CAPÍTULO 6
Dejo las fotos encima del escritorio y me quedo estática observando atentamente al muchacho. ¿Acaso lo conozco? Parece ser mayor que nosotras pero la foto está tomada desde muy lejos y no se aprecian bien las facciones de su cara. Podría preguntarle a Bárbara pero no sé cómo hacerlo sin tener que contarle lo que me está pasando. Mi móvil vibra en mi bolsillo y veo que es Raquel la que me está llamando. Ha llegado antes así que le cuelgo sin contestarle y dejo el escritorio como estaba. Bajo corriendo y le entrego las llaves.
-Muchas gracias, Windy. Dile a la jefa que se mejore y que no se preocupe, haré hoy todo lo que esté en mi mano para sacar adelante las citas programadas.
-Muchas gracias Raquel, yo se lo digo. Nos vemos.
Nos despedimos y vuelvo de camino a casa. Necesito cambiarme y saber si Rita se puede quedar toda la mañana con Bárbara para poder ir a trabajar. En el camino me encuentro a mi tía, con su estela brillante por supuesto, que se dirige al bar. No termino de acostumbrarme a verlos así, aunque al menos ya no me da un ataque de pánico. Aunque creo que mi cara se vuelve más pálida de lo normal cada vez que los veo.
-Cariño, ¿qué haces por aquí y con esas pintas? ¿No me digas que te ha dado ahora por el deporte mañanero?
-Hola tía. No, he tenido que venir a casa de Bárbara a por una cosilla. ¿No deberías estar ya en el bar trabajando?
-Sí, bueno, no he pasado buena noche así que mi jefe que es muy apañado me ha dejado llegar un poco más tarde, ya sabes…-Mi tía me guiña un ojo y me sonríe. La verdad es que está un poco pálida, aunque ayer por la noche se le veía de lo más contenta.
-Ya, ¡qué suerte! Por cierto, hoy no me esperéis para comer, creo que voy a comer con Bárbara para hacerle un poco de compañía.
-De acuerdo hija, ten un buen día cariño.
Mi tía me besa y yo sigo mi camino rumbo a casa. Sigo pensando en qué tipo de relación tendrá el chico de la foto conmigo para poder verle el aura. Lo que más me fastidia es que en las fotos nunca puedo ver los colores así que no sé si es alguien bueno o malo. No es que me haya vuelto una experta, pero al menos sé que si salen oscuros es mejor alejarse de esa persona. Es un fastidio no poder investigar un poco más sin levantar sospechas. Llego a mi bloque y Rita me abre la puerta antes de que pueda llamar al timbre de su casa.
-Bárbara se ha quedado dormida, he pensado que es mejor que se quede aquí descansado, ¿no te parece?
-La verdad es que venía pensando en pedirle que la cuidara, ¿no le importa, verdad?
-Por supuesto que no Windy, vete a trabajar y no te preocupes, que yo me encargo de ella.
-¡Muchas gracias!-Le digo mientras la abrazo.- ¿Ha dicho algo que pueda servirnos de ayuda?
-La verdad es que no. Solo me ha dicho que no se acuerda de nada, ni siquiera de cómo llegaste a recogerla a urgencias.
-Entonces dejémosla descansar, a ver si como dijo el médico recupera la memoria sobre lo que le pasó.
-Está bien, ¿vienes a comer y os quedáis aquí las dos?
-No quiero molestarla Rita, había pensado en comer con ella en mi casa.
-¡Déjate de tonterías! Pero si sois como las nietas que no tengo. Aquí te espero para comer, prometo llamarte si sucede algo nuevo.
Me despido de Rita y entro a mi casa. Rápidamente me aseo y me cambio de ropa. Hoy decido ponerme una peluca negra, hace un par de días que no utilizo una y hoy el color pega con los sucesos que pasan últimamente en mi vida. Desayuno algo rápido porque al final, la hora se me ha echado encima. Estoy cerrando la puerta de casa cuando recibo un mensaje en el móvil:
“Buenos días, Windy. ¿Está todo bien? No has abierto aún… espero no ser el responsable de que te hayas quedado dormida.”
Es Fran el que me escribe. Como me dijo, hoy vendría a mi tienda a hablarme sobre la carta, ¡qué puntuales son los extranjeros!
“Tranquilo, voy de camino. Espero que al menos me tengas buenas noticias…”
“Bueno, depende de cómo te lo tomes. Aunque seguro que tu filosofía de vida te hace verlo como la mejor de las noticias si te enteras de que he revelado el mensaje secreto.”
“¿Es en serio? Te dejo, voy con prisas. Creo que alguien me espera impaciente… Adiós.”
Acelero el paso y en menos de cuatro minutos he llegado prácticamente a la tienda ahogándome, eso por supuesto. Desde el principio de la calle puedo verlo apoyado en la pared que hay entre el escaparate de mi tienda y la puerta. Lleva unos vaqueros y una camiseta de manga corta, ¿he dicho ya que mi debilidad son los brazos? Sino, os lo digo ahora, esa camiseta le marca los bíceps y estoy empezando a babear por él. Llego hasta su lado y mi vista sigue fija en uno de sus brazos, en el derecho en concreto. Debajo de la camiseta tiene un tatuaje, solo puedo ver letras ya que la tiene detrás del codo, en pequeñito. Cuando levanto la vista, me está mirando y sonriéndome, me ha pillado de lleno haciéndole un escaneo a sus brazos…
-Bonjour, Monsieur. –Parece que le sorprende mi buena pronunciación porque descruza sus brazos y su sonrisa se ensancha.