches, transitaba en el camino natural, dirigiéndose a un destino específico. En silencio y soledad continuo su camino, nada detuvo su rumbo.

Aquel color escarlata, poco a poco iba desapareciendo, la armadura parecía absorberlo y debido a esto, aquellas partes rotas comenzaron a repararse pausadamente, tan despacio que no se dio cuenta las cosas que le sucedían a el mismo. Pues estaba concentrado en su rumbo, y cuando menos se lo espero, había llegado a su destino final...

El sol lentamente dejaba de esconderse del ocaso, y su mirada se deslumbro por unos breves momentos, entretanto el tiempo paso, camino y camino sin parar, la brisa rodeo su ser con un toque suave y frio, sus instintos salvajes lentamente iban desgarrando cada pedacito de su alma, la bestia guardada en su interior, deseaba salir al exterior.

<<< Un día temerán a un hombre >>>

Y su caminar se detuvo. Giro hacia la izquierda. Sus ojos reflejaron iracundia. Sin darse cuenta, desfundo la espada. Camino hacia adelante, acercándose con lentitud a una persona. Empuñando con fiereza, realizo un corte diagonal izquierdo desde arriba hasta abajo, cortando con brutalidad casi por la mitad a la persona, el frio metal poco a poco iba desmembrando la carne, materia por materia, crujidos de huesos romperse se oyeron, hasta que finalmente retiro la espada con brusquedad, abriendo el cuerpo aún más de lo que estaba. Dejando ver una grotesca escena, órganos caían por el suelo, el suelo se pintó de rojo, y su espada brillo de un reluciente escarlata, los gritos de agonías desaparecieron al cabo de unos segundos.

Ignorando la atemorizada mirada de la mujer, tomo el cadáver, específicamente agarro su pierna derecha y llevo el cuerpo arrastrando, manchando a la arenosa tierra de un teñido rojo. Llegando cerca de un lago, se dispuso usar la fuerza, tirando con fiereza el cuerpo al lago, y cuando cayó al agua, el cadáver floto por unos segundos y el agua no dudo en llevárselo a su profundidad, manchando por poco el rio de un color rojo.

A través de su mirada, observo las corrientes del agua, fluyendo con una impensable y poderosa fuerza, nada parecía poder detener el calmado liquido celeste como suponían las personas, el color albiceleste como el mismo cielo.

Un suspiro soltó por su boca, giro y se dirigió hacia el sendero, seguidamente entre su inmensa calma, continuo su caminar, la iracundia anteriormente comía cada trozo de sus entrañas había finalmente perecido, recuperando al final su consciencia y el control de su cuerpo.

5 horas después –

Llegando a un pueblo, la sangre que tenía su armadura había desaparecido en el viaje, ahora su traje ahora mismo su apariencia se ocultó a través de una capa negra, incluso cabeza se vio oculta por una capucha.

Pasaron los ratos, y de un momento a otro se detuvo, observando a dos figuras. Estaban tirados en el suelo, apoyando sus espaldas en la cálida y protectora pared, sus cuerpos se veían desnutridos, sus miradas estaban perdidas, rendidas antes esta realidad que podía llegar a ser el más cruel si cada vez entrabas en la profunda oscuridad, maldad conceptiva. Pero también llegar a ser la realidad más hermosa si te adentrabas en las bonanzas de la vida, paisajes tan coloridos y hermosos, observar con curiosidad la fauna y flora, incluso llegar aventurarse dentro de los peligros.

Una incesante llama crecía en el interior del guerrero, sacando dentro de su capa, una bolsa de comida, específicamente carnes de una gacela, con un semblante tranquilo y un tanto agradable para no asustar a las figuras, pero su apariencia no ayudaba y eso lo noto con cuando unas de las figuras, lo noto y en su mirada se llenó nerviosismo y el temor de que le pasase algo, de manera inconsciente abrazo fuerte a su figura protectora, si lo adivinaron, eran unos niñas, entre 5 y 8 años de edad, no podría saberlo con certeza, pues un científico loco no era, después de todo las apariencias también engañaban, incluso nuestra propia mente podía engañarnos y no darnos cuentas de ellos.

<<< La bondad es una virtud, mas no una decisión hecha por nuestro razonar >>>

- Tomen – hablo con amabilidad fallando en el intento, la niña por la repentina aparición del guerrero se asustó, y se escondió en el regazo de su hermana mayor, quien observaba con cierto temor al hombre, pero también con intensidad, escondiendo a la niña menor en sus espaldas rápidamente, exhalo el aire por un momento tratando de calmar su agitada respiración.

- ¿Q-quién eres? – pregunto valiente, usando toda la fuerza de su voluntad para ser una figura protectora de la pequeña niña, quien la abrazaba, aferrándose a ella como si fuera lo último que le quedaba en su corta vida.

El guerrero en silencio observo a las niñas, y sin decir nada, tomo la mano de la niña, quien se asustó en consecuencia, y allí entre la calma, puso una bolsa grande, siendo el doble del tamaño de la mano de la niña, luego de eso su mano soltó. Al siguiente, sus ojos se fijaron en la pequeña niña, se le quedo estático por unos momentos, pero tan solos unos momentos porque dentro de su capa, saco un pequeño peluche que encontró en el camino y se la entregó a la niña, aquella que estaba insegura, sostuvo aquel peluche y sus ojos brillaron de felicidad, una sonrisa llena de felicidad habito en su fachada, haciendo sonreír al guerrero por la contagiosa felicidad que los niños otorgaban en los adultos. Aunque tintes de temor habia en la pequeña.




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