Capitulo 19.
POV: Anya
Pista pública
La segunda ronda con Thiago ha terminado. El aplauso del público aún retumba en la pista, pero poco a poco las personas comienzan a dispersarse, algunas aún grabando. Ella sonríe, un gesto perfecto para la cámara, aunque por dentro… la adrenalina se disuelve y el corazón late por algo más profundo. Más inquietante.
Entonces lo ve.
Lev. De pie entre la gente, a unos metros. Con Honey a su lado. Mirándola como si el mundo acabara de declararle la guerra.
—Mierda… —susurra Anya.
—¿Qué pasa? —pregunta Thiago.
—Él vino.
Lev se acerca. Cada paso suyo es una descarga eléctrica. El aire se enfría. No hay prensa oficial, pero sí suficientes ojos. Ni Anya ni Lev pueden darse el lujo de un escándalo. Así que sonríen. Esa clase de sonrisa que se reserva para los funerales.
—Bonita presentación —dice Lev, con una cortesía falsa.
—Gracias. A la tuya le faltó alma —responde Anya, sin filtro.
—A la tuya le sobró show.
—Ese era el objetivo.
—Se notó. Casi me lo creo.
Silencio. Thiago y Honey observan con la tensión de quienes saben que están sobre hielo agrietado.
Entonces Honey interviene, con esa dulzura que nunca se calienta del todo:
—Nosotros solo vinimos a ver. El público parecía emocionado.
—Sí —añade Lev, sin apartar los ojos de Anya—. Aunque yo no vine solo a ver.
Ella entiende. La está provocando.
—¿Entonces a qué viniste?
—A recordarte lo que pasa cuando patinas con fuego.
(Lev lanza los guantes al hielo.)
—¿Bailamos?
Anya duda. Mira a Thiago. Él asiente.
—Hazlo —dice Thiago en voz baja—. Si te quema… que al menos valga la pena.
Anya patina hacia Lev.
Y entonces ocurre. Se miran. Se deslizan.
Y el mundo desaparece.
Los cuerpos se entienden sin palabras. Las manos rozan sin necesidad de contacto. Cada giro, cada cruce, cada sincronía, se siente como un eco de todo lo que no pueden decir. Es mágico. Innegable. Perfecto.
Hasta que él la toma por la cintura, la acerca.
—Anya…
—No lo hagas —susurra ella.
—¿No querías un villano? —le dice él, temblando—. Aquí estoy. Dispuesto a hacerlo todo mal por ti. Que se vayan todos a la mierda.
Ella lo mira. Sus ojos no tiemblan.
—No quiero que lo que sufrimos la primera vez que nos separamos haya sido en vano. Irás a las nacionales. Y yo también. Aunque sigamos en público con este maldito circo. Yo me rompí los pies por esta oportunidad, Lev. Y tú… tú naciste para esto. Así que aguanta la presión.
Se aleja de él suavemente, sin rabia. Y antes de irse, le lanza un guiño:
—El show debe continuar, Lev.
Lev se queda helado en mitad del hielo, respirando como si le hubieran arrancado el aire. Anya regresa con Thiago. Los cinco se acercan. El público aún está presente. No pueden permitirse un error.
Thiago pone su brazo alrededor de Anya, le murmura:
—Todo bien. Lo hiciste bien.
Lev está por patinarse… pero entonces siente unos brazos a su alrededor.
Honey. Patina hacia él. Y lo besa.
No sutil. Letal. Como si estuviera marcando territorio frente a cámaras invisibles.
Anya da un paso. Está a punto de separarlos, pero Thiago la sujeta del brazo.
—Después —dice en voz baja—. Ahora no. Hay demasiada gente.
---
POV: Dimitri
Sábado – Auto, luego casa
Conduzco sin saber a dónde mirar.
El volante cruje bajo la presión de mis manos. El asfalto pasa veloz, pero mi mente está estancada en una sola frase, una sola revelación, repetida como un eco brutal: “No fue la federación. Fui yo.”
Miróv.
Él los separó. Él. No los medios, no los rumores, no la federación. Él jugó con sus vidas.
Apreté los dientes. Me cuesta respirar. Pienso en Lev. En su mirada vacía cuando entrena con Honey. Pienso en Anya, en cómo lucha con la sonrisa puesta, como si no estuviera rota por dentro. Y ahora sé por qué.
Porque los rompieron. Deliberadamente. Porque alguien decidió que uno era fuego y el otro hielo. Y el fuego, según Miróv, no se controla.
Pero ¿desde cuándo el amor debe ser una estrategia? ¿Desde cuándo se entrena el corazón?
La casa aparece frente a mí antes de que me dé cuenta. Estaciono mal, sin mirar. Me bajo. Entro. Claire me recibe en el hall con una sonrisa:
—Tengo dos noticias. Una buena y una mala. La buena: Max se va mañana. La mala: va a ser nuestro nuevo vecino.
No contesto. No escuché ni la mitad. El corazón aún me retumba como tambor de guerra.
Claire me observa.
—¿Me estás escuchando?
La miro, serio.
—Tengo algo importante que decirte.
Ella palidece un poco. Su expresión cambia. Ah. Cree que ya sé lo de Anya y Lev. Se cruza de brazos. Suspira.
—Iba a contarte… pero estaba intentando… no sé, procesarlo primero. Yo… debía habértelo dicho.
Le frunzo el ceño, confuso.
—¿Ya lo sabías?
—Sí. Lo siento.
—¿Cómo no me lo dijiste?
—Porque recién me enteré ayer…
—¿¡Ayer!?
Me siento traicionado, aunque no por ella. Por el sistema. Por lo que le están haciendo a nuestros hijos.
Claire baja la voz, nerviosa:
—Los encontré con el condón y…
Me freno en seco. Parpadeo.
—¿Condón? ¿De qué estás hablando?
Nos miramos. Y entendemos. Manejamos secretos diferentes.
—¿De qué estás hablando tú? —pregunta Claire, ahora temblando un poco.
—¿Qué sabes tú?
—¿Tú qué sabes?
Nos quedamos un segundo en silencio. Y luego digo, exhalando con frustración:
—Dios… Anya y Lev van a matarnos.
Claire se agarra la cabeza.
—¿Qué hicieron ahora?
—Pon la tetera —digo, cerrando los ojos un segundo—. Tenemos que hablar.
---
POV: Lev
Pista pública –
El beso me quema en los labios como si me hubiera estrellado contra una pared de fuego. No es Anya. No es ella.
Me separo de Honey de inmediato, y lo primero que veo es su mirada. Anya. De pie al otro lado de la pista, congelada en mitad del movimiento, con los ojos abiertos como dagas, el cuerpo tenso, la mandíbula apretada. Me mira como si acabara de romper algo sagrado. Y lo hice.
#947 en Novela romántica
#389 en Chick lit
#22 en Joven Adulto
romanc problemas friends to lovers, #amor #amistad #newadult #rivalstolovers, patinajesobrehielo
Editado: 11.08.2025