En la sexta dimensión, la llegada de Amón al campo de batalla y el despertar de la ira.
Licántropos, vampiros, elfos, felinos, hadas y brujos, sobrenaturales comandados por el Puro que Aúlla, apuraron el paso hacia el campo de batalla para enfrentar a millones de demonios que empezaban a encarnar gracias a la sexta dimensión. Desde lejos, donde los heridos estaban siendo atendidos y resguardaban los cuerpos de los guerreros que perecieron en combate, Amelia y Viktor observaban el desplazamiento de ambos bandos. La Luna Höller elevaba una oración para su madre, pidiéndole que proteja a su compañero eterno, ya que, al no haberse compartido con ella el destino de su familia para que no intervenga en él, guiada por el lado humano que no perdió por ser la única vampira convertida que no entregó su alma a Satanás, Amelia desconocía lo que podría ocurrirle a Stefan. Asimismo, Viktor estaba muy atento a los movimientos de su padre encarnado. Más que el amor que sentía por Stefan, la promesa hecha a su hermana melliza era lo que impulsaba al joven dios a permanecer vigilante, ya que, de ser necesario, intervendría decididamente a salvar la vida del Alfa Höller de cualquier ataque que lo pusiera en peligro.
Desde el otro lado del campo de batalla, los hijos de Satanás eran los únicos que quedaban expectantes sobre el desenlace del enfrentamiento que esperaban ganar al ser por mucho superior la cantidad de guerreros demonios que de sobrenaturales. Mammon sonreía complacido al ver los abominables cuerpos que adquirían los integrantes de las legiones del Infierno, así como la fusión endemoniada que consiguieron los demonios de menor rango al unir fuerzas entre aquellos del mismo nivel jerárquico. Y los magos oscuros que quedaban en la sexta dimensión avanzaban provistos de armas de plata y conjuros que buscaban acabar con las existencias de más guerreros sobrenaturales, como ya lo habían conseguido en el enfrentamiento anterior.
Los elfos fueron los primeros en pisar el campo de batalla. Ellos decidieron ser la fuerza de choque y golpear primero a los demonios. La fuerza bruta con la que llegaron las huestes de Satanás fue tanta que varios elfos sufrieron graves lesiones, quedando tirados en el suelo. Stefan ya iba a dar la orden de ir a rescatar los cuerpos de aquellos encarnados que provenían de las Potestades, pero se detuvo cuando vio como los recién llegados empezaban a recuperarse y sanar con suma facilidad.
Aunque los elfos no eran muchos, la inmortalidad que poseían hizo que el ataque que prodigaban sea imparable, lo que empezó a preocupar a los hijos de Satanás. Asimismo, los felinos demostraron toda su destreza en el combate cuerpo a cuerpo, una que habían compartido con los vampiros al permanecer batallones felinos en los territorios de los clanes, por lo que fue una enorme sorpresa ver a hijos de las tinieblas –unos más diestros que otros- luchando con la misma agilidad que aquellos que podían conectar con los habitantes de Los Cielos.
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guerra entre sobrenaturales y satanás, vampiros y licántropos unidos, hijos de satanás contra divinidad
Editado: 16.08.2024