Terry
—Pide un deseo
—Mis deseos nunca se cumplen—Rodé los ojos, David y yo estábamos frente a frente en la cama mientras yo sujetaba lo que quedaba de su biscocho de cumpleaños, recordé que no habíamos prendido la velita así que decidí hacerlo ahora, le pasé la velita.
—Deja de ser pesimista, si los deseas de lo más profundo de tu alma hay posibilidades de que se cumpla—David cerró los ojos—piénsalo, siéntetelo y luego sopla la vela—miré el cambio de expresión en su rostro, una pequeña sonrisa se dibujo en su cara y soplo la vela, entonces me fijé una de sus manos.
—Listo—puse la vela a un lado y tomé su mano derecha.
— ¿y ese moretón? —toqué el pequeño círculo morado en su mano y David quitó su mano.
—No es nada, de seguro me lo hice sin darme cuenta —volví a tomar su mano.
—No tenias eso esta mañana.
—No es nada, en serio—miré su mano, el moretón es pequeño, pero la piel de David es tan blanca que el pequeño círculo morado resaltaba, pasé mis pulgares encima del moretón, su piel es tan suave—tus manos son lindas.
—Gracias, supongo—solté lentamente su mano y lo miré.
— ¿Quieres ir afuera? —David asintió, me puse de pie y busqué mis zapatos, encendí la luz—David me estaba viendo— ¿Te piensas quedar ahí? —David reaccionó y se puso de pie, buscó sus zapatos y salimos sin hacer ruido al patio, cuando estuvimos ahí, nos sentamos en los columpios.
Todo está tan callado que se puedo oír el viento, al cielo lo inundaban miles de estrellas y las luces del patio hacían que todo se sintiera más cálido. Miré a David, estaba mirando sus zapatos mientras se movía un poco en el columpio, ahora que lo miro bien, David es lindo, ojos grandes y azules, pelo negro, piel clara, flaco, alto, nariz fina y boca pequeña, un tanto tímido.
David me miró de reojo y volvió la vista a sus pies.
— ¿Por qué me miras así?
—Es que me acabo de dar cuenta de que eres muy lindo—David se sonrojó.
—Tú siempre dices cosas raras, Terry.
— ¿Por qué lo dices? —David me miró.
—No puedes decirle a un chico que es lindo, ni tomarle la mano y mucho menos decirle Te quiero a un chico.
— ¿Por qué?
—Porque entre chicos eso no es correcto, vas a cumplir 15 años, has vivido toda tu vida rodeado de personas que te dan amor y te dicen a diario lo mucho que te quieren, pero al parecer no has salido de tu burbuja, la vida es dura, hay gente mala y hay cosas que no se deben hacer para evitar cosas peores, un chico no puede decirle a otro chico que lo quiere, ni que es lindo, la sociedad no acepta eso.
David se veía muy triste, entonces todos los cabos suelto se unieron en mi pequeño cerebro.
Me puse de pie—Quiero sentarme en el césped.
Caminé hasta debajo de árbol y David se sentó a mi lado.
—Hace unos días Candy estaba leyendo un libro, el personaje principal no era feliz, todos los días cuando se levantaba tenía que aparentar ser alguien que no era, no podía escuchar la música que le gustaba, no podía usar la ropa que le gustaba, no decir lo que pensaba, su vida se basaba en complacer a las personas que lo rodeaban, sus padres, sus amigos, la sociedad. Él sabía que lo que el aparentaba ser no era lo que él era en realidad y sabia que solo había una manera de cambiar las cosas, diciendo la verdad—David estaba escuchando cada una de mis palabras con atención—David, tengo 14 años, soy joven sí, pero sé lo que está bien y lo está mal, yo no ando por la vida diciéndole te quiero y cuidado a todo el mundo y perdona si te incomodaron mis acciones, simplemente me gusta decir lo que pienso, lo que siento, como me siento, sin filtros y ahora estoy un poco molesto.
— ¿Por qué?
—Porque sigo esperando que me digas que eres gay—David duró unos segundos para asimilar mis palabras y yo sonreí.
David abrió los ojos exageradamente y se sonrojó, llevó sus manos a su rostro.
—Tranquilo, no pasa nada—le puse la mano en la espalda.
— ¿Cómo te diste cuenta?
—La vida es dura, hay gente mala y bla bla bla, David, nunca había escuchado a alguien hablar con tanta tristeza, podías simplemente decirme Terry eso se oyó muy gay y ambos nos hubiéramos reído, pero no lo hiciste, dormimos en la misma cama, te encanta hacerme cosquillas, no te has quejado ni una vez cuando duro horas hablando de lo mucho que quiero a Candy, casi te da un infarto cuando casi veo tu historial por error, okey, entiendo que la gente no va por la vida diciendo que es gay pero así te hubieras ahorrado la palabra novia en nuestras conversaciones.
—No quería que las cosas se volvieran raras.
—Las cosas ya eran raras, simplemente ahora todo tiene sentido, nada va a cambiar, simplemente tendrás que contarme y aclararme algunas cosas, tengo muchas preguntas, he visto algunos videos en youtube, no entiendo muy bien, pero a ti quiero entenderte, eres mi amigo y eso hacen los amigos—David me abrazó y empezó a llorar.
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amor prohibido, hermanastros, confesiones secretros y amistad
Editado: 15.05.2020