Rosa está muy intranquila, en su alcoba ella espera el mensaje de la guardiana de los aposentos del dios del cielo y el dios de la guerra, anhela saber en qué puesto quedó en la competencia, su sueño es ser la elegida y servir a Mark el dios de la guerra para toda su vida, ella piensa que ese es su propósito en su vida, está muy lejos de la realidad.
Luego de estar un día entero mirando por la ventana decide acostarse, pero su estómago no la deja dormir en paz.
—Oye, ya levántate, llevas todo el día metida en la cama, por lo menos come algo antes de acostarte a dormir, por tu culpa me duele el estómago. —Rosa se desarropa, se levanta y una lágrima rueda por su cara.
—¿Ahora por qué lloras?
—Estoy triste, no me han llamado del palacio, ya está oscureciendo y no recibí ni una carta de los cielos, sé que no merezco que me llamen, ya que tú fuiste quien venció al monstruo, yo no poseo ningún poder así que no soy digna de ser la sirvienta de mi señor.
—¡Rosa!, deja de estar triste y levántate ya, mira por tu ventana, hay viene una gran luz, debe ser el mensaje. —Rosa se levanta, estira su mano y atrae la carta.
—¡Sí!, ¡qué emoción! Viene del palacio. —Grita ella al abrir la carta, Adolf, al verla así tan feliz, siente una gran dicha en su pecho, algo que jamás en su vida había sentido por alguien.
—Señorita Rosa, es para nosotros anunciarle que usted es la primera hada seleccionada para ser la sirvienta del dios de la guerra, debe presentarse el día de mañana al mediodía para el anuncio oficial que dará el Dios de la guerra, mañana él dirá quién es la ganadora oficial de este concurso.
—Sí, lo sabía, yo gané el primer puesto. —Exclama ella saltando con la carta en su pecho.
—Te felicito, mejor me retiro, tengo muchas cosas por hacer, por favor come algo antes de acostarte a dormir.
Adolf sabe que muy pronto Rosa tendrá que irse al palacio y a él le va a costar mucho poder convencerla de reparar la hoja de la vida de la ex diosa de la guerra, él quiere saber qué sucedió con Silvia después de reencarnar en alguien más.
Solo encontrando a la reencarnación de la ex diosa y matándola, es que él podrá traer a la vida a todos sus soldados, los cuales quedaron transformados en piedra en el momento que esta diosa dio su vida para encerrarlo a él en la torre Afral y para neutralizar a todo su ejército.
—Otra carta —Adolf toma la carta y al ver que necesitan a Rosa con urgencia en el reino de los cielos, él la rompe.
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—Mi señor, lamento no haber podido atrapar el hada. —Dice la guardiana del dios desconocido, acostada en el suelo con el labio partido a causa de una cachetada que el dios le ha dado, ella tenía varios días escondida de su rey por miedo a que él la castigara por no haberle traído al hada.
—Tus lamentos no me sirven de nada, tu trabajo era traerme al hada más pequeña de todas y no pudiste con una orden tan simple, debías soltar al espíritu y hacer que todas las demás hadas huyeran para tu atrapar a Rosa, ella no puede morir, no sin antes darme el libro de la vida de la ex diosa de la guerra, nadie puede saber que ella está con vida.
—Mi señor, no me lastime, fue un error muy grande, lo admito, pero le tengo una noticia que lo va a poner feliz. —Le dice Aike a Lok, el dios desconocido y el gobernante de la ciudad Shai.
—Habla, o calla para siempre, porque si lo que me dices no es tan importante te dejaré muda, entendiste.
—Mi señor, ella no está sola, tiene dos guardianes, estos son muy poderosos y manejan el fuego, por poco y me matan.
—Jejeje, ya sé cuál es la debilidad del hada, ella es tan pura e inocente que está ayudando a unos delincuentes del reino del fuego.
—Sí, mi señor, ellos la ayudaron en el bosque prohibido.
—Ahora debemos culpar a una de las hadas de estar con esa tribu del fuego, y eso va a hacer una señal para mi amiguito Mark, él no puede elegir a Rosa como su sirvienta, ya que si la escoge no podré raptarla, pues en el reino de los cielos hay muchos guardias las 24 horas al día.
—Mi señor, déjeme eso a mí, prometo hacer que una estúpida hada sea culpada por tener en su poder algo del reino del fuego. —Propone la guardiana mientras se levanta poco a poco del suelo.
—Ve y esta vez no me falles.
—Mi señor Lok, hay algo más que debo contarle, el hada ayudó al monstruo a volver a la normalidad.
—Explícame ¿cómo lo hizo? —El dios desconocido interroga a la guardiana y se pone muy contento al escuchar su declaración.
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-----Horas más tarde-----
—Mi señor, nos llegó un mensaje desconocido,
—Qué dice el mensaje.
—Dice que una de las hadas se unió con el reino del fuego.
—Eso no puede ser, llámalas a todas inmediatamente.
—Mi señor Norcar, le aconsejo que mañana la atrapen infraganti en el anuncio oficial que su hermano va a hacer, para escoger al hada que le va a servir.
—¡No!, llámalas ya.
—Si mi rey, con su permiso.
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—¿Te llegó la carta? —Le pregunta una de las hadas a su compañera.
—Claro, ¿por qué será que nos mandaron a llamar a esta hora? —Se pregunta una de las hadas un poco preocupada, ninguna de las recién llegadas le responde, todas están igual de angustiadas al haber recibido este llamado al anochecer.
—¿Rosa no ha llegado? —Consulta Beliza un hada seria pero muy inteligente.
—Todavía no, tal vez no le llegó la carta, ella vive retirada en el reino de las hadas, no se les olvide que todas debemos agradecerle por habernos salvado la vida. —Habla Valeria.
—Todas no, ella no me salvó a mí ni a mis amigas. —Dice Beca acariciando su cabello.
—Cállate Beca, tú y todo tu grupito son unas cobardes, ustedes sabían que estábamos en peligro y prefirieron huir antes de ayudarnos, sabes, Rosa no huyó, ella se enfrentó a ese monstruo sola, así que ella merece nuestro respeto.