El hechizo de amor eterno

capítulo 24

Leonardo: no pienso dejar el jardín sin flores. Porque no quiero verte triste y también te las puedo comprar en una florería y cada vez que las recibas con ellas vendrá una tarjeta donde escribe una frase pensando en ti.

Artemisa: esos detalles definitivamente serán los que más me gusta. Aunque me gustaría hacer algo por ti, además me doy cuenta de que siempre has tenido todo.

Leonardo: solo he tenido cosas materiales. Seguramente apreciaré lo que me quieras dar, ya que me gustara demasiado sabiendo que tu me lo diste.

Artemisa: simplemente me has hecho sonreír con tus palabras. Definitivamente sabrás cómo hacerme feliz y me gusta saber que lo haces con esa intención.

Leonardo: mi esposa merece tener todo lo que quiera en esta vida. Además, como tu esposo te lo daré y este día nos olvidaremos de ir a la empresa, porque primero necesitas instalarte en tu nueva casa.

Artemisa: eso quiere decir que el día de mañana iremos a trabajar. Estoy segura que no te gusta perder ningún solo día de trabajo y estás haciendo esto por mi.

Leonardo: eres la única persona importante en mi vida. Ahora que estás a mi lado lo que menos me importa es mi trabajo y si me dices que esperemos para ir a trabajar esperare más días para que lo podamos hacer.

Artemisa: eso no es necesario y mi madre y también mi abuela se pueden encargar perfectamente de organizar nuestra boda religiosa. Nada más que la única que conoce mis gustos es mi abuela y ella estaría encantada de hacerlo.

Leonardo: me gusta que seas mi esposa. Pero sobre todo tuve el privilegio de enamorarme de ti, ahora solo me puedo imaginar mi vida a tu lado.

Artemisa: seguramente nos imaginamos lo mismo. Porque estamos enamorados y eso es algo maravilloso, solo que así debe de ser nuestra vida juntos.

Leonardo: el amor que sentimos lo siento como si fuera único. Será mejor que entremos a la casa, debes de estar cansada y necesito evitar que lo hagas.

Artemisa: antes de entrar me gustaría pedirte que para la próxima vez me regalaras un peluche, ya que siempre quise tener uno. Además, nunca se lo pedí a mi abuela.

Leonardo: el día de mañana lo tendrás entre tus manos. Ahora quisiera saber que otra cosa más te gustaría saber para poder regalártela y sabes que te lo daría con mucho gusto.

Artemisa: solo quiero eso por el momento y también recibiré todos los obsequios que me quieras dar. Espero que sean cosas demasiado lindas y hermosas.

Leonardo: te prometo que lo serán. Además, siempre haré las cosas para sorprenderte y siempre quiero que me digas lo que quieras para dartelo.

Artemisa: por supuesto que te lo diré. Solamente que te ves lindo cuando haces lo que quiero y estoy segura que te gusta lo que te estoy diciendo.

Ellos guardan silencio por unos cuantos minutos y después de eso Leonardo toma la mano de su esposa para entrar de esa manera a su casa. Nada más que los padres de Leonardo los estaba observando de lejos.

Bruno: se ven demasiado felices juntos. Jamás pensé que lo viéramos de esa manera y él hará todo lo posible para hacerla feliz y sus ojos no mienten.

Isabela: quiero estar al lado de nuestro hijo sin sentirme rechazada. Porque puedo sentir eso cada vez que nos mira y se que esto es mi culpa por no verlo crecer.

Bruno: no tienes la culpa de nada. Siempre lo cuidamos de lejos, ya que no quería dejarte sola y lo más importante en ese momento era tu salud.

Isabela: eso no sería una justificación. Además, tenía el deber de cuidarlo y eso es lo que menos hice, el ahora ni quiere ni vernos y tampoco que formemos parte de su vida.

Bruno: llegó el momento de decirle la verdad. Leonardo debe de saber que siempre lo quisimos y sobre todo que nunca nos olvidamos de él.

Isabela: eso quiere decir que tendremos una nueva conversación con Leonardo. Él solo necesitará escucharnos y a partir de este día seremos los padres que él necesita.

Bruno: entonces está decidido. Ahora que estás bien de salud podemos estar a su lado y nosotros conoceremos a nuestra nuera el tiempo que estemos en su casa.

Ellos se quedan sentados observandolos, ellos como padres querían lo mejor para su hijo y ella era su felicidad. Porque lo entiendo y lo vieron con su propios ojos y la pareja de recién casados se miraban, pero cuando estaban juntos se olvidaban del mundo.

Leonardo: así que te gusto tu nueva casa. Mañana tu familia vendrá y me aseguraré de que sean bien recibidos, porque no quiero hacer enojar a mi suegro.

Artemisa: si te portas bien no tiene ninguna razón para enojarse contigo. No debes de decir ningún comentario que lo haga enojar y eso también deberías de evitarlo.

Leonardo: siento que juntar a nuestras familias puede ser demasiado peligroso. Porque cada uno de ellos tienen un carácter completamente diferente.




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