Antes de volver a la casa nos detuvimos en el centro de rehabilitación para visitar a la mamá de Jessica.
— ¿Cómo que no está? —preguntó Jessica dudosa.
—Sí, señorita, su hermana se la llevó temprano en la mañana.
— ¿Qué?, ¿Hermana? ¿Qué hermana?, supone que nadie puede sacarla de aquí.
—La hermana de la paciente, la retiró ayer del centro, cuando Margaret se internó aquí, puso a cargo de ella a dos personas por si algo sucedía y una de ellas fue a su hermana Aura.
— ¿y la otra?
—A su esposo Henry—Jessica se comenzó a molestar, su cara y la manera en que movía las manos delataba que no estaba a gusto con la situación.
— ¿y de casualidad saben a dónde la llevo?
—Dijo que pensaba sacarla del país, pero no se preocupe señorita, su cuidadora está con ellas y seguiremos con el tratamiento—Jessica respiró profundo, así que le puse una mano en el hombro.
—Amor, es mejor ir a hablar con tu tía—Jessica me sonrió y volvió a la vista a la señorita.
—Gracias por la información y no se preocupe mi mamá volverá pronto a este centro—Jessica salió apresura y yo la seguí.
Subió al auto.
—Good girl, ¿estás bien?, sé que no pero…
—No puedo creer que se atrevieron a hacer algo así, una cosa es que se metan conmigo pero otras muy diferente es que traten de hacerme infeliz por medio de las personas que amo.
—Tranquila.
—Joshuad no me pidas que me tranquilice tu solo maneja a casa ¿sí?
—Está bien.
Jessica tenía el ceño fruncido, no quería ni imaginar todas las cosas que estaba pasando por su cabeza, en estas situaciones es mejor no mencionar mucho el tema o puede que se enoje más.
— ¡Ay mierda!
— ¿Qué pasó?
—Necesito que te pares en una farmacia urgentemente ahora.
— ¿farmacia?
—Sí, farmacia.
—Okey.
— ¿te duele la cabeza o algo?
—Joshuad, solo maneja.
—Okey—me detuve en la farmacia.
—No te bajes del auto, iré sola.
—pero necesitas dinero para comprar.
— ¡Arg! —se pasó las manos por el rostro.
—amor, ¿qué vas a comprar?
—Pastillas—susurró
—Puedes repetir, no te escuché bien.
—Necesito comprar las pastillas anticonceptivas.
—Pero porque con tanta urgencia, anoche usamos protección.
—No, no lo hicimos.
—Jessica, no bromees así.
—Joshuad, no estoy bromeando.
Saqué la billetera de la guantera y se la di.
—No te muevas, vuelvo enseguida—dijo Jessica mientras se bajaba del auto.
¿Por qué soy tan estúpido?
Ni siquiera sé si podré cuidar de manera adecuada a Teresa y estoy arriesgándome a tener más descendencia.
Aunque un hijo de Jessica no estaría mal, pero no, no es el momento.
Encendí mi celular.
50 llamadas pérdidas de mamá, 5 de papá, 10 de Terry y 3 de un número desconocido.
Estoy bien jodido.
Llamé a Luna.
—Hey.
—Hola, ¿Cómo amaneció?
—Mejor, ya está más tranquila.
— ¿me la puedes pasar?
—Sí, claro.
— ¿Papi?
—Hola hermosa, ¿Cómo estás?
— ¡Papi!, yo estoy bien, ¿Cuándo vuelves? —Dijo Teresa animada.
—Iré hoy en la tarde, ¿Quieres que te lleve algo?
—Sí, helado.
—Del azul, ¿cierto?
—Sí.
—Está bien, querida, estaré ahí pronto.
—No tardes, papi.
—Te quiero hija—colgué y Jessica entró al auto, sacó una pastilla del sobre y se la tomó acompañada de mucha agua.
—Ahora sí, vamos.
— ¿Realmente crees que es buena idea ir a la casa?
—Tengo que saber a dónde llevaron a mamá, ¿Por qué crees que no lo sea? —le mostré las llamadas perdidas—ay mierda…creo que por primera vez tengo miedo—puse mi mano sobre la suya.
—Contra todo y todo, ¿recuerdas? —Jessica entrelazó nuestras manos.
—Contra todo y todos.
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Jessica
Cuando estábamos casi frente a la casa, vimos unas patrullas estacionadas frente a esta.
—Joshuad, tengo un mal presentimiento es mejor que no nos detengamos, vamos a casa de Annie.
—Está bien, amor—cogí el celular de Joshuad y le marque a Annie.
Contesta por favor.
—Alo?
—Annie.
— ¿Jessica?
—Sí, soy yo.
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amor prohibido, hermanastros, confesiones secretros y amistad
Editado: 15.05.2020