El Híbrido

Capítulo 1

En la Mansión Höller en el vecindario privado de Renania, Santiago de Surco, Lima, Perú.

Habían pasado tres años desde que empezaron las represalias contra los clanes vampíricos que decidieron romper el pacto con Satanás. Años en que los hermanos sobrenaturales no tuvieron descanso de la guerra, más aún cuando todos los que formaban parte de La Nueva Alianza empezaron a ser atacados por los moradores del Inframundo. No hubo mes en que no se diera un altercado que implicara al embaucador y sus seguidores yendo en contra de Los Dracul o de Los Hagi, los primeros dos clanes que perdieron la venda que cubría sus ojos y les impedía ver la verdad, que no le debían nada a Satanás. Esos ataques hacían que quienes prometieron ayudarles a seguir hacia delante, tras decidir dar un giro de ciento ochenta grados a sus existencias, se movilicen desde distintos puntos del planeta para hacer fuerza con ellos y repeler la violencia con que llegaban demonios, orcos, magos oscuros, vampiros aún cegados y los hijos híbridos del líder del Inframundo con la intención de castigarlos por su traición. Asimismo, los ataque contra aquelarres y campamentos empezaron a darse y se hicieron más frecuentes, por lo que las hadas de fuego tuvieron que volver a dejar su pacífica existencia para enfrentar a aquellos que buscaban acabar con los suyos y los brujos. Esto hizo que los aquelarres y campamentos se unieran en territorio, así como que albergaran a grupos de felinos, licántropos, y luego vampiros que llegaron para sumarse a la defensa de aquellos pueblos que provenían de Celestiales.

Durante esos tres años, no hubo noticia sobre el Híbrido creciendo en el vientre de la hija de la Madre Luna. Aunque nada impedía que Amelia y Stefan pudieran procrear al Unificador de los pueblos sobrenaturales, ella no quedaba embarazada. Y es que el estrés que vivieron durante esos tres años, tiempo que ella estuvo ocupada aportando en la batalla la ayuda que los aliados necesitaban para salir airosos, y también preocupada por los enfrentamientos que su amado Alfa sostuvo con algún poderoso adversario, que más de una vez dejaron mal herido al Puro que Aúlla, aunque este no daba mayor importancia a sus heridas, imposibilitaba que el cuerpo de Amelia se preparara como era debido para la concepción.

  • La solución es que se alejen de la guerra -decía Solís por enésima vez al salir el tema del retraso del nacimiento del Híbrido a discusión en una conversación amical que sostenía con las tres ex Luna Höller, Marion y Marianne en la mansión en Lima-. Una mujer que vive el nivel de estrés que debe padecer Amelia en estos momentos, siempre va a tener problemas para concebir -repetía Solís una vez más lo que para ella era la causa de que aún no tengan entre ellos al hijo de la Luz y el Puro.
  • Eso sería si Amelia fuera humana -y Marion siempre refutaba de la misma manera lo que decía Solís-. No voy a cansarme de afirmar que debe ser otro el problema que evita la concepción de mi sobrino.
  • Me atreví a preguntarle a la Reina Reyhan y Oana sobre lo que Solís piensa -intervino Marianne, quien al saber que el mayor y la menor de sus hijos eran los predestinados de vampiros, empezó a mantener mayor contacto con Los Dracul, haciéndose muy cercana de la reina vampira y de la madre de Darius e Ileana-, y ellas confirmaron que entre los vampiros se han dado casos de infertilidad por el miedo que sentía la hembra al imaginarse que Satanás descubría su embarazo y pediría que le quiten a su cría -al escuchar lo que Marianne comentó, Solís celebró estar en lo correcto con una enorme sonrisa, gesto que lanzó para fastidiar a Marion, con quien tenía una sana rivalidad por ser ambas de temperamento fuerte y competitivo.
  • Pero ¿por qué Amelia temería? -preguntó Marie preocupada porque su hijo y nuera aún no concebían, lo que le recordó lo que ella y Maximiliam padecieron al sufrir varios abortos espontáneos antes de que Stefan naciera-. Ella es una divinidad encarnada con un infinito poder.
  • Pero carne, al fin -remarcó Solís-. Cuando hablo con ella, no percibo que haya cambiado tras convertirse en vampira y despertar el poder divino que dormía en su interior. Amelia sigue siendo la tierna y dulce jovencita que conocieron cuando estudiaba en el instituto.
  • Entonces, ¿qué podemos hacer para ayudar a Stefan y Amelia? -preguntó la bisabuela Margot.
  • Tendríamos que hacer algo para detener la guerra por unos meses, así ellos podrían estar más calmados -pensó en voz alta Marianne, lo que le dio una idea a Marion.
  • Debemos quitarle a Satanás una de las dos piedras de luna que tiene en su poder -concluyó la hermana mayor del Alfa Höller-. Eso lo obligaría a tener que reorganizar su estrategia de ataque, obligándolo a pausar la guerra.
  • Me parece que la posibilidad que tenemos para quitarle una de las dos piedras de luna es muy pequeña -señaló la abuela Stephanie.
  • Es complicado, pero no imposible -comentó Marianne-. Necesitaríamos crear un plan en el que todos nuestros aliados participen, ya que creo que un felino tiene más opciones de acercarse durante la batalla al hijo de Satanás que porte la piedra de luna.
  • Creo que no debemos perder tiempo, y vayamos a hablar de este tema con Stefan, Amelia y el séquito -propuso Marie-. Ellos aún están reunidos en la biblioteca.

Las seis féminas dejaron sus asientos en una de las salas de la mansión y se dirigieron al encuentro con el Alfa y la Luna de la manada. La puerta de la biblioteca estaba entreabierta, ya que ese espacio se había convertido en el centro de operaciones y comunicaciones de la manada desde que empezó la guerra de los aliados contra Satanás y sus huestes. Quienes estaban ahí, trabajando en la recepción de mensajes que llegaban de todo el mundo, informando sobre alguna novedad en el accionar del bando contrario, se sorprendieron al ver ingresar a las recién llegadas, ya que no era frecuente que las ex Lunas y Solís merodeen por esa área de la mansión.

  • Bienvenidas -saludó Amelia al acercarse a ellas para abrazar a Solís, quien era una grata visita cada vez que llegaba a la mansión-. ¿Qué las trae por aquí?
  • Venimos a hablar contigo, con Stefan, el séquito y quien más intervenga en la planificación estratégica de guerra -dijo Solís con esa firme convicción que siempre hizo que Amelia se sintiera segura a su lado.
  • ¿Planificación estratégica de guerra? -preguntó Stefan mientras se acercaba al grupo de recién llegadas al haber sido avisado de la presencia de estas-. ¿Acaso tienen alguna idea para acabar con esta guerra? -volvió a lanzar una pregunta el Alfa Höller a la par que sonreía al ver a Solís interactuando con las licántropas como si fuera una sobrenatural más.
  • Estamos preocupadas porque aún el Híbrido no llega -señaló Marie mostrando una mirada llena de ansiedad que Stefan y Amelia entendieron al saber que la buena madre y suegra se sentía identificada con ellos.
  • Y hemos pensado en una solución -completó Margot sonriendo al creer firmemente que, si armaban un buen plan, podían conseguir pausar la guerra.
  • Que debemos arrebatar una de las piedras de luna en poder de Satanás para conseguir algo así como un “fuera de tiempo” en esta guerra, así ustedes se relajan y pueden procrear al Híbrido -comentó sin rodeos la abuela Stephanie.




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