Capitulo 17
POV: Lev
La cocina – Sábado, 9:22 a.m.
Todos están aquí.
Y yo… daría lo que fuera por estar en una pista de entrenamiento vacía, sin ruido, sin ojos encima. Sin Max.
Claire sirve café con esa clase de sonrisa que uno solo ve en políticos o mujeres peligrosas. Dimitri no la mira a ella. Me mira a mí. No como papá , ni como figura amigo. Me mira como entrenador: calculador, metódico. Sospecha que algo se le escapó del control, y no va a descansar hasta entenderlo.
Yo finjo que leo la etiqueta del bote de mermelada. “Fresas del bosque”. Qué bonito. Qué útil.
Entonces aparece Anya.
Lleva mi sudadera, con las mangas remangadas y el cabello en un moño desordenado. Parece salida de un comercial de desayuno. Se acerca caminando como si no hubiera destrozado mi sistema nervioso hace menos de doce horas. Se planta detrás de mí… y antes de que pueda hacer algo, me da un beso en el cuello.
Dulce. Natural. Suave.
Pero podría jurar que me acaba de electrocutar.
—Buenos días —dice, como si no acabara de firmar mi sentencia de muerte.
Me paralizo. Max, sentado al otro lado de la mesa, la ve. Me ve. Y aprieta el panecillo como si fuera mi cuello.
—Bollito de azúcar —dice con voz afilada—. No me gusta ese tipo de contacto físico. Especialmente a esta hora. Y especialmente con ese chico.
Anya sonríe como si acabaran de halagarla.
—Buenos días a ti también, papá.
Se sienta a mi lado, como si no pasara nada. Como si sentarse junto a mí fuera lo más normal del mundo. Mientras un grupo entero decide si debería ser exiliado, asesinado o simplemente ridiculizado.
Max refunfuña algo entre dientes. Luci le lanza una mirada divertida. Kai solo mastica en silencio. Claire sigue sirviendo café. Dimitri, sin rodeos:
—Lev, cámbiate de silla. Siéntate junto a mí.
Yo bajo la taza.
—No hace falta —respondo, tranquilo—. Ya me voy a entrenar.
Me levanto.
—Espérame —dice Anya, también poniéndose de pie.
—Lo mejor es que lleguen separados —interviene Dimitri, sin levantar la voz—. Lo de Honey funcionó. La prensa se calmó. Miróv me confirmó que los patrocinadores vuelven, de a poco.
Anya gira el rostro hacia él.
—Odio esto.
—De hecho —añade Dimitri— quiere hablar conmigo de eso ahora.
Se hace un silencio breve. Claire se lleva la tetera a la encimera. Max juega con un tenedor. Yo sólo quiero salir de ahí antes de que alguien le dé por preguntar detalles.
Dimitri me mira.
—Te llevaré. Espérame en el auto.
Yo asiento.
—Ok.
Tomo mi abrigo. Camino hacia la puerta. Siento la mirada de Anya en mi nuca. También la de Max, como una navaja.
No miro atrás.
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POV: Anya
La cocina – Sábado, 9:35 a.m.
No soporto ni el olor del café.
Me levanto de la mesa sin tocar el desayuno.
—¿No vas a comer? —pregunta Max, levantando la ceja.
—Se me quitó el hambre de repente —respondo sin mirarlo—. Voy por mis patines.
Doy un paso hacia la puerta, pero algo en su expresión me hace girar. Está a punto de decir algo, pero Claire lo interrumpe con voz firme:
—Necesito que te vayas de mi casa. Hoy. Como máximo.
Max parpadea, como si la acusación lo hubiera tomado por sorpresa. Luego, sonríe con esa cara de “ya sabía que vendría esto”.
—Me entregan la llave mañana —dice, sacando el móvil del bolsillo.
—Así dijiste ayer —responde Claire con los brazos cruzados.
—Sí, pero esta vez es cierto. Mira. —Le muestra un contrato digital y un correo con fecha de entrega—. Firmado. Sellado. Legal. Todo eso.
Claire lo mira. Luego lo mira otra vez. La tensión entre ellos es como electricidad en el aire.
—¿Seremos vecinos? ¿Qué mierda te pasa?
—Quiero estar cerca de mi hija. No tiene nada que ver contigo… ni con tu maribobo, que no sabe que existe el periódico online y todavía compra esa mierda vieja y desfasada.
Luci suelta una carcajada atronadora. Kai, con su tono apacible, añade:
—Esta familia es muy divertida.
—Los odio, de verdad —murmuro, saliendo exasperada del comedor.
Subo las escaleras, pero no llego a mi habitación sola. Luci viene detrás de mí.
—¿Estás bien? —pregunta con voz bajita.
Me giro. No puedo evitar sonreír. Siento que me exploto por dentro.
—Estoy más que bien. ¡Ayer lo hice con Lev!
—¿Quéeeeee? ¿CómOOOOO?
—Bueno, no lo hicimos del todo porque no teníamos protección y luego Claire nos descubrió, pero igual fue… wow.
Luci se tapa la boca con las dos manos. Se tira sobre mi cama de rodillas, riendo como si no pudiera más.
—¡Con razón Lev estaba pálido esta mañana! Y Claire lo miraba como si quisiera meterlo en un congelador.
Yo me dejo caer junto a ella, bocabajo, abrazando la almohada.
—Quiero que estemos juntos. Bien esta vez. Pero conociendo a Lev, ya va a entrar en modo “no vamos a romper reglas” —lo imito con voz grave, fingiendo seriedad exagerada—. “No podemos arriesgar el entrenamiento, Anya. El control emocional es parte de la disciplina.”
Luci aplaude entre carcajadas.
—¡Lo imitas igualito! Ay no, no puedo más. Me muero.
—Ayúdame…
—Vale, vale, está bien. Tú vete a entrenar y Kai y yo armaremos un plan para que tú y Lev tengan una noche inolvidable.
Me siento de nuevo, con el corazón acelerado y los ojos brillantes.
—Te amooo. Gracias por apoyarme en mi locura.
—No es locura, es amor con temperatura.
Nos abrazamos.
Y entonces, por primera vez en días, siento que todo puede salir bien.
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POV: Dimitri
En el coche, camino al hielo – 10:12 a.m.
El motor suena suave, pero el silencio es denso. Miro de reojo a Lev. Tiene la mandíbula tensa, los brazos cruzados sobre el pecho. Va mirando por la ventana como si afuera hubiera respuestas.
Decido hablar.
—¿Anya y tú… formalizaron?
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Editado: 24.08.2025