Aquel lugar donde las negras nubes se pueden tocar.
Donde el aire es más denso que el acero.
En un momento donde definir si es de día o de noche es imposible.
Puede oírse el metal chocando contra las escaleras en forma de caracol.
Metal pesado, que se arrastra.
Las cadenas que le ataban se han roto.
El hombre ha escapado.
El hombre que, hace años, causó estragos como ninguno.
Puede verse, entre las sombras, a un hombre más.
Con su voz rígida, grave, aterradora, le dice al prisionero: «Ya está aquí».
El hombre que alguna vez estuvo encadenado, con la voz de alguien que ha estado al borde de la muerte, responde: «La peor de sus creaciones... Estoy emocionado por verlo con mis propios ojos». Suelta una risa chillona, que incluso al hombre de voz aterradora le provoca escalofríos. «¿Vienes conmigo?».
«Apegate al plan». El hombre suelta una bolsa de tela. Dentro de ella, hay comida a punto de pudrirse. «Quédatelo».
El hombre que lleva las cadenas al rededor de las muñecas no duda un solo momento en comer hasta el último trozo que se le entregó. Sus mordiscos son violentos, como si de un animal se tratase. «¿Y ella dónde está?». Pregunta antes de tragar.
«Cumple con su deber». Responde. «El nuevo Rey ha estado dando unas órdenes muy... extravagantes. Lo suficiente como para necesitar de ti».
El desencadenado termina de comer. Ni siquiera hay rastro de la bolsa misma. «Recuperar la Espada Negativa... es una orden curiosa...». No puede evitar reírse agudamente y con los ojos bien abiertos. «¡Estoy más que ansioso por verlo yo mismo!».
El hombre de las cadenas decide mirar intensamente hacia abajo, desde el borde de la Torre en la que se encuentra, y viendo su vista cegada por las mismas nubes.
En tierras no tan lejanas, tras pasar un día completo desde que Orutra dió un paseo junto a Shivy, él mismo decide salir nuevamente para aclarar sus ideas.
"¿Soy realmente capaz de quitarle la vida a una niña por un error que cometí...? Después de todo, ella es una Semi-Humana, de todas formas morirá antes de llegar a la adolescencia... ¿Es este el precio de mis errores...?"
«¡O~ru~tra~!». Puede oírse una voz llamando su nombre en la cercanía. Fácilmente reconocible, puede notar que es Pazuzu. Tal parece que le estaba buscando. «¡No te vayas así! Hiciste que me preocupara un montón».
«Lo siento...». Orutra, ya agotado, decide sentarse sobre la nieve. Su mirada está decaída y su ánimo por los suelos.
Pazuzu no tiene las palabras para ayudar a Orutra, pero no duda en hacerle compañía, sentándose sobre sus propias rodillas, justo a su lado.
Viendo su rostro casi deprimido, Pazuzu empuja con delicadeza la cabeza de Orutra hasta su hombro derecho y, tras eso, empieza a acariciarle.
«No te preocupes todavía, aún tenemos tiempo». Ciertamente, a pesar de cómo se ve Pazuzu físicamente, como una niña, por una vez, Orutra la veía casi como una hermana mayor. «Eso es lo que dijo Ozcar... que entre la muerte del Dragón Infernal, y que la bendición del Fuego finalmente desaparezca, debían pasar al menos 9 meses... aún nos quedan 7 días». Con una voz tranquila, serena, relajante, Pazuzu toma la decisión de que aún se puede pensar en frío. «¿No es curioso? Para que una vida Humana pueda darse, han de pasar también 9 meses. Supongo que es parte de las rarezas del mundo».
"Una forma de salvar a Shivy... tiene que haberlo". Orutra empieza poco a poco a encerrarse entre sus pensamientos, mientras escucha la relajante voz de Pazuzu . "No importa lo que haga, Shivy morirá... intentar salvarla necesita de casi un milagro... un... ¿milagro...?".
Algo pasa por la mente de Orutra.
Un pensamiento casi incomprensible. O, más específicamente, un pensamiento que podría traer más sufrimiento que cualquier otro.
Sin embargo, para él, un hombre que no tiene el valor de arrebatarle la vida a un infante, no ve otra opción en su camino.
Pazuzu puede sentir como, entre las manos de Orutra, aparece fugazmente la Espada Negativa, por puro y llano miedo.
«Pazuzu,». Dice, con seguridad, frunciendo el seño, habiendo tomado ya su decisión. «¿qué tan cierta es la leyenda del Tártaro?».
Orutra puede sentir cómo el cuerpo de Pazuzu se inquieta por un momento, para recuperar su seguridad, disimula con su voz seria. «Es una vieja historia entre los Demonios...». Es su evasiva respuesta, ya sabiendo lo que Orutra tendría en mente. «Supongo que los Pendragon son los que más saben en cuanto a la Guerra de las Tierras se refiere...». Continúa sin dejar de acariciar la cabeza de Orutra en ningún momento, mientras tiene los ojos cerrados. «Cuando aquella violenta batalla ocurrió, el primero en enfrentarse al Rey Demonio fue el Titán de las Montañas, un ser que carga enormes montañas sobre su cuerpo y que entregó la bendición de la Tierra, el monsruo más grande alguna vez registrado, y probablemente el más fuerte de las Bestias Divinas... El cual fue apalizado por el Rey Demonio como si no fuese nada, y enterrándolo en la tierra que él mismo había hecho, dejando al aire sólo su brazo izquierdo, el cual recibió una Maldición para el resto de la eternidad. El Titán jamás volvería a moverse y, su brazo que quedó en la superficie, sufrió de una plaga de monstruos que vivieron sobre él... A este nuevo lugar, rodeado por el Valle de la Muerte, se le llamó La Torre del Tártaro». Concluyó.
«La Torre del Tártaro...». Susurra Orutra. «El brazo del Titán de las Montañas, el cual es tan grande que dicen que llega más allá de las nubes... Entonces, eso significa que...».
«De eso no estoy segura». Responde Pazuzu, sin que Orutra llegase a preguntar. «La única forma de alcanzar el cielo y, gracias a ello, lograr lo que llamamos un 'milagro'. Ya que se supone que allí es posible comunicarse con el mismísimo Guil, Dios Creador». Pazuzu siente escalofríos al pronunciar su nombre, pues al ser una Demonio, durante toda su vida, Guil ha sido casi como un archienemigo.
«La oportunidad de conseguir un milagro... No existe otra opción... ¿Verdad?». Dice Orutra, casi arrepentido de siquiera preguntar. «Es la única forma en la que Shivy sobrevivirá siendo una Semi-Humana». Orutra empieza a retorcerse, sintiendo un miedo casi irracional.
«Quizás sea así». Responde Pazuzu, quien sutilmente insiste en que Orutra piense en frío, que se relaje.
«Si no la sacrifico en el Volcán Goron para convertirla en el monstruoso Dragón Infernal, moriría por su condición de Semi-Humana... Pero, si llegasemos a la cima del Tártaro... podría conseguir que tengamos la Bendición del Fuego y Shivy siga viviendo como Humana...».
Editado: 13.01.2021