El Guerrero Olvidado

Capitulo 17

Capítulo 17

Un silencioso suspiro se sintió por el solitario lugar, una mirada degastada observaba el horizonte, fumando con tranquilidad una pipa, seguido de eso, de su boca escapo un humo. Por unos momentos, sus pupilas naranjas se dilataron al fijarse en un objetivo y luego, suspiro con pesadez.

Tal vez tocaba descansar, 7 días de investigación era poco saludable más si solo dormía 15 minutos, esas acciones solo perjudicarían su envejecido y frágil cuerpo, sin cuidado se sentó sobre una roca que se hallaba a su lado.

Sin darse cuenta, en su rostro, una sonrisa se adornó, una cansada. Enseguida su mirada degastada se fijó en otro objetivo, y pudo ver, dos figuras con claras diferencias. Uno llevaba una armadura y la otra era una simple civil que parecía seguir sin cesar a la entidad del metal.

­­­– Que rápido fue encontrarte… – susurro sin abandonar aquella sonrisa, su semblante tranquilo se iba desvaneciendo, cambiando a uno más cauteloso, siguiendo así su caminar, en busca del objetivo que investigaba, de ser posible, encerrarlo en un pozo profundo, llena de oscuridad, una que consume todo, hasta la infinita nada. Sin embargo, era temprano para cantar victoria, solamente quedaba soñar hasta hacer realidad su meta, y entonces camino por un sendero mientras soltaba de su boca, humo.

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– ¿A dónde vamos? – pregunto la muchacha a su acompañante, mientras se tomaba el mentón con el dedo pulgar de su mano derecha.

– ¿A dónde vamos? – respondió con burla, pero de nada sirvió, aquella voz vacía no hizo énfasis a aquello. – Mejor dicho, ¿A dónde iras tú?

– No lo sé, mejor te seguiré, no tengo otra alternativa, estoy varada en la nada

– ¿Te parece esto la nada? – pregunto con una ceja arqueada el guerrero.

– Si. – replico la muchacha, ignorando la penetrante mirada que le daba su acompañante.

– pero, estás viendo un bosque y aquí estamos caminando en medio de uno –expreso Khaos, observando aquellos árboles, las plantas y ¿porque no? Los animales. Su respuesta causo una mirada blanca en la chica.

– es una forma de decir, tonto. – espeto con un gruñido, haciendo que el bélico ser suspirara con pereza, ganándose una vez otra mirada enojada de la chica. – quiero decir que, no sé dónde estoy, lo único que sabemos es que caminamos hacia un pueblo que ni el nombre se.

– bueno, eso tiene sentido

– y si, tonto… – espeto con una vena sobresaliente en su frente, para seguidamente cambiar su expresión a una curiosa y confusa. – ¿Por qué de repente hablas? Hace 15 minutos estabas callado, sin cortar que hemos estado viajando por 3 días sin parar, ¿Por qué hablar ahora?

Aquella pregunta, provoco que el imponente guerrero mirara una vez más a la chica, y seguidamente mirar el frente sin detener su fijo caminar.

– ¿Cómo te llamas?

– Berta Atenea, un gusto… eh... – estrecho su mano en confusión, por la repentina pregunta.

– Dime Khaos, Berta, el gusto es mío – espeto, correspondiendo aquella estrechada de mano con un suave apretón, no sentía la necesidad de hacerse el poderoso.

– ¿Khaos? Curioso nombre para alguien tranquilo

– Así como Atenea, para alguien que no sabe dónde está. – respondió con frialdad, algo tan propio de él. 

– Me has preguntado, la razón del hablar, ¿Verdad?

Berta asintió con una pequeña sonrisa.

– Para mantener la cordura. – comento tranquilo, respondiendo su pregunta, causando cierta confusión por su manera de hablar a la mujer.

– ¿Qué?

– Así como has oído, para mantener la cordura.

– pero… si te ves cómo alguien cuerdo – hablo sin dejar aquella confusión, sin comprender del todo las palabras de Khaos.

–Ver la tapa del libro y ver lo que está escrito en las amarillentas hojas es totalmente diferente, Berta – respondió sin miramiento, caminando rápido, pues ya estaban cerca de su destino.

– Pero es que no entiendo – miro al guerrero una vez más, pudiendo ver apenas, sus pupilas que se hallaban en la profunda oscuridad.

– Algún día, algún día, algún día – siguió repitiendo las palabras con suavidad, ocasionando un pequeño estremecimiento en la joven, su vacía y gruesa no ayudaba tanto, más una bestia sin corazón le hacía parecer, si no fuera por el hecho que viajaba con él y pudo conocerlo un poco de fondo, seguiría pensando que antes ella se encontraba un ser monstruo oculto, detrás de la carne y hueso humanos.

Su nombre, no calmaba su ordinaria mente, si se llamaba Khaos, ¿no querrá decir que era alguien caótico? ¿Alguien que representara lo que era en verdad el caos? Esperaba que así no fuera, lastima.

Sin embargo, detrás de ambos jóvenes, alguien acechando estaba, observando con cautelo a los muchachos y no era nada más que Darcy, aquel inspector que estaba investigando a Khaos y a una bestia que derramaba sangre por doquier. Escuchaba atentamente las conversaciones de los chicos, descubriendo bastantes cosas interesantes para él.

Sin embargo, pronto pensaría en ello, ahora tocaba seguir a sus actuales objetivos.

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– Una guerra, eh…. – susurro llena de tristeza aquella femenina voz, viendo a través de sus ojos cercetas al cosmos, apreciando cada estrella y constelación, disfrutando la belleza que otorgaba este mundo cruel, un mundo que ocultaba la belleza del mundo, opacada por la guerra.

Humanos, seres débiles físicamente pero no los más débiles de la cadena alimenticias, dotados de una gran “inteligencia”. Pero como todos alguna vez, eran ignorantes, de tantas cosas, frágiles emocionalmente, impredecibles. Cada ser humano tenía un rasgo diferente, mas similar eran, pero no al punto de acertarlo, después de todo, cada quien tenía su verdad, su personalidad y su carácter.

Más la salvación de la humanidad, no fue simplemente su propia inteligencia, si no, el poder de legar, las costumbres, el conocimiento, para así, no empezar de nuevo. Si, los humanos eran muy diferente al resto de los animales, por esa capacidad de entregar lo aprendido a la próxima generación. De transmitir el conocimiento. Algo ventajoso y a su vez, peligroso pero el riesgo siempre allí estuvo.




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