La noche se extendía como un manto oscuro sobre la ciudad, y cada rincón parecía esconder un secreto. Jay caminaba con paso firme pero cauteloso, su mente enredada en las palabras de T/N y en la inquietante realidad que se avecinaba. La callejón donde la había esperado se sentía más frío y silencioso que nunca, el eco de sus propios pensamientos resonando en sus oídos.
Al llegar, T/N ya lo esperaba, apoyada contra la pared, con su figura delgada recortada por la tenue luz de la farola. Cuando sus ojos se encontraron, hubo un momento de silencio, una pausa cargada de tensión y promesas no dichas.
—¿Estás seguro de que esto es lo que quieres? —preguntó Jay, bajando la guardia solo un poco, pero sin perder la vigilancia.
T/N le dio una sonrisa triste, una de esas que llevan el peso del mundo en ellas.
—No tengo otra opción. La traición corre por nuestras venas, y si no actuamos ahora, todo estará perdido. —Sus palabras fueron un susurro, pero cada una contenía la fuerza de una verdad devastadora.
Jay sintió cómo la realidad se le comprimía en el pecho. La idea de que alguien cercano podía estar jugando su propio juego, traicionándolo desde adentro, le resultaba casi insoportable. Pero también sabía que no podía retroceder, que debía confiar en Hana, aunque esa confianza le costara el alma.
—¿Qué plan tienes? —preguntó con voz firme, intentando esconder la incertidumbre que le atravesaba.
T/N dio un paso adelante, sus ojos brillando con determinación.
—Debemos llegar al corazón de la operación. Hay un lugar donde se toman las decisiones, y allí encontraremos las respuestas. Pero necesito que tú me cubras. Sin tu apoyo, todo estará perdido.
Mientras ellos dialogaban en la penumbra, en las sombras cercanas alguien observaba en silencio. Un espectador invisible, esperando el momento preciso para actuar. La traición ya no era solo un rumor, sino una realidad palpable que podía destruirlos en cuestión de segundos.
De repente, un pequeño destello en la distancia llamó la atención de Jay. Una figura se movía entre los callejones, con paso sigiloso y mirada fija. No era T/N. Era alguien más, alguien que conocía demasiado bien los secretos que estaban en juego.
—¿Quién está ahí? —preguntó Jay, tensando los músculos, preparándose para lo que pudiera venir.
T/N frunció el ceño, también alerta. La noche se tornaba aún más peligrosa, y el peso de la traición amenazaba con aplastarlos a ambos si no lograban descubrir quién se ocultaba en las sombras.
—Tenemos que actuar rápido —susurró T/N—. La verdad está más cerca de lo que pensamos, pero también más expuesta.
Jay asintió, con el corazón latiendo desbocado. La línea entre la lealtad y la traición se había difuminado, y en ese momento supo que su vida, su amor y su honor estaban en juego. La sombra de la traición se cernía sobre ellos, y solo el valor y la confianza podrían salvarlos de la oscuridad que se avecinaba.
Mientras la noche avanzaba, ambos se prepararon para lo que vendría, conscientes de que esta era solo la primera batalla de muchas en una guerra que aún no había terminado.