El Héroe Negativo.

Cuarto Punto de Guardado: Feliz, feliz.

«¡Pie derecho!». Gritaba el hombre con espada en mano, entregándole las instrucciones a su aprendiz. Ambos vestidos con ropas de tela de color café. Al menos ahora son ropas en lugar de harapos. «¡Perfecto! Ahora, hazlo con el izquierdo».
«¿Cuántas veces más tengo que hacer esto? ¡Yo quiero cazar de verdad!». Preguntaba una voz femenina e infantil, ya agotada.
«¿Hm...? ¿Una pequeña tan floja quiere ser una Aventurera?».
«¡Papá~! No me molestes, me distraes». La niña intenta recuperar su compostura para seguir las instrucciones.

Rodeados por el campo, con la brisa primaveral rozando sus pieles, ambos están, finalmente, juntos, cumpliendo la primera de sus promesas.
"Le ofrecí buscar a un verdadero maestro con la Espada, pero ella insistió en que lo hiciera yo, así que... Bah, a quién intento engañar, ¡verla así me llena de orgullo!". Pensaba el hombre que, en algún momento de su vida, ascendió la Torre del Tártaro.

Orutra, un Aventurero con la Clase de Guerrero Negativo, especializado en el uso de la Espada, se vió envuelto en un largo viaje hacia la Región del Sur para restaurar la Bendición del Fuego que él mismo le arrebató al mundo.
De alguna manera, probablemente por influencia de su esposa, el rumor sobre aquello se esparció por todo el pueblo. La gente, al enterarse de la muerte del Dragón Infernal, estuvo aterrada, pensando en que jamás pasarían de este invierno, que era el fin del mundo. Sin embargo, la misma Iris, sin que se le dijese nada, ya sabía que sería Orutra quien restauraría la Bendición mientras huye de la Mesa Redonda, y su palabra se esparció por el boca a boca. Y así, al momento de llegar la primavera, la gente supo a quién agradecer.
Al mismo hombre que, tiempo atrás, tuvo un combate uno contra uno con un ex-Caballero de la Mesa Redonda y que, al poseer un arma extremadamente poderosa y peligrosa, se convirtió en uno de los hombres más buscados del Reino, con una recompensa que tenía tantos 0's que no se podía pronunciar.
Al momento de su regreso, Orutra ya había asumido que su siguiente destino era la cárcel, pero no ocurrió. La gente del pueblo lo recibió como a uno más. Y, cada vez que veían a algún Caballero preguntar si se sabía su paradero, respondían que no. 
"Si Iris no hubiera estado aquí para hablar sobre nosotros, me estaría pudriendo en una celda... Después de todo, la gente ya de por sí la quería mucho al ser la enfermera, así que le creyeron. Iris... realmente le debo una".

Entonces, Orutra alza la mirada y echa un vistazo rápido a la posición del sol.

«Al final, llegaremos tarde». Dice Orutra. «Vámonos al gremio, el Tío Ozcar y la Tía Pazuzu dijeron que tenían algo para ti».
«¡Pe-pero...!». Intenta responder, perdiendo la postura con su espada de madera en mano. «¡Todavía no he podido pelear contra nada!».
«Aprender requiere más tiempo del que creías». Orutra intenta tener un tono de voz paternal, muy masculina. Pero no lo hace muy bien. «No te preocupes, si seguimos a este ritmo, serás toda una Guerrera en... un par de años».
«¡Pero quiero pelear contigo ahora! ¡Estoy segura de que puedo...!». "Y vaya si puede, al fin y al cabo, está miles de niveles por encima de mí".
«Todavía te falta mucho para si quiera intentarlo». "De hecho, por mi propio bien, quizás debería evitar que ella quiera una pelea de verdad conmigo". «¿Qué te parece si hacemos una apuesta? Si consigues ganarme en un combate de verdad, te dejaré convertirte en Aventurera en ese mismo instante». Shivy rápidamente se emociona, hasta que escucha la condición de Orutra. «Claro, usaré mi... 'Espada Especial', como te gusta decirle.»
«¡Pero eso es trampa! ¡Con esa Espada jamás voy a poder ganarte...!». Por supuesto, no duda en demostrar su enojo.
«Supongo entonces que ser Aventurera no es lo tuyo».
«¡Papá es un supervillano!».

Orutra arregla una bolsa de tela con sus cosas y las de la niña, guardando las espadas de práctica y algunos otros alimentos.
Llegados al mediodía, Orutra y Shivy se dirigen al Gremio tomados de la mano.
En el camino, los pueblerinos saludan a Orutra y su hija amistosamente, mientras que algunos otros, con disimulo, se encargan de quitar los carteles de 'Se Busca' que la Mesa Redonda insiste en poner día tras día.

«¿Papá?». Pregunta Shivy.
«¿Sí, cariño?». Responde Orutra.
«¿Ese de allí no es tu amigo de la Herrería?». Shivy apunta con su dedo a las puertas del Gremio, donde, a la distancia, se podía ver ligeramente a un hombre entrando y cerrando las puertas. «Que raro... parecía esconderse de algo». Shivy demuestra su confusión levantando una ceja y bajando la otra.
«E-este... quizás está haciendo algún trabajo o algo...». Orutra no es capaz de ocultar sus nervios. «D-de todas formas, vamos allí, así que preguntemosle cuando lleguemos».
«Está... ¿bien?». Shivy ha empezado a notar un extraño comportamiento.

"¡Maldición...! ¡Casi se da cuenta! ¡Estúpido Hussein, qué descaro llegar tan tarde! Aunque, bueno, podría usar esto como excusa para regatear algún precio...".

Orutra y Shivy retoman su camino.
Durante el trayecto, Shivy puede ver la Floristería abriendo sus puertas, pidiéndole a Orutra que se detenga un momento para poder ver las flores.
"Me pregunto por qué le gustarán tanto... ¿No es extraño? Siendo una Dragona Infernal, su mayor objetivo debería ser el de incinerar toda vida que encuentre, pero ella... quiere protegerla... Realmente es una niña... especial".
Orutra tiene fugaces recuerdos de la Torre del Tártaro.
"No tengo idea de lo que pasó después de que caí inconsciente. Lo último que recuerdo es a Shivy caminando hacia una luz... De ahí en más, para el momento en el que me desperté, ya estábamos en los pies de la Torre, y lo primero que vi fue a Pazuzu vendando las muñecas de Ozcar, mientras él usaba Magia Curativa sobre ella.
No sé muy bien el cómo o el por qué, pero, de alguna forma, Shivy ahora es el recipiente de la Bendición del Fuego... Ella consiguió el milagro que queríamos. Ahora, ella es oficialmente un Dragón Infernal, y al mismo tiempo, mantiene su consciencia. Ya no... Su cuerpo ya no tiene las limitaciones de un Semi-Humano normal, ni las de un Humano normal, ni las de un Dragon Infernal normal... Durante nuestro viaje de regreso, Ozcar, a escondidas, nos dijo que ahora podía sentir el Maná desarrollándose en el cuerpo de Shivy, y además, ya no se rige a las leyes del envejecimiento natural... en resumidas cuentas, llegará un momento donde simplemente deje de crecer. ¿Cuándo será eso? Me pregunto... ¿ahora mismo? ¿A sus 10 años? ¿A sus 18? ¿A sus 30...? Supongo que eso... solo el tiempo me lo dirá".



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En el texto hay: fantasia, comedia, aventura

Editado: 13.01.2021

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