El Héroe Negativo.

La Bendición del Fuego, Parte 2.

Dentro de lo que cabe, siempre, desde que tengo memoria, he estado sola.
Bueno, claro que entiendo el por qué. Ni siquiera los Demonios se acercan a otros de su misma especie que tengan un mayor rango de autoridad, es... cuestión de naturaleza.
Mi familia siempre ha sido una mano derecha para el Rey Demonio, las Pesadillas son algo que no se puede parar y... mentiría si dijera que no hubo en tiempo donde lo disfruté. 
Después de todo, el producir miedo en los Humanos era todo lo que tenía. Pues, en realidad, yo, quien estaba detrás de ellas, no podía interactuar con nadie de mi al rededor, y tampoco se me permitía salir muy seguido.
Cumplí con mi deber de Satanharrison.
Pero ya hace mucho había llegado a ese punto de aburrimiento. No tengo palabras para explicar cómo me sentí cuando el Rey Demonio me pidió buscar la Espada Negativa, mucho menos cuando fui aceptada por... ellos. Por fin sentí que las cosas iban a cambiar, que dejarían de tenerme miedo, que por fin podría tener... es un poco triste y vergonzoso decirlo, pero, podría tener amigos.
No es que el resultado haya sido muy diferente. 
Me topé con ellos.
Al portador de la Espada, con una extraña armadura que da la señal sobre el fin del mundo en el invierno eterno, y el joven mago que cree que el mundo gira al rededor suyo.
Por primera vez, de alguna manera, el no sentir ningún respeto de su parte... me agradó. Casi sin pensarlo, dejé salir mis deseos más mundanos. Aquello que, durante los últimos siglos, ansiaba que fuese tomado en cuenta. 'Las Pesadillas como un método de rehabilitación'.
Claro que, también, lo dije en un momento donde mi vida ya estaba llegando a su fin, donde pensé que ya todo había terminado. Pero, dije lo que dije porque necesitaba hacerlo, quería que por fin alguien se diese cuenta de mis acciones... quería ser tomada en cuenta, aunque fuese una vez.
Y me perdonó la vida.
Incluso si intenté capturarlo, e incluso si intenté matarlo, y ahora que sé su origen, puedo decir que incluso si pude matarlo en otras varias ocasiones, lo dejó pasar a conciencia.
Últimamente, ese hombre que me perdonó la vida me pide manipular sus sueños para poder dormir en paz. Ya se ha vuelto casi una costumbre. Y estoy segura de que no era su intención en primer lugar al momento de conocerme.
Sin embargo, hay un día, en específico, el día justo antes de conocer a Shivy, donde ocurrió algo distinto.

«Oye, lo siento, pero... hoy también». Me decía, en medio de la noche, empujándome con suavidad.

Y yo me levantaba para ayudarlo. Yo me siento sobre mis rodillas, y él se recuesta en mi regazo. En el momento, le acaricio la cabeza, y tarareo en voz baja una canción de cuna que oí una vez. 
Estoy casi segura de que él no se ha dado cuenta que puedo ver sus sueños, al igual que sus Pesadillas. 
He visto muchas cosas. Los sueños son lugares sin límites, después de todo. Sin embargo, y estoy segura de ello, Orutra lleva mucho, mucho tiempo sin soñar realmente. Su mente está bañada en las memorias de su vida actual y... anterior. Es casi aterradora la perfección en esas memorias, hay pequeños detalles que una persona normal no se daría cuenta.
Y lo que he visto es... ¿cómo un Humano ha soportado tanto?
La memoria del último llanto de una madre, de encarnizadas batallas que parecen nunca tener fin, de debates políticos con palabras que a penas puedo entender donde todos están en su contra, de aquellos días donde conocía a los Héroes y no los detuvo hasta que ya era demasiado tarde...
Era como si, Pesadilla tras Pesadilla, el mundo se encargase de recordarle sus errores, día tras día, sin parar. Un ciclo que no puede terminar. Y con ello, tarde o temprano, empaticé con él. Y en cierta forma, conseguí entender el motivo por el que nos aceptó, tanto a Ozcar, como a mí.

«Oye, Pazuzu». Susurró esa noche, con la mirada somnolienta, viendo hacia la nada.
«¿Sí, Orutra?». Pregunté, sin levantar la voz, sin detener mi Magia del sueño.
«Gracias». Dijo, relajando sus músculos, como si aquello le hubiese quitado un peso de encima.
«¿Esto? No es nada». Mi forma de acariciar cambió, ahora soy un poco más suave.
«No me refiero solo a esto». Orutra se acomoda, en ningún momento me mira. «Quiero decir, gracias por unirte a este equipo».
Solté una pequeña risa risueña. «Qué bobo, tú me aceptaste en este equipo, yo debería estar agradecida».
Pero el dijo, sin una pizca de duda, ya rindiéndose ante el sueño: «Nada sería lo mismo sin ti... Yo... nunca exigí esto como un pago por unirte... siempre he tenido el presentimiento de que haces esto por gusto. Sin esperar algo a cambio. Y eso... eso es admirable». Yo no dije nada, por alguna razón, se me hacía un nudo en la garganta. «Tienes ese algo que es distinto a los demás... ¿cómo decirlo...? Es como... si tu sonrisa siempre esperase otra sonrisa de vuelta». ¿Por qué decía eso? ¿Por qué en ese momento? Como dije, aún si puedo meterme dentro de su cabeza, soy incapaz de entender sus pensamientos. «Esa capacidad de poder ver siempre adelante, de querer hacer el bien sólo porque está bien... después de tantos años en el campo de batalla, siempre, siempre había ansiado ver algo como eso. Así que, esto es lo único que te pediré». Su cuerpo ya está al borde, ha alcanzado el límite. «Quédate con nosotros y, por favor, por favor, sigue sonriendo. Creo que tengo mucho por aprender de alguien como tú». Finalmente, cae dormido, sin decir una palabra más. 
«Que... injusto». Dije por instinto.

No lo puedo entender. Orutra no está llorando, pero hay una lágrima arrastrándose en su mejilla, y estoy segura de que no es suya.
Soy yo. Mis ojos están vidriosos, las lágrimas caen sin tener un motivo. Intento taparme el rostro, pero no tiene sentido, no dejan de salir.
Cierto es que no soy Humana, solo tengo la forma de una. No tengo la capacidad de describir esta clase de sentimientos que los Demonios no solemos manifestar. Lo único que existe allí es el placer del dolor ajeno.
Pero, ¿esto? ¿Qué es esto?



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En el texto hay: fantasia, comedia, aventura

Editado: 13.01.2021

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