—Aunque me esforcé al máximo, ¡fallé!, no logré encontrar el libro de mi maestra. — Formúla el dios desconocido de la ciudad Shai.
Lok al enterarse que el hada fue rescatada por Adolf y llevada hacia el extranjero, fue rápidamente al reino de las hadas en busca del libro del destino de la exdiosa de la guerra.
—Mi señor, la hoja del destino de la exdiosa no pudo haber desaparecido, lo más probable es que el rey del fuego, al quedarse tanto tiempo con el hada la tomó. —Le dice su guardiana arrodillada en el suelo, puesto que sabe que su amo está de mal genio prefiere está sumisa ante él.
—Sí, tienes razón, él debe tenerla, espero y no haya leído lo que dice en esa hoja, porque sino ese sería mi fin.
Hace 30.000 años Silvia fue herida por el dios del fuego, Adolf usó el fuego del infierno que posee con la diosa, así que sin importar las veces que su espíritu reencarne en algún otro cuerpo, las cicatrices del fuego del infierno nunca desaparecerán, su espíritu siempre termina muriendo, lo que el dios del fuego no sabe es que el cuerpo de la exdiosa de la guerra está bajo el poder del dios desconocido Lok.
A Lok, únicamente le falta hacer un sacrificio con un alma pura, y traer el espíritu reencarnado en otra persona al cuerpo de su maestra, para que ella vuelva a vivir.
—Mi señor, si el rey del fuego se entera de que ella volvió a la vida, lo primero que va a hacer es buscarla y matarla, o si consigue su reencarnación él puede utilizar su fuego para matar su espíritu, solo de esa manera él va a poder traer a la vida a todo su ejército. —Le advierte la guardiana Aike.
Lok en todo el tiempo que su maestra la exdiosa ha estado sin su espíritu, o sea muerta, ha hecho lo posible para proteger su cuerpo, y ahora él no dejará que sus planes de volverla a la vida terminen siendo un fracaso.
Él confía en el dios de la oscuridad Martín, por ese motivo le ha hecho sacrificios para que el dios de la oscuridad traiga su espíritu y resucite a la exdiosa Silvia, él está convencido que su maestra al volver a la vida será la misma de antes, y está vez no dejará que nadie vuelva a robarle la oportunidad de enamorarla y de vivir por siempre a su lado.
—Nadie le hará daño, nunca permitiré que nadie estropee mi plan de devolverle la vida, por eso es que necesitamos eliminar la hoja del destino para que nadie pueda leerla y nadie descubra lo que deseo hacer con el cuerpo de mi maestra. —Dice él caminando de un lado a otro con desesperación—. Ponte en contacto con nuestros espías en la tribu del fuego, y diles que averigüen sí la pequeña hada tiene el libro del destino, y si es así, iremos por ella.
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Rosa se ha levantado con mucha energía, gracias a las mujeres del palacio ella se ha alimentado bien, ahora el hada observa las flores y rosas que hay en las ventanas, ella les mueve la tierra y saca algunos retoños colocándolas en las macetas vacías, ella las riega y empieza a conversar con ellas.
—Hermanas mías, ¿cómo están?, sé que no soy de este reino, pero somos flores, rosas y hierbas, somos familia, lo importante es que nos apoyemos unas a las otras, necesito su ayuda, ustedes podrían regalarme un poquito de su polen para poder dormir a esos dos guerreros que están en la puerta, ellos me tienen encerrada, necesito salir, necesito respirar aire fresco, por favor ayúdenme, prometo cuidarlas y hacerme cargo de ustedes para que puedan salir hermosas hadas, ¿cuento con ustedes?
Rosa trata con cariño a las plantas, y estás a cambio le regalan polen, Rosa lo recoge con su mano y se lo lanza a los guerreros, estos al recibir el polen se quedan inmediatamente dormidos en la puerta de la habitación del hada, ella se acerca hacia donde ellos, les pasa la mano por la cara, y al ver que no responden, sale feliz de la habitación.
—¡Pequeña hada!, ¿qué pensabas hacer?
—¡Dragón!, solo quería caminar un rato.
—Si pensabas que podías escapar de nuestro palacio estás muy equivocada, hay muchos guerreros custodiando el palacio, es imposible que puedas salir; ven, sígueme, te mostraré algo. —Rosa camina en silencio detrás del hombre dragón, ella solo quería salir del palacio, caminar por la ciudad y encontrar un buen árbol para respirar aire fresco.
Adolf se encuentra en la puerta de una habitación, esperando a Rosa de brazos cruzados. Basu se acerca a este y le habla en el oído, Rosa trata de escuchar, más se le hace imposible.
—Me dijeron que quieres escapar,
—¡No!, no, las cosas no son así.
—Está bien, ahora cuando te mudes ya no querrás huir.
—Adolf, por favor no, no me cierres en la prisión, si lo haces me volveré loca, prometo no volver a escaparme, me portaré bien, pero no me encierres en la prisión.
—¡Pasa!, —ordena Adolf, Rosa de mala gana camina detrás del dios.
—¿Por qué estamos aquí?
—Este lugar no es una prisión, sino un calabozo. —Dice en son de burla el dios.
—Por favor perdóname, no hagas eso, prometo que no volveré a huir, no me encierres, envíame de vuelta a la casa devoradora.
—¿Tienes miedo?, es demasiado tarde, tendrás que vivir aquí por los momentos. —Rosa entra detrás del dios del fuego, está aterrada al observar solo oscuridad, luego de caminar un buen rato en este lugar, Adolf chasquea sus dedos y la luz llega a la habitación, Rosa cierra los ojos porque la claridad le ha encandilado la vista, él sonríe al verla cómo se asombra cuando se da cuenta de que se encuentra en el palacio de las hadas.
—Adolf, dime la verdad, ¿estamos en el palacio de las hadas? —Él asiente con la cabeza y sonríe.
—Gracias, mil gracias. —Rosa lo abraza y corre por todo el palacio emocionada al verlo idéntico como cuando lo dejó, se acerca hacia el árbol del destino y lo abraza.
—Por fin estoy en casa, gracias a ti a partir de ahora podré ver estos amaneceres y atardeceres, ¡es hermoso!
—La construí especialmente para ti, todas las casas, edificios, y cada ladrillo son exactamente iguales a las del palacio de las hadas, pensé que podrías extrañar tu casa porque es la primera vez que viajas. —Manifiesta Adolf, con sinceridad le cuenta todo a Rosa porque no quiere engañarla.