El Híbrido

Capítulo 12

En el pueblo de Osijek de inicios del siglo XVI, cuando Dragan era humano.

Antes de convertirse en vampiro y ser el líder de un clan, Dragan fue el hijo de humildes panaderos en la antigua Osijek. Con un futuro marcado por la tradición, donde los oficios eran heredados de padres a hijos, no se esperaba de él otra cosa que sea encargarse de la panadería que con mucho esfuerzo sus padres pudieron mantener operativa; sin embargo, Dragan no demostraba interés por seguir el legado familiar, él solo quería seguir a la hermosa Lenka, la hija del médico del pueblo. Ambos jóvenes nacieron la misma noche, por lo que la madre de Dragan alumbró a su único hijo varón en la casa del galeno, ya que este debía ayudar a su propia esposa a traer al mundo a su hija, la única niña de cinco hermanos. Esa curiosa similitud entre ellos, hijos únicos en su género dentro de sus familias que compartían el mismo día de cumpleaños, hizo que se convirtieran en buenos amigos, inseparables compañeros de travesuras, y que, con el paso del tiempo, naciera el amor entre ellos. La intimidad entre los jóvenes era tanta que en secreto se llamaban de manera especial. Para Lenka, él era su “duša” (“alma” en lengua croata), y para Dragan, ella adoptó el nombre de Sanja, cuyo significado en español es “sueño”. Utilizando estos particulares nombres, se dejaban anónimas cartas en el viejo roble cercano a la plaza, las cuales leían cuando la luna proyectaba su luz por las noches.

Cuando los jóvenes cumplieron dieciocho años, planearon huir juntos para que el destino no los separe, ya que el médico había pensado en ofrecer a su hija en matrimonio a una familia amiga en otra ciudad. Sin embargo, la noche que habían planeado escapar, fue aquella cuando el ejército otomano invadió Osijek -el 8 de agosto de 1526-, debido a que las ansias por extender el territorio que poseían eran impulsadas por los inapropiados consejos que los magos oscuros infiltrados en ese imperio compartían con el sultán, quien se dejó influir negativamente, iniciando campañas bélicas que extendieron sus dominios por Europa Oriental y Oriente Próximo, que abarca los sectores del sudeste asiático y el norte de África. La llegada de las fuerzas bélicas extranjeras impidió que lograran alejarse de la ciudad. Tomados de la mano corrieron hacia el otro lado de la urbe, esperando ser lo suficientemente rápidos para evitar a los otomanos, pero no fue así. Un grupo de soldados los detuvo, y al no entender lo que les decían por hablar otra lengua, Dragan pensó que iban a matarlos, por lo que se lanzó sin mayor conocimiento de la lucha cuerpo a cuerpo contra aquellos que llevaban años siendo entrenados en el combate. A los soldados otomanos les tomó pocos segundos poder someter al joven hijo de panaderos, pero al insistir este en querer agredirlos al tratar de escapar junto a su amada Lenka, uno de los invasores extranjeros le propinó un fuerte golpe en la cabeza con el pomo de su espada, el cual causó un profundo corte que lo dejó medio muerto sobre el polvoriento suelo.

El dolor por el golpe y la excesiva pérdida de sangre mantuvieron a Dragan inmóvil, fluyendo entre la consciencia e inconsciencia por todo ese lapso de tiempo en que Lenka estuvo sola enfrente de los soldados otomanos. Al temerse lo peor, y al no querer ser ultrajada, acto que supuso que los invasores extranjeros harían al haber escuchado tantas historias siniestras sobre los abusos cometidos por soldados durante las campañas bélicas, la joven hija del médico del pueblo, pensando que habían acabado con la vida de su amado, se lanzó contra uno de los soldados otomanos con la intención de clavar en su abdomen la filosa espada que este portaba en sus manos, cosa que consiguió. En un momento de lucidez, Dragan vio a Lenka sostenida por el invasor extranjero, con la amplia falda de su bonito vestido celeste adoptando un tono carmesí vibrante. Cuando el soldado otomano se alejó de ella, el moribundo amante pudo ver la espada bañada en sangre saliendo del cuerpo de su amada, para luego verla caer sin vida. Al creer que ambos habían muerto, los invasores extranjeros se alejaron de ellos, pero Dragan solo había vuelto a perder la consciencia.

Tras haber acabado con todo en Osijek, la fuerza otomana retrocedió unos cuantos kilómetros, regresando al campamento donde esperaba el representante del sultán, un mago oscuro que comandaba la invasión. Al quedar vacía la urbe, un oscuro y temible ser empezó a andar entre los escombros buscando alimento. El número trece, el último de los primeros vampiros que fueron creados por la sangre de Caín, deambulaba en ese campo de muerte tomando la poca sangre que aún estaba tibia en los cuerpos sin vida. Azai de Babilonia, quien alguna vez fue un mago oscuro que al desear mayor poder aceptó la propuesta de Satanás de tomar la maldición del primer fratricida, encontró a un moribundo Dragan al escuchar el leve latido del corazón del muchacho. Animado al creer que encontró el alimento deseado que saciaría su sed por esa noche, Azai cargó al desvanecido joven en sus brazos, y con la rapidez sobrenatural que caracterizaba a los de su especie, corrió hacia una cueva en la que se guarecía desde hace siglos en los pantanos cercanos a Osijek.

  • Por fin, después de varios meses alimentándome de sucios animales, ha llegado a mí este delicioso banquete –decía el vampiro mientras miraba el cuerpo de Dragan-. Aunque ha perdido bastante sangre por esa enorme herida en la cabeza, aún mantiene la suficiente corriendo por todo su cuerpo, por lo que aún se mantiene con vida –observó el último de los trece.
  • S-san-ja –se escuchó decir, por lo que el vampiro miró hacia el rostro de su presa que yacía sobre el húmedo suelo de la cueva. Aunque Dragan mantenía los ojos cerrados, las lágrimas se dejaron ver, cayendo cual cascadas por los costados de la cara, mojando el terreno donde descansaba la cabeza del joven moribundo.
  • Aún estás con vida, y es por el recuerdo de quien era llamada por ese nombre –comentó para sí mismo Azai de Babilonia.




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