—Rosa, ¿dónde has estado? Ayer mandaron a llamar a todas las hadas, ¿tú por qué no viniste? —Le pregunta Beliza acercándose a Rosa con mucha confianza, eso la pone incómoda, ya que antes todos eran muy groseros con ella.
—Estaba durmiendo, me acosté muy temprano. —Responde algo nerviosa por la cercanía de todas las demás hadas.
—Entonces, déjame decirte que Beca fue encerrada en la torre Afral.
—¡Oh!, y eso, ¿por qué?
—Fue acusada de traición, ella fue quien llevó al espíritu maligno al bosque, Beca tiene una alianza con los de la tribu del fuego.
—¡Eh!, —Rosa se pone algo nerviosa y se marea del susto.
—¿Estás bien? —Le pregunta Beliza tomándola por el brazo con ternura.
—Sí, tranquila, me entristece mucho saber que ella morirá a causa de eso. —El hada con tristeza le sonríe a Beliza.
—Rosa, quería darte las gracias por habernos salvado. —Habla Valeria el hada más poderosa, ella se arrodilla y todas las demás la imitan.
—¡Gracias, Rosa! —dicen al unísono todas.
—No, levántense, acaso soy una diosa para que se me arrodillen, podrían castigarlas por hacerme esta reverencia. —Las hadas se ríen y se levantan, Valeria mira a Rosa y siente el deseo de adorarla como si de una divinidad se tratara.
—¿Será que ella es una diosa?, jejeje, no, no lo creo, estoy algo confundida por el sacrificio que hizo por todas. —Valeria le sonríe, le toma la mano y se la besa—. Gracias por todo lo que hiciste. Rosa se pone muy colorada, ya que nadie jamás se había portado así con ella.
—¿Están todas reunidas o falta alguien? —Pregunta la guardiana Abba, ella al ver que están todas las hadas sonríe, y luego le hace señas con la cabeza a uno de los guardianes, varios tronos aparecen, en ellos están el rey Norcar y su mano derecha el guardián superior, también está Vasco dios de la luz y Mark, el cual está muy serio y con una mirada muy triste.
—Gracias les damos a todas por haber participado en esta competencia, pero lamento decirles que solo una será la ganadora y mi guardiana y sirvienta hasta que yo muera. —Habla Mark con la mirada en las nubes, hacia la gran multitud de ángeles presentes, todas las hadas emocionadas aplauden.
—Sí más que decirles, así como un día mi hermano escogió al guardián superior Enzo, yo hoy escojo a su hija Valeria para ser mi mano derecha. —Todas aplauden, pero Rosa se entristece tanto que las lágrimas salen de ella, se limpia con el borde de su vestido y continúa aplaudiendo.
Mark ve a Rosa con tristeza, él quería anunciar que ella era la ganadora, pero por el bien del hada es mejor mantenerla lejos de él, ya que él la ama tanto que si la escoge, rápidamente la tomaría como su esposa y ambos morirían por revelarse a los designios de su rey.
—Todas las demás hadas serán escogidas por el gran dios de dioses, su espíritu les dirá qué tipos de hadas son, y en donde vivirán desde el momento de su coronación, les pido que se retiren y vengan mañana a la gran fiesta y a sus coronaciones como hadas poderosas, no olviden que todas aquí obtendrán dones únicos y especiales.
—Menos mal perdí, igual iba a renunciar a mi título, yo hice trampa yo no merecía ganar, todo fue gracias a Adolfo que me salvó, gracias a él, yo y todas esas hadas seguimos con vida. —Rosa sale del reino de los cielos con la cara llena de lágrimas.
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La pequeña hada está sentada debajo del gran árbol de la vida, Adolf está a su lado tomando un poco de vino tinto.
—Debiste haber ganado, tú eres mejor que cualquier hada.
—Gracias Adolfo, igual no me lo merecía, si alguien se llegaba a enterar de que yo hice trampa, yo podría haber muerto y tu llevado a la torre Afral.
—Eso es lo que siempre tú has querido, que me entregue para que me encierren y te deje sola y no te moleste más.
—Así es, era lo que quería, porque después de pasar tanto tiempo juntos parece que me he acostumbrado a ti. —Adolf la ve con ternura, su corazón, ese que él creyó muerto, ha empezado a latir con fuerza.
—Te pido que ya no seas tan amable conmigo. —Ruega el hada tomando un vaso de vino.
—¿Por qué? —Pregunta con la voz débil, él está asombrado al verla tan diferente, su cabello libre y alborotado por la brisa, su vestido con algunos botones sueltos y su cara roja por el vino lo tiene un poco nervioso, él desea besarla, pero sabe que no está bien hacerlo en un momento como este, donde el mismo ni entiende lo que siente, o porque lo siente.
—Cuando uno toma medicina y ya está acostumbrado, ya no le sabe amargo, ¿cierto?, pero un día alguien te da un caramelo y cuando pruebas esa dulzura te das cuenta de que la medicina es amarga comparada a ese caramelo y ya no querrás volver a tomarla, —el dios del fuego se sorprende al escuchar al hada.
—Nunca he tenido compañía, mi maestra siempre se va de viaje, así que yo estoy acostumbrada a estar sola, y eso no me molestaba al contrario, pero ahora tú estás aquí, llegaste de repente, me acompañas, caminas conmigo, comes conmigo y me has cuidado y alimentado al estar enferma o en peligro, así que me temo que eres mi caramelo, me he acostumbrado a ti, cuando te vayas volveré a estar sola, pero esta vez he probado la dulzura de tu compañía, así que cuando te vayas me sentiré vacía y para ser sincera ya no quiero volver a estar sin una compañía en este lugar, tú ahora eres muy importante para mí, —Rosa al decir eso último se levanta y se dirige a su aposento un poco sonrojada por su declaración, ella va por el pasillo yéndose a los lados, ya que está algo ebria, pero aun así llega a su habitación con el corazón latiendo como si un caballo dentro de ella cabalgando tratara de salir de su pecho.
—Esta pequeña hada me tiene enredado, no entiendo sus palabras, ¿le importo? Pero yo nunca le he importado a alguien, ni a mi padre, ¿cómo podría ser importante para ella?, y compararme con un caramelo, esta mujer está loca y creo que la locura es contagiosa; debo tomar un baño mejor me apuro antes de que haga alguna tontería.