En tiempos de caos, una historia surgió. Con el fin de la lucha entre dioses y demonios, en la lejanía existía un pueblo casi en ruinas debido a esa guerra. Era un pueblo pesquero lleno de valientes navegantes y de una próspera convivencia.
Con los estragos de la guerra entre los dioses y demonios, el pueblo se vio casi destruido, y la mayoría de sus habitantes habían partido hacia otras tierras. Sin embargo, en aquel pueblo yacía una peculiar doncella.
Denya era una mujer hermosa que, según relatos de las personas que en su tiempo habitaban el pueblo, había enloquecido. Pero esta es la historia que yo te contaré. La historia de Denya, el primer susurro del mar.
Denya era una mujer que, en su tiempo libre, solía caminar descalza sobre el mar; en su interior, sentía la vida misma al percibir las olas en sus pies. Cuando la guerra empezó, el mar yacía inquieto.
Ella, con cada atardecer sin falta, veía el alba en el horizonte del mar, añorando ser parte de él. Con el tiempo, los días se convirtieron en años. El mar correspondía su amor con pequeñas joyas que, con el tiempo, se convertían en suyas.
Un día, bajo la Luna del holocausto, Denya se puso un vestido blanco acompañado de una corona de rosas blancas. Ese día, ella le juraría amor eterno al mal, pero la maldad de ese tiempo se hizo notar.
Mientras Denya bailaba al compás de la eternidad junto a las olas del mar, a lo lejos, un hombre desquiciado, ciego de lujuria y pasión, la observaba.
Cuando los pies de Denya, exhaustos por las maravillosas horas de baile junto a su amado, ya no pudieron más, ella, llorando de felicidad, le gritó al mar.
_"¡Ojalá tú y solo tú me hagas tuya!"_
El anochecer llegó cuando unas manos llenas de avaricia por poseer un alma pura cruzaron por su cuello. Aquel hombre desquiciado, embriagado de una pasión putrefacta, hizo suyo el cuerpo de aquella doncella y, al finalizar su cometido bajo la Luna del holocausto, la asesinó.
Aquel individuo al cual el destino le dio el título de ser despreciable tomó el cuerpo sin vida de aquella doncella y lo arrojó al mar. Las olas lentamente la abrazaron, llevándola con ellas al mar abierto, y con una gentil brisa de mar, su cuerpo lentamente empezó a descender al abismo del océano.
Mientras ella descendía sin vida, su alma empezó a gritar. La ira llenó de bruma el océano, y fue ahí cuando él apareció.
_¿Qué es lo que anhelas?_ Susurró aquel individuo misterioso.
El alma de aquella doncella comenzó a surgir con una densa niebla que la rodeaba por completo. En ella, un tenue susurro se escuchó.
"Quiero que él me haga suya, ese monstruo tomó mi cuerpo, pero mi alma aún sigue sin ser mancillada", respondió aquel susurro de la doncella.
Una sonrisa escalofriante se veía en el fondo del abismo.
_¡Así será!_ Gritó aquel individuo.
El alma de aquella doncella empezó a fragmentarse en miles de millones de instantes, donde cada uno de ellos gritaba el profundo amor que sentían por el mar. Su alma se volvió parte del océano.
En el horizonte, en el atardecer del alba, un susurro se escuchó.
"Guarda tus lágrimas y ven a mí, en el mar desaparecen eternamente."
Denya, la dama del mar, y el susurro del océano se volvieron parte de él, y así será hasta que las estrellas del firmamento desaparezcan en la inmensidad de la eternidad, por siempre, eternamente.
Fin.
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Editado: 11.01.2024