El cielo estaba oscuro, como la mayoría de las veces en que alguien se adentraba al bosque sobrehumano, parecía que todo caía en un especie de nebulosa que tapaba el mundo exterior.
De repente, todo sonido producido en el bosque simplemente se apagó, dejando todo en un asfixiante silencio que parecía decirte que estabas solo, que no había nadie más, pero algo dentro de ti te gritaba que miraras atrás.
La negrura comenzó a esparcirse y los árboles se veían marchitos y desgarbados, dándole al bosque una pisca de tenebrosidad.
Y entonces lo escuché, era un grito.
Y decía mi nombre.
Una y otra y otra vez.
- Adara, Adara ¡Es ella!
Pero el grito provenía de una persona asustada.
Aterrada de... mí.
Y entonces sentí como un sentimiento maligno invadía mi cuerpo.
Y me comenzaba a consumir.
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CASIE
15 de Marzo, 2020
- ¿Qué quieres? - pregunté en cuanto lo vi apoyado en el umbral de la puerta de mi habitación, mirándome con sus hermosos ojos ámbar que parecían dorados ese día. Volví la vista hacia el ordenador, tratando de ignorar su mirada fija en mí.
Había estado tan concentrada buscando en las redes por el paradero de Anastasia (pero parecía como si se la hubiese tragado la tierra) que no me había dado cuenta de la presencia de él, del hombre del que estoy enamorada pero que me ha estado evitando desde hace un mes después de enterarse que yo era su antiguo amor, Danessa.
Y aún seguía sin saber muchas cosas al respecto, seguía sin saber la razón de haberlo dejado si estábamos tan bien. Se suponía que al recuperar mi memoria todos los recuerdos estarían en su lugar.
Más equivocada no pude estar.
Ver a Ajax tan cerca después de tantos días evitándome provocaba en mí cierto sentimiento de ira y alivio, los dos apoderándose de mi interior.
Había estado ignorándome desde hacía un mes, cuando todo había comenzado a ponerse de cabeza.
- Solo quiero hablar - respondió él con su típica voz ronca que provocaba que se me erizara la piel.
- ¿Hablar dices? - solté una risa amarga mientras me daba la vuelta en la silla giratoria para quedar frente a él, que seguía con el brazo derecho apoyado en el umbral.- Después de semanas ignorándome y fingiendo que no existo no es que tenga muchas ganas de hablar contigo, Ajax.
Cerró los ojos y susurró algo que no pude lograr entender.
- Sé que no tengo una excusa válida para eso, pero no quiero discutir, no contigo, Casie.
Sabía que últimamente las cosas no estaban muy bien en la mansión, no después de todo lo que pasó con Nerea y conmigo. La familia Lincer había estado muy nerviosa y tanta era la angustia que algunas veces era muy extraño que nadie terminara peleando.
Nerea...
La mujer por la que Anastasia seguía desaparecida desde hacía un mes, secuestrada por esa titánide loca y diabólica que había fingido ser mi madre por un par de días y la que dijo haberse hecho pasar por mí.
Y yo seguía sin saber como rescatar a la que se supone había sido mi amiga por dos años.
- Sé que no he estado para ti en toda esta situación, Casie - prosiguió Ajax, sacándome de mi ensimismamiento - Sé que todo lo que está ocurriendo te ha estado pasando factura desde hace un par de días y lo siento.
- Yo también lo siento.- no podía juzgarlo por no querer hablar conmigo después de todo sabiendo que en realidad yo le estaba ocultando algunas cosas, como el hecho de que yo era una de las villanas de su historia.
Cualquiera creería que estaba exagerando, pero yo no estaba loca.
Al menos no tanto.
- Casandra... sé que no he hecho las cosas bien, pero no es fácil saber que la persona que me hizo volver a confiar en el amor después de tantos siglos, sea la misma persona que me hizo desconfiar de él desde un principio.- y tenía razón al pensar así. Era lógico que Ajax Lincer creyera algo así. Después de todo, se suponía que yo era una simple mortal, al menos eso había pensado hasta que pude recuperar parte de mi memoria y darme cuenta que estoy poseída por poderes que se salen de control cada vez que respiro.
- Perdí la memoria a los diecisiete años, Ajax ¿Se te olvida? Mi yo de antes no es la misma versión que mi yo de ahora. - detestaba ser tan impulsiva con este tipo de cosas. Lo único que quería hacer era correr hasta él y abrazarlo.
Yo estaba perdidamente enamorada de él, del Dios del Inframundo.
- Yo...
- Solo tenías que decírmelo.- lo corté. No quería que se siguiera sintiendo culpable cuando era comprensible su actitud conmigo, aunque dicha actitud doliera tanto como una patada en el estómago.
- Lo siento.- y solo yo sabía cuanto me desgarraba escucharlo decir eso. Si, me había lastimado, pero yo también lo lastimé a él (aunque aún no supiera la razón de haberlo dejado años atrás). Aún así, le quería.
- Ajax, yo...
Y justo antes de apenas comenzar lo que quería decirle, fui interrumpida por la voz de Deacon.
- Ah, veo que están aquí.- nunca había detestado tanto la presencia de Deacon como lo hacía ahora.
- ¿Qué sucede? - le preguntó Ajax, aún sin apartar su penetrante mirada de mí.
- Evan quiere seguir haciendo pruebas.- eso llamó mi atención. Me levanté del asiento para caminar hacia él.
- ¿No ha encontrado nada aún?
- Las pruebas de sangre no han funcionado - confesó con incomodidad. Suspiré con desesperación y... alivio, hasta ahora nada había funcionado, aunque no sabía si lo que yo estaba sintiendo era molestia porque no podría saber que relación tenía con Casandra de Troya o tranquilidad al saber que esas pruebas no dieron resultado y así nadie sabría de donde vienen mis poderes.
¿Y si se enteraban que yo era Adara? Al parecer tenía una muy mala reputación al ser una hechicera maligna y despiadada que usaba de juguete a todos los que se atrevieran a indagar en el bosque.