Me alejaba del arrodillado Joel, este me miraba con ojos de furia, jamás le gusto que hablaran del dios supremo y menos estando el en presencia.
Joel se levanta y sostiene en su mano su lanza, furioso corre hacia mi para atacarme, pero antes de que pudiera tocarme ya tenia mis dos dagas incrustadas en la cabeza del Joel.
Aun estando clavadas, agarro las dagas y le abro la cabeza a Joel. Alea solo observaba como Joel estaba siendo masacrado, ante este acontecimiento lo único que hace es retirarse del universo.
Mientras limpiaba la sangre de mis dagas, observaba como el cuerpo de Joel se movía e incluso se logró levantar aun estando sin cabeza. Joel se logro levantar, y aun así levanto y sostuvo su lanza.
“el poder de la vida, un poder que nunca te dejara morir incluso si pulverizo todo tu cuerpo. un poder muy superior para alguien como tú” rápidamente corro hacia Joel, y le corto las dos manos y le hago un agujero en el pecho.
“ya basta Joel, sabes que nunca vas a poder poner tu lanza en mi cuerpo. así que deja de pelear” hablo mientras observaba como Joel aun seguía de pie. Al saber que nunca se rendiría sujete fuerte mis dagas y mande una onda de luz hacia el Joel, la cual pulverizo todo su cuerpo a excepción de sus pies los cuales quedaron parados.
“dejemos que el cuerpo de noir expulse su magia para poder enterrarlo en la tierra. Así que te vere luego, primero iré a visitar a mi gente y después visitare a padre y le contare lo sucedido, tu mientras tanto reflexiona y quédate quietecito” hablo mientras observaba como de los pies de Joel se iba formando otra vez su cuerpo.
Antes de irme decido agarrar el universo y lo resguarde con cadenas para que nadie a excepción de nosotros 3 puedan entrar. Mientras hacia esta acción, sentía como mis manos se iban pudriendo al intentar agarrar todo este universo de la muerte. Las cadenas doradas se ponían negras al hacer contacto con el universo, lo mas seguro es que aguantara solo unos días, pero es mas que suficiente para que Joel logre eliminar toda la magia de muerte restante.
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Mis pies caminaban por la superficie de los 156 universos, a esta altura podía ver todo el multiverso. Incluso observaba todos los seres inferiores e incluso algunos superiores a mí, estos son llamados anomalías, personas que con sus nacimientos hicieron un antes y después para el multiverso.
En este momento puedo estar en cualquier lugar, puedo saber todo, e incluso puedo hacer todo lo que desee. Ser llamado dios es una cosa muy insignificante a estas alturas.
Con cada paso que daba era una luz que dejaba y años después esa luz se convertirían en hermosas estrellas que adornarian este multiverso.
Después de un rato logro llegar al universo de la amalacia, universo creado con mis propias manos, y tomado el tiempo para darle cada detalle en específico. Al entrar y dar mi primer paso fui recibido por dos personas con armaduras blancas y en sus espaldas llevaban un par de alas, en sus manos llevaban enormes hachas doradas, pero al instantes estas dos personas al reconocerme se arrodillan y me dan la bienvenida a mi universo.